“No hay película chica o grande, todas te requieren en la misma forma”: Angélica Ramírez

Imagen destacada: Facebook Festival Internacional de Cine de Los Cabos
Por: Cuauhtémoc Juárez Pillado (@cuaupillado)
La vida de Angélica Ramírez Carreón (México, 1979) ha estado siempre atada al cine: desde niña le gustaba mucho ir a ver una película y clavarse pensando en lo que había visto, el cómo la hacía sentir; así, el cine se volvió un medio muy personal para ella. La experiencia era tan necesaria que podía aventarse hasta cinco funciones seguidas. Se sentía rara si no acudía en algún día de la semana.
La anécdota se ve reflejada en su carrera profesional de más dos décadas de trayectoria. Angélica se ha desarrollado en diferentes ramas de la realización audiovisual, lo que le ha permitido conocer a detalle las necesidades y áreas de oportunidad de cada proyecto, desde su escritura hasta su producción.
Angélica entra en 2004 al Instituto Mexicano de la Cinematografía (IMCINE) como investigadora en el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE), asistente de la Dirección de Apoyo a la Producción Cinematográfica y Jefa de Contenidos del Programa de Estímulo a Creadores Cinematográficos de la institución, donde llegaría a coordinar el perfeccionamiento de más de 300 guiones cinematográficos, entre otros proyectos.
A su salida del IMCINE funda la compañía productora D-Raíz Producciones, enfocada a servicios de producción, asesoría de guiones y en desarrollo de carpetas. Ok, está bien… (Gabriela Sandoval, 2018), Observar las aves (Andrea Martínez Crowther, 2019), Love Me Not (Lluís Miñarro, 2019) y Vergüenza (Miguel Salgado, 2020) son algunos de los proyectos que ha producido (o siguen en desarrollo) y que se han presentado en diferentes festivales y muestras de cine, tanto nacionales e internacionales.
Sin embargo, esta destacada trayectoria pudo haber sido distinta, ya que sus primeros trabajos fueron en la radiodifusión. Inspirada por el trabajo de Alejandro González Iñárritu en WFM, Angélica decidió dar sus primeros pasos en este medio.
“Desde los últimos semestres de la carrera (Comunicación y Periodismo en la UNAM) yo ya trabajaba en radio. Trabajé en Grupo Radio Centro y daba pequeñas notas, luego fui productora de un programa de radio de deportes; cubría notas deportivas. Trabajé muchos años pero a la par seguía esta necesidad de estar en el cine. Entonces tuve una secuela de estrés, me dio una pequeña parálisis a mis 24 años, dejé todo y me fui a la playa a relajarme un poco. Allá me invitaron a ser locutora de una estación de radio y seguí con las cuestiones de radiodifusión hasta que dejé eso y me dije «lo que quiero es hacer cine”.
Los inicios en IMCINE
“Yo llegué al IMCINE y empecé a trabajar con Víctor Ugalde como investigadora en FIDECINE; en ese entonces tenía un año de creación, era muy joven el fondo. Estuvo súper bien porque fue iniciar con todas las reglas de operación del fondo y meterme de manera estadística. Hacía todos los análisis de las producciones, cómo les iba en taquilla, cuántas copias habían salido y se hacía todo un medidor”.
La convocatoria pública del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), destinado a la producción, postproducción, distribución y exhibición de largometrajes de ficción o animación por medio de inversión de capital de riesgo y/o la prestación de créditos, inició operaciones en 2002. El martes 7 de octubre del 2020 se aprobó en la Cámara de diputados la extinción de 109 fideicomisos, entre ellos el Fidecine. La iniciativa, presentada el 21 de mayo por el grupo parlamentario de Morena, buscaba “eliminar la opacidad y discrecionalidad en el uso de recursos públicos y fomentar la transparencia”.
“En su momento FIDECINE vino a equilibrar lo que se hacía porque ya existían más recursos para producir más películas”, expresa Angélica, con quien conversamos previamente a la extinción de tal fideicomiso. “Había una mayor posibilidad de tener financiamientos. Eso fue muy bueno, sin duda, pero el momento donde nuevamente vino un repunte y creció mucho la producción de cine fue a partir del Estímulo Fiscal (Eficine 189) porque como hubo una mayor concentración de recursos, se producían entonces 90-100 películas al año y eso fue increíble”.
El Eficine 189 es un estímulo fiscal establecido con el objetivo de apoyar la producción, postproducción y distribución de largometrajes de ficción, animación y documental. Por medio de éste, los contribuyentes que aporten monetariamente a proyectos cinematográficos en México pueden obtener un crédito fiscal equivalente al monto de su aportación para ejercerlo contra el Impuesto Sobre la Renta (ISR) que generen a partir del ejercicio en el que se determine dicho crédito. A diferencia de los fideicomisos para cine, el Eficine continuará con sus dos convocatorias anuales, tanto para la producción como la distribución de largometrajes.
Tender puentes para crear caminos
En 2009 Angélica es nombrada Jefa de Contenidos del Programa de Estímulo a Creadores Cinematográficos del IMCINE, donde llegaría a participar en el perfeccionamiento de más de 300 guiones, en los cuáles ella percibía una serie de cuestiones. “Había muchas historias frescas y muy honestas, pero sólo se quedaban en una experiencia, no lograban ser una película. También se veía una falta de profesionalización ya que los formatos no estaban correctos, tenían hojas eternas de diálogos, no estaba cuidado el ritmo y la estructura, etcétera. Por lo tanto la demanda de proyectos que participaban era muy alta pero sólo algunos tenían una calidad en el formato y al final quedaban muy pocos proyectos”, comenta.
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Para la entrevistada, la fortaleza de este programa es que era muy importante para el desarrollo de gente que no había estudiado cine. “Había proyectos que si bien no estaban del todo bien escritos, este programa servía de puente para los que tuvieran una buena idea y quisieran perfeccionarla. Se implementaron talleres, se otorgaba un premio económico y también se les daba un taller impartido por guionistas activos para mejorar la historia. Eso era fabuloso porque terminaban siendo historias bastante viables y factibles, lo que permitía al guionista abrirse camino”.
Durante siete años a cargo del programa, Angélica procuró que los proyectos fueran evaluados por un jurado con mentalidades frescas y diferentes perfiles; esto hacía que se seleccionaran proyectos muy variados. “No queríamos cosas perfectas porque para eso se les iban a dar talleres, sino más bien en donde vieran o sintieran que había un autor que quería contar algo y si lo que quería contar se podía seguir desarrollando. Ganaban cosas muy diversas y siempre fue por consenso, nunca fue que alguien lo decidiera, se hacía una evaluación y una deliberación”, aclara quien durante su gestión vio a ganadores con todo tipo de historias y profesiones. “Mientras yo estuve allí pocos eran cineastas: ganó un físico, ganó un matemático, un abogado, un arquitecto, ingenieros, comunicólogos también”.
“Algo que me parece muy valioso es que la historia se comparta conmigo también. ¿En qué sentido? No es lo mismo leer un guion en una sentada, que lo tienes y notas un ritmo increíble, lo terminas y sabes que allí hay una historia. Es muy diferente a otras que desde la lectura ya te levantas o la interrumpes independientemente de tus actividades diarias. Es como en una película, cuando tiene un buen ritmo allí estás todo el tiempo y lo mismo debe de pasar en el guion”.
“De verdad hay algunos que me los leo en una hora y entiendo todo a la perfección; en cambio hay otros en los que tengo que estar regresando a ver quién es tal personaje y es cuando me doy cuenta que hay cierta debilidad estructural: cuando fluye bien, cuando te otorgan una emotividad dependiendo del género; si empatizas mucho con el personaje pues sufres con él, te enojas con él, estás a la expectativa y lees más rápido porque quieres saber qué va a pasar. Cuando tienen todo eso son historias que para mí valen la pena hacer”.
De investigadora a productora
Angélica se acerca a la producción gracias a Carlos Taibo, quien coordinaba la Dirección de Apoyo a la Producción del IMCINE. Ella recuerda que, al ser entrevistada por Carlos para unirse a su equipo, él le comentó que le veía un alma nata de productora y la invitaba a comprobarlo. “Mientras estuve allí me di cuenta que Carlos es uno de los mejores productores de México, con una trayectoria que lo respalda. Todo el tiempo fue muy estratégico, me capacitó siempre y al final me dijo ‘eres productora y si no te has dado cuenta vas a tener serios problemas’”.
“Yo jamás busqué un proyecto, me empezaron a llegar por llamadas telefónicas donde querían que yo fuera la productora. Produje cosas aún estando en IMCINE pero porque eran proyectos pequeños, ya cuando empezaron a crecer fue cuando me dije que ya estaba lista. Renuncié, salí de allí y cree mi compañía productora”.
“¿Cuáles son las claves para realizar algo bien producido? Estoy consciente que no importa si es una película chica o una grande, de bajo o altísimo presupuesto; en realidad el nivel de entrega, de organización y de estrategia es exactamente el mismo”, señala Angélica, a la vez que destaca la importancia de escuchar al propio proyecto para valorar sus necesidades. “Yo valoro mucho el guion. No es que me llegue un proyecto y diga ‘si te lo voy a producir pero tienes que cambiarle’. No, yo compro la propuesta que tienen y más bien la pregunta que tengo que hacerme es ¿puedo producirla? O sea es un reto grande, ¿puedo y quiero hacerlo? O mejor no me meto y que busque a alguien que pueda y tenga lo necesario. El hecho de que tengas un alto presupuesto no significa que vayas a cobrar mejor, significa que las necesidades son mayores y por eso se necesita más dinero. No hay película chica, medianita o grande, todas te requieren en la misma forma para el trabajo”.
Producir para visibilizar historias
Admiradora de la película El perfecto asesino (Luc Beeson, 1994), de la filmografía de Pedro Almodóvar y de lo alucinante del cine coreano, Angélica Ramírez manifiesta pasión por los proyectos que está desarrollando con su compañía productora. Una de sus metas más próximas es hacer más sólida a D-Raíz Producciones. “Somos un grupo de mujeres y nos buscan mucho para proyectos. Antes sólo éramos mi socia y yo pero ahorita ya somos cuatro”.
Actualmente la compañía tiene dos grandes proyectos internacionales en puerta: una tercera coproducción con España y la primera con Portugal. “Ahorita lo que tengo bien claro es lograr hacer esas para hacer más sólida la proyección de la compañía a nivel internacional. Mientras, trato de hacer estrategias de presupuestos para las producciones que tengo en México para poder levantarlas en lo que la situación está un poco mejor”. Para Angélica es importante la consolidación internacional en un momento donde la pandemia de Covid-19 y los recortes del actual gobierno han modificado los planes de trabajo, las estrategias y los mecanismos de financiamiento para la producción cinematográfica.
El compromiso que actualmente mantiene con algunos proyectos motiva bastante a la entrevistada para ser también un puente para los realizadores jóvenes. “Me motiva mucho trabajar con ellos, saber que yo contribuí a que ese cineasta hiciera su primera película a mí me parece una joya”. Salvo las coproducciones internacionales, la mayoría de sus proyectos en desarrollo son óperas primas. “Mi primer largometraje como productora también fue una ópera prima: OK, está bien… de Gabriela Sandoval, seleccionada ahorita en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, que estuvo en el mercado de Cannes y en Ventana Sur de Argentina”.
Consejos finales
“Todo el tiempo estás aprendiendo, independientemente de si lo haces con bajos recursos o con un presupuesto más holgado. Una recomendación que les hago es que no piensen que están solos; tienen que armarse de equipos de trabajo, aunque hablen de una película independiente, pues eso los lleva a otro nivel”, explica la entrevistada, quien considera que todos los proyectos deben tener una cabeza de producción, por más independientes que sean. “Si no se respaldan en un productor que les ayude, esas películas no se van a ver nunca porque no van a tener ni las necesidades ni los requerimientos administrativos necesarios para cualquier posible ventana de exhibición”.
“Uno de los mayores errores está en eso, en creer que pueden ser ellos solos y que un día pueden ser guionista, otro día editor, luego productor o director. Y no dudo que se pueda en algún momento, pero para primeros proyectos respáldate de alguien en la parte de producción porque te puede salvar de muchas cosas”.
Respecto a la creación y desarrollo de historias, Angélica Ramírez aconseja escuchar algo que realmente los mueva. “Siempre en mis talleres me dicen que tienen varias ideas y mi respuesta es que va a haber una que les mueva más que otras. Cuando es algo que te mueve de manera personal, vas a luchar siempre por hacerlo lo mejor posible. Mi recomendación es que literal se suelten y se arriesguen a hacerlo pero en algo que realmente los apasione, sin pensar en cuestión de producción o en los alcances de su presupuesto”.
“No dejemos que la pandemia nos paralice. Con respecto al cine nos ha ido muy mal porque todo está parado, pero creo que yo no lo estaría haciendo si lo que hubiera puesto no fuera estrategia: mis películas están allí, tengo que seguir trabajándolas para cuando esto pase yo seguir adelante. Entonces todo el tiempo estoy trabajando; hablo con mis directores, les digo como está la situación y hemos avanzado en cosas. Hay que aprovechar la situación para seguir creando”, finaliza la experimentada productora.
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