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X: la versión de Ti West del slasher | Crítica

X Ti West Movie Película Terror

Un aspirante a cineasta y un grupo de misfits coinciden en el proyecto de realizar una película porno, para lo cual logran conseguir en renta una pequeña cabaña en una región apartada de Texas. Comienzan a grabar las secuencias, sin embargo, todo se saldrá de control cuando sean descubiertos por el par de ancianos arrendatarios del lugar, situación que los pondrá súbitamente en una lucha encarnizada por sus vidas.

Bajo esta premisa, Ti West —alabado director de cine de terror— entrega su más reciente película, titulada X. West ha sido director de diversas series de televisión y largometrajes, entre los que destacan The House of the Devil (2009), The Innkeepers The Sacrament (2013), cintas con las que ha sido nominado en distintos festivales independientes como SXSW, Fangoria Chainsaw Awards, entre otros. Con X, el cineasta se mantiene fiel a su estilo de homenajear o referir a películas icónicas del género de manera muy personal y sin grandes pretensiones.

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El referente obligado (y obvio) de esta nueva entrega es La masacre de Texas (Tobe Hooper, 1974), considerada como la obra más representativa del slasher. A simple vista, la película de Ti West parece pertenecer al subgénero al recurrir a los tópicos más representativos, desde el asesino deforme en busca de venganza, el empleo de diversas armas para el asesinato —casi todas con el elemento punzocortante—, el grupo de “adolescentes” en peligro e incomunicados, hasta la final girl. Sin embargo, el director demuestra su amplio dominio del slasher y reinterpreta a sus elementos para darles otra tonalidad.

En esta película el asesino busca venganza sobre aquellos que le han provocado una humillación. Los jóvenes actores de porno le han recordado a la asesina su condición impedida de vida sexual, así como su extinta juventud, sin embargo, esta vez el asesino no es anónimo ni mucho menos deforme. ¿Podría nuestra época entender a la vejez como una especie de humillación y deformidad? En ese sentido, no se trata de la única película contemporánea que se nutre del miedo a la vejez; ahí está Relic (2020) de Natalie Erika James, Old (2021) de M. Night Shyamalan o La abuela (2022) de Paco Plaza, sólo por mencionar algunas.

Otro elemento del slasher con el que juega Ti West es con la categorización moral de los personajes, pues el único sobreviviente es el que se muestra más corrupto moralmente hablando. Maxine (Mia Goth) no es sólo el personaje con mayores perversiones, sino que no parece estar consciente de ellas; es la chica que explota su sexualidad, y que además consume drogas. Si X fuera un slasher tradicional ella debería ser la primera en morir a manos del asesino, por el contrario, su primera víctima es RJ (Owen Campbell), el cineasta amateur —y hasta cierto punto mojigato— quien insiste en que su cine es arte y que es posible hacer una película porno de buen gusto. Además, es curioso que el director lo utiliza para hablar del momento histórico que está pasando el cine en la época en que se sitúa la película: están por iniciar los ochenta y la explosión del homevideo y todo lo que ello traería consigo. Mientras RJ juega a ser cineasta, la otra actriz porno,  Bobby-Lynne (Brittany Snow), le da un consejo de cómo emplazar su cámara en la toma que está realizando en la gasolinera: llegó el momento de que cualquiera pueda emplazar la cámara, de que cualquiera pueda hacer cine.

Por otro lado Lorraine (Jenna Ortega), quien en un principio es presentada como la final girl, en realidad termina por corromperse a la mitad del filme, y no sólo eso, sino que en vez de ser perseguida de manera pasiva, contrataca y se defiende.

X Ti West crítica
Ti West utiliza su cámara de manera inteligente para mostrar u ocultar aspectos interesantes de la historia, además homenajear a las películas que seguramente lo forjaron como cineasta del género. La fotografía que se asemeja a la de La masacre de Texas, la casona con la anciana oculta de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1962) y la persecución a través de una puerta con un hacha de El resplandor (Stanley Kubrick, 1980). También están las picadas y contrapicadas para revelar partes físicas de su protagonista —emulando al soft-porn, y quizá el más curioso de sus recursos— y el cambio de formato de 4:6 a 16:9. Con esto último parece estar jugando con la contraposición del Eros y el Tanatos propuesta por Freud; muestra al espectador las escenas del cine porno a través de la cámara de RJ en 4:6 para súbitamente cambiar a 16:9 con alguna imagen que aterroriza, como el cuerpo desnudo de los ancianos o algún otro desmembrado.

Si bien este director no es el primero que juega con las convenciones clásicas del slasher, sí parece que lo intenta sin querer cambiar lo que el subgénero es en esencia. Rob Zombie lo hizo ya con su House of 1000 Corpses (2004), sin embargo, su intención fue siempre satirizar al género y no reformularlo. X sí logra una reformulación del clásico slasher, pero no intenta pautar la manera en que se debería hacer este cine de ahora en adelante, sino que presenta su forma de entenderlo. Ninguno de sus elementos parece ser gratuito, y la película deja la puerta abierta para una precuela que, al parecer, se grabó de manera simultánea. Sin duda es una entrega terror que se presta a diversas lecturas y que vale la pena ser vista tanto por los amantes del género como por los nuevos adeptos.

Tráiler de X de Ti West 

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