Saltar al contenido

Veneno para las hadas: la fantasía como refugio

venenohadas3

gerardo 1

Las brujas lo pueden todo […]Las brujas tienen que ser malas. Yo quiero ser la más mala de todas.

-Verónica

Al cine de terror se le ningunea, es ignorado en festivales internacionales a no ser éstos especializados, sin embargo es por mucho el más constante y sin lugar a dudas atrae la atención de un gran número de aficionados que abarrotan las salas con el único afán de asustarse ante lo extraño. El espectador es adicto al miedo, le apasiona y al mismo tiempo le libera.

México no es la excepción, ha heredado algunos filmes a la cinematografía mundial que mejoran con el tiempo, incluso tuvo una época dorada comandada por uno de los cineastas más brillantes del género: Carlos Enrique Taboada, genio de la imagen sencilla y pulcra pero no por ello carente de complejidad.

VENENOHADAS3

Durante varias décadas legó una tetralogía con un sello de autoría innegable: Hasta el viento tiene miedo (1968), El libro de piedra (1968), Más negro que la noche (1975) y Veneno para las Hadas (1984), pilares de una filmografía vasta, caracterizada por la limpieza de la imagen, el artífice del cuento y un amor profundo por el suspenso.

Te puede interesar: Hasta el viento tiene miedo, clásico del cine de terror mexicano

La última de sus obras inquieta por los personajes protagónicos, Veneno para las Hadas narra la historia de Flavia y Verónica, compañeras de primaria con formaciones muy distintas, la primera rígida, conservadora y dócil; la segunda es una mística juguetona e imaginativa. Éste es, el primer dilema planteado por el director. ¿Hay villanos en la película o se trata sólo de un juego llevado a lo más extremo? Verónica, huérfana solitaria, es educada por su nana, mujer que le inculca una obsesión por las brujas al grado de que la niña les considera heroínas. Flavia les teme, es incapaz de comprender y fantasear, hecho que traerá hacia la conclusión del filme acontecimientos brutales.

VENENOHADAS1

¿Las niñas son enteramente responsables de sus actos, o sólo son un resultado del contexto que les rodea? El punto de vista a través del cual se narra la historia es quizá uno de los elementos dramáticos más importantes y Taboada lo comprende a la perfección, las pequeñas son el ojo del espectador y por lo tanto, los adultos son pretexto: se les mira en fragmentos o detrás de los muebles. El rostro sólo es perceptible cuando ocurre la tragedia, cuando el evento se vuelve traumático y no hay marcha atrás, en un mundo así, la fantasía es refugio, realidad.

Te puede interesar: La última película de Taboada, “el duque del terror”

Otro elemento destacable es el manejo del sonido, los diálogos están doblados en su totalidad lo cual le da a la cinta una sensación de artificialidad, esto contribuye a sumergirnos en la lógica del cuento, aunado a una paleta de colores que bien podría pertenecer a un viejo libro ilustrado. Las actuaciones sufren por planas o porque se asemejan a las interpretaciones televisivas, empero destaca el trabajo de Ana Patricia Rojo quien desarrolla a la perfección a una Verónica obsesionada (personaje que le valió una nominación al Ariel).

El mayor atributo de la obra es su capacidad para involucrar al espectador como parte de la trama, es decir, que sea consciente y al mismo tiempo pueda crear todo lo que se halla incompleto. ¿Cómo son los adultos a quienes no miramos? ¿Qué sucedió con Verónica mientras Flavia le contemplaba? ¿Cuáles serán las consecuencias de aquel trágico final? ¿Cómo evolucionará el personaje de Flavia? Todo ello queda a la imaginación del público quien debe cerrar el círculo.

Aun con sus atributos, Carlos Enrique Taboada es el crítico más férreo, “es una película para mi gusto frustrada por economía”, quizá la carencia de recursos es lo que mantiene a la obra con esa vitalidad, las resoluciones que tuvo su creador para salir avante son las preguntas que nos hacemos hoy en día, a veces no tener aquello que deseamos nos lo da todo.

Gerardo Herrera

Guionista, cofundador y editor de Zoom F7

Deja un comentario