Permanencia Voluntaria: la memoria del cine mexicano popular

“Disculpe usted, esto no es una funeraria”. Así indica el curioso cartel colocado afuera de la bodega que alberga al archivo cinematográfico Permanencia Voluntaria ubicado en Tepoztlán, Morelos. Parece contarnos todos sus ideales y el amor por la preservación de materiales fílmicos que pertenecen a la historia nacional. Proclama: esto no está muerto, esto pervive para el futuro.
El proyecto Permanencia Voluntaria Archivo Cinematográfico es dirigido por Viviana García Besné. Su objetivo principal es rescatar, preservar y restaurar el cine popular de la historia cinematográfica de México. Películas de luchadores, rumberas, monstruos, fantasmas, ficheras…toda la imaginación de una época de nuestro país que, sin embargo, la crítica ha denostado como el declive de la industria nacional a mediados del siglo pasado.
García Besné es descendiente de los Calderón, familia que se encargó de la distribución de cine mexicano en la frontera y en ciudades de Estados Unidos desde los años 20. Abrieron cines en Chihuahua, Ciudad Juárez y El Paso. Además, fundaron compañías productoras como Azteca Films y, posteriormente, Cinematográfica Calderón, dirigida por los hermanos José Luis y Guillermo, quienes produjeron cine mexicano desde los años 50 y popularizaron los géneros más denigrados por la crítica.
Dichas producciones, como La momia azteca (1957), Las luchadoras contra la momia (1965) y Muñecos infernales (1961), dieron la fama de inmoral a la familia Calderón, sin embargo, es un hecho que eran apreciadas por el público. García Besné plasmó toda esta historia en su documental Perdida de 2009.
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Este antecedente pesaba de forma significativa en la directora cuando tuvo intenciones de estudiar y dedicarse al cine. En una charla con Roberto Fiesco para TV UNAM cuenta que cuando tuvo una entrevista para su ingreso al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) le dijeron que nunca podría entrar porque su familia había hecho una desgracia para el cine mexicano. Evidentemente, quedó decepcionada, pero con el ímpetu de luchar por la preservación del cine que estaba en sus manos.
Entonces, comenzó a organizar los materiales encontrados en una casa de los Calderón a punto de ser derrumbada. Cuando fundó Permanencia Voluntaria en 2012 no sólo se encargó de resguardar este archivo familiar, sino que empezó a visitar colecciones personales y abandonadas para agregarlas a esta memoria cinematográfica. Por cierto, en una de esas colecciones encontró el nitrato original de El fantasma del convento (1934), de Fernando de Fuentes.
En búsqueda de alianzas
Cuando se inició el proyecto de Permanencia Voluntaria, su fundadora intentó que la colección familiar fuera resguardada por alguna institución como la Cineteca Nacional o la Filmoteca de la UNAM, sin embargo, percibió la misma actitud clasista de la crítica cinematográfica: esto no vale la pena, sería mejor borrarlo de la historia. Por ello los esfuerzos fueron aun mayores y requirió de más aliados para lograr la preservación adecuada de estos materiales. No obstante, la tragedia hizo más difícil continuar con su iniciativa.
El sismo del 19 de septiembre de 2017 provocó grandes pérdidas para Permanencia Voluntaria, pues su ubicación se encontraba justo en el epicentro. García Besné calcula que entre 250 y 380 cintas se perdieron o sufrieron daños graves. Esta situación dejó en evidencia la fragilidad de su labor y la necesidad de esforzarse cada vez más para rescatar esas memorias.
A pesar de la desgracia, encontró un aliado imprevisto. Por esas fechas Tim Burton visitaba México para inaugurar una exposición sobre su obra en el Museo Franz Meyer. García Besné lo contactó para invitarlo a revisar el archivo y Burton aceptó; vio películas del Santo, pósters, se maravilló con los materiales resguardados y le ofreció ayuda para poder continuar con el proyecto.
Junto a Burton se han sumado más instituciones y cineastas que apoyan en la restauración y digitalización de las películas, mayormente organizaciones extranjeras. La encargada de Permanencia Voluntaria relata que cuando tuvo que sacar de la Filmoteca de la UNAM su colección de 600 latas de nitratos tuvo la fortuna de obtener un acuerdo con la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) para resguardarlas. Sin embargo, el traslado de nitratos por la frontera es un proceso largo y costoso, por ello tuvo que eludir los caminos legales y prácticamente contrabandear los nitratos para cruzar hacia el archivo de esta universidad.
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Ubi sunt
En entrevista con Rafael Paz para Gaceta UNAM, García Besné comenta lo siguiente hablando sobre la restauración de las dos primeras películas del Santo:
“Estoy muy contenta de este primer paso de restaurar cine popular, tengo el objetivo de poder restaurar por lo menos una película al año porque no lo hará ninguna institución. Si preguntas en otro lado y ves lo que han restaurado en los últimos seis años, no está, ni estará, en sus proyectos de restauración el cine popular”.
Con esto podemos preguntarnos y tratar de imaginar cuánto cine popular mexicano dejó de existir para siempre, cuántas películas jamás serán encontradas por Permanencia Voluntaria ni por ningún otro proyecto como este porque ya han sido totalmente destruidas. ¿A dónde habrán ido tantas historias?
El manifiesto de Missing Movies —otra iniciativa encaminada a objetivos similares a los de García Besné— evidencia un problema provocado por la forma del consumo de cine actualmente: “A la audiencia se le ha dicho que el streaming ha hecho accesible la historia entera del cine por una simple tarifa de suscripción —o al menos un par de docenas de suscripciones. Esto no es verdad”. La disponibilidad de abrir nuestra plataforma favorita en la televisión o en el teléfono a veces puede darnos la idea de que la totalidad de las obras cinematográficas está contenida en ese puñado de apps. Más allá de eso no existe otra cosa, o puede no existir y nadie dirá nada.
Permanencia Voluntaria se dispone a combatir a esta apatía, al desinterés de las instituciones culturales de nuestro país y a la crítica cinematográfica que aún concibe una alta y una baja cultura. Es un trabajo exhaustivo, costoso, luchar contra el tiempo que lo devora todo. A pesar de estos obstáculos, este tipo de proyectos busca rescatar cintas del pasado antes de que desaparezcan por completo y tengamos que recurrir a un “Ubi sunt” para preguntarnos: ¿a dónde han ido aquellas películas que un día estuvieron y ya no están?
¿Y México?
Es importante destacar que la gran mayoría de apoyos para Permanencia Voluntaria han sido de organizaciones extranjeras como la UCLA Film & Television Archive, The Academy Film Archive, The Hollywood Archive, The Film Foundation del World Cinema Project e incluso llegó a involucrarse la George Lucas Family Foundation. Por supuesto, hubo ayuda de la Filmoteca UNAM y de fondos nacionales como Focine Archivo, pero en gran medida proviene de fuera. ¿Por qué sucede esto?
Un caso memorable fue la intervención del cineasta danés Nicolas Winding Refn, a través de su proyecto byNWR, en la restauración de las dos primeras películas del Santo: Santo vs Hombres Infernales (1961) y Santo vs El Cerebro del Mal (1961). García Besné deseaba concretar este proyecto para el centenario del Enmascarado de Plata en septiembre de 2017, pero nunca encontró el apoyo en México. Gracias al director de Drive (2011), en conjunto con The Hollywood Archive, la primera película del ícono popular mexicano tuvo una nueva vida en 4K.
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Por otro lado, justamente durante la proyección de esta primera película restaurada en la edición 2017 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), el mismo director de la Cineteca Nacional, Alejandro Pelayo, comentó a Revés Online que este tipo de cine no es relevante en términos artísticos ni culturales, sino solamente en términos comerciales y de cultura popular. Entre otros comentarios en este mismo tenor, destaca el siguiente:
“El del Santo es cine popular y no marcó ningún hito; es decir, las luchas siempre fueron muy populares, creo que comenzaron en la Arena México, pero esas películas se realizaron principalmente en los sesenta, una década muy mala para el cine mexicano. No desconozco su importancia, pero no es una importancia que tenga que ver con el cine de calidad. No tiene que ver con el cine que promueve la Cineteca, es uno que tuvo mucho éxito, pero no deja de ser un cine comercial y de mala calidad; vamos, ¡se veían los alambritos!, entonces es un cine que ni siquiera podemos tomar en serio”.
Junto a esto, García Besné señala que incluso la mayoría de las personas que escriben sobre cine de luchadores son provenientes de Europa, Asia o Norteamérica. Estas declaraciones de una figura de tal relevancia como Pelayo evidencian los impedimentos a los que se enfrenta un proyecto como Permanencia Voluntaria, y con esto es fácil comprender por qué la ayuda procede de otros países.
Po otra parte, Roberto Fiesco pregunta a García Besné cómo se siente respecto a esta insensibilidad y ella parece haber superado un resentimiento que sería bastante válido. Entiende que tal vez en México hay otras prioridades y los fondos públicos pueden emplearse en asuntos más urgentes. Si las manos vienen de fuera no importa mientras quieran ayudar. Concluye la directora:
“Esto hace que pasemos de ser mexicanos a ser gente que disfruta el cine. En el fondo eso es lo que queremos, o sea, ser individuos que nos encontramos con otra gente que tiene nuestras mismas pasiones y que podemos disfrutar de una experiencia colectiva.”
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Édgar Rodríguez López Ver todo
Édgar Rodríguez López (Chihuahua, 1997). Ha publicado cuento y ensayo en revistas digitales como Marabunta, La Colmena, Tintero Blanco y Tenso Diagonal. Admirador de lo fantástico y las historias de la infancia.
Instagram: @edgaryep