Cortometrajes de grandes cineastas

Al cortometraje comúnmente se le relaciona con los primeros pasos de la realización, y también se suele reducir su importancia a un experimento que a la distancia resulta curioso observar por la figura que el autor representa en la actualidad. Sin embargo, no siempre resulta una convención en los inicios de los cineastas ni responde a un mero ejercicio de prueba de las habilidades cinematográficas, tal como lo demuestran los siguientes títulos, los cuales abordan una variedad de temáticas y representan diversas formas de realización:
Réponse de femmes: Notre corps, notre sexe (Agnès Varda, 1975)
La cineasta francesa dirige la cámara a una variedad de rostros de mujeres, de diferentes edades y físico, pero con algo en común: una voz que exige a la sociedad abandonar la visión que reduce al cuerpo femenino a un objeto de consumo. Son mujeres que nos orillan a reflexionar sobre cuestiones como la maternidad y las contradicciones en las que se basa la idea del cuerpo perfecto. Es un grito feminista que todavía cuatro décadas después, desafortunadamente, resulta necesario.
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El año de su realización fue designado como el Año Internacional de la Mujer, por lo que el canal francés Antenne 2 convocó a cineastas a la realización de un cortometraje, en este caso un agit-prop, que partiera de la pregunta ¿Qué es ser mujer?.
Hotel Chevalier (Wes Anderson, 2007)
En la convención visual que distingue su trabajo, una paleta de colores casi monocromática, uso de planos estáticos, paneos y ocasionalmente una óptica anamórfica, el director nos introduce en una atmósfera impregnada por el deseo del reencuentro de dos amantes. En un cuarto de un hotel parisino, Anderson logra exaltar la intimidad de dos personas, de quienes poco sabemos pero mucho es lo que sentimos.
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El misterio es el gancho en este cortometraje, en el que la música de Peter Sarstedt explota la fugacidad e intensidad de esta cita, en la que la aparente resistencia del personaje que interpreta Jason Schwartzman y la seguridad de ella (Natalie Portman), crean una mancuerna que mantiene la atención hasta el final. El relato gira en torno al lazo, quizá, inquebrantable que hay entre dos personas. Con un final abierto, Anderson afirma una vez más una pulcra estética, la imposibilidad y la potencia del amor.
Victoria para Chino (Cary Fukunaga, 2005)
En su segundo cortometraje, galardonado en el Festival de Cine de Sundance, Fukunaga logra condensar la desesperación y claustrofobia a partir de la travesía de un grupo de migrantes que parte de la frontera de México con destino a Estados Unidos. El cineasta explora las más incómodas sensaciones físicas que experimenta el grupo al permanecer encerrados en la parte trasera de un trailer. Mediante una tragedia, Fukunaga revela una problemática social y económica que sigue afectando a la población mexicana.
The big shave (Martin Scorsese, 1967)
En las paredes de un baño y con sólo un personaje que no emite palabra alguna, Scorsese logra sumergir al espectador en un vaivén de sensaciones que deriva en una profunda inquietud, y reflexión, respecto al dolor.
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La pulcritud de los planos iniciales se verá transformada por la ansiedad del personaje que lo orilla a un acto de violencia. Se trata de un cortometraje que Martin Scorsese realizó como proyecto final de la clase de cine en la Universidad de Nueva York, con el cual demuestra lo punzante que con pocos elementos una historia puede llegar a ser.
Leticia Arredondo
Cofundadora y editora de ZOOM F7. Escribo sobre cine y fotografía
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