Saltar al contenido

Una mirada al cine Céline Sciamma

celine sciamma analisis

Por: Diana Mendoza

Hablar sobre cuatro largometrajes dirigidos por Céline Sciamma en realidad es hablar de su filmografía entera. Entiendo que para referir un estilo autoral se requiere tal vez de una obra más extensa, sin embargo (aprovechando que próximamente se estrenará su quinto largometraje, Petite maman) abordo en este texto su trabajo no como significado de su consolidación como artista, sino en su progresión paulatina hacia ese camino.

Lo personal en el cine de Céline Sciamma

La cineasta ha configurado y deconstruido una forma narrativa y visual —lograda gracias al trabajo en conjunto con las cinefotógrafas Crystel Fournier, Claire Mathon y Para One—en cada una de sus películas, en las cuales el deseo y la mirada como elementos primordiales aportan dimensión a su obra. 

Su cine retrata personajes honestos en historias que resultan íntimas debido a que algunos elementos se conectan con su vida personal: los suburbios donde creció lejos de las calles de París, el gusto por los musicales influenciada por su abuela y su fascinación por los autores clásicos de la literatura francesa como Flaubert, Balzac y Zolá.

Te puede interesar: Hélène Delmaire, la artista detrás de Retrato de una mujer en llamas

Para Céline Sciamma el cine consiste en compartir experiencias y plasmarlas en la pantalla; desde su trinchera, ella externa sus inquietudes sobre la feminidad y la masculinidad, sobre el deseo y el amor sin denigrar a quienes protagonizan sus historias. 

A continuación una revisión a los largometrajes dirigidos por Céline Sciamma

Water lilies (2007)

water lilies celine sciamma 1
Water lilies

Desde su ópera prima, la cineasta dejó en claro los temas que identificarían el resto de su filmografía. El interés por explorar el coming of age comienza con la historia de Marie, una chica de 15 años que se enamora de Floriane, la popular integrante del equipo de nado sincronizado ubicado en un pequeño suburbio de Francia. Con su mejor amiga, Anne, experimenta los cambios que la adolescencia traen consigo; los juegos infantiles quedan relegados por los conflictos amorosos.

Uno de los elementos que se ha vuelto recurrente en el cine de la directora francesa es la importancia que la mirada tiene en sus protagonistas, en este caso funciona como el descubrimiento del primer amor y del despertar sexual. Es a partir de éste que Sciamma aprovecha el personaje de Anne y Floriane interpretada por Adéle Haenel en su segundo largometraje para explorar las situaciones bochornosas o de críticas y prejuicios  que son expuestas las chicas por el simple hecho de disfrutar de su sexualidad.

La inquietud de la directora por crear más historias bajo una visión feminista sería una constante a partir de su debut cinematográfico. En Water Lilies lo hace a través de la crítica hacia la sociedad conservadora y tradicional.

Tomboy (2011)

Tomboy Celine Sciamma
Tomboy

Laure (Zoé Héran), niña de 10 años, se muda con su familia a un suburbio en las afueras de París. La chica aprovecha la oportunidad para cambiar su identidad por la de Michael, un niño a quien le gusta jugar con sus nuevos vecinos fútbol y pasar tiempo con Lisa, chica que comienza a interesarse en él.

Al recordar la mirada como eje principal en su filmografía, en la historia de Michael funciona como descubrimiento de su propio cuerpo; a través de los espejos que lo enfrentan cara a cara con su existencia, descubre que él no se siente a gusto viviendo dentro del cuerpo de Laure, por eso continúa con el juego de ser otra persona.

En Tomboy, al igual que en su anterior trabajo, la visión de los adultos no es relevante (e inclusive su presencia es poca o nula), pues la cineasta está interesada en reinterpretar el mundo bajo los ojos de personajes jóvenes que aún no están viciados con reglas morales ni con culpas. La inocencia de “pretender ser” un chico sin pensar en los “problemas” que seguirán a esa situación le permite al protagonista liberarse.

Ante las pocas historias que apenas se descubrían en el cine sobre personajes trans, y más aun sobre hombres trans Una mujer fantástica (Sebastián Lelio, 2017), Laurence anyways (Xavier Dolan, 2012), Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999) la directora plantea que la identidad de género es algo tan impreciso como una pintura abstracta: puede existir sin forma alguna y aún así significar algo.

Girlhood (2014)

Girlhood Céline Sciamma
Girlhood

Otro elemento a resaltar en el trabajo de Sciamma es que todos sus protagonistas son mujeres, lo cual refleja una fuerte convicción de crear más historias enfocadas personajes femeninos dirigidos y escritos por mujeres; una visión que entienda los ambientes, angustias e inquietudes que existen a nuestro alrededor.

La última película que conforma su trilogía sobre la madurez se enfoca en un grupo de chicas pertenecientes a un suburbio de clase baja en París: Lady, Fily, Adiatou y Marieme, la protagonista. Con 16 años, la chica está a cargo de sus dos hermanas, mientras su madre trabaja a marchas forzadas en el departamento de limpieza en un hotel de la ciudad. Sus calificaciones son bajas, por lo que no podrá acceder a seguir estudiando la secundaria. Y el barrio en el que vive está dominado por el tráfico de drogas y liderado por pandilleros que sólo acosan a las chicas que viven cerca.

El escape del ambiente opresivo lo encuentra en sus amigas, pero las circunstancias la llevan a separarse de ellas para escapar de ahí. Por primera vez, la autora se enfoca en la población afro-europea que habita en Francia; retrata las dificultades económicas y sociales que atraviesan dentro de un país que los ha oprimido históricamente en esto guarda similitudes con Claire Denis aunque sus inquietudes se dirigen en caminos diferentes.

Dentro del contexto, la mirada del directora se posiciona en las mujeres que son doblemente reprimidas, pues en un mundo de hombres nosotras no podemos ni siquiera disfrutar de perder el tiempo en un videojuego, como lo intentó la protagonista, quien posteriormente es golpeada por su primo. Marieme lucha por no convertirse simplemente en una esposa y luego una madre (lo que la sociedad espera de una chica); aunque no tiene bien claro cuáles son sus metas y convicciones quiere buscarlas sin tener que depender de nadie. La cineasta repite que, sin importar clase social ni raza, las mujeres siempre tendrán que cumplir con las reglas que dictan las tradiciones patriarcales: si te casas eres respetable, sino eres juzgada y excluida.

A pesar de lo negativo, el relato encuentra tiempo para plasmar la sororidad entre la pandilla de las chicas y las hermanas: todas están atrapadas en ese ambiente, pero no significa que solas. El canto y la música de nuevo realizada por el artista conocido por su seudónimo como Para One vuelve a significar la libertad que experimentan los personajes aunque sea por unos instantes.

Retrato de una mujer en llamas (2019)

retrato de una mujer en llamas pelicula
Retrato de una mujer en llamas

 Aunque sean cuatro las películas que conforman su carrera  próximamente cinco con el estreno de Petite maman  en su forma puede develarse a una cineasta que ha ido perfeccionando su estilo, la prueba definitiva (si acaso se necesitaba alguna) llegó con este título, en el que cada elemento ya presente en sus anteriores largometrajes se ejecutan con elegancia. El hecho habla de la sutileza que la guionista adquirió con el paso del tiempo.

La realizadora se atreve a utilizar de manera recurrente los primeros planos y  contra planos para construir el ambiente íntimo, y por primera vez recurre a actores profesionales, quienes lograron expresar con la mirada lo que no se dice con las palabras.

En esta reciente entrega, Marianne, una pintora de finales del siglo XVIII, llega a una isla en la costa francesa para retratar el rostro de Héloïse sin que ella lo sepa. La pintura será entregada a su prometido, quien luego de admirarla, decidirá si la boda se efectúa o no.

Te puede interesar: Mujeres pioneras en la edición cinematográfica 

El contexto de represión está de fondo (el suicidio de un personaje es provocado por ese ambiente que también condena a la protagonista) pues el principal foco de atención resulta la construcción de una historia de amor más apegada a la visión que la cineasta tiene al respecto; sin poseer ni reprimir, mucho menos desdibujar la identidad de la otra persona.

Aquí vuelve a poner la mirada como elemento narrativo. El significado se vuelve más complejo, y es a través de ella que las protagonistas se enamoran, sin embargo, su importancia va más allá de lo romántico: la vista se utiliza como medio para descubrir la identidad de la otra persona sin idealizarla.

Con Retrato de una mujer en llamas, Céline Sciamma llegó a un punto alto de su filmografía; analizando su corta pero efectiva carrera, se nota la visión de una cineasta consciente del lugar en el que se encuentra y la realidad que vive.

Categorías

Noticias

Etiquetas

Deja un comentario