Hace 20 años así recibió la crítica a ‘Fight Club’

Por: Rubí Sánchez (@rubynyu)
La masculinidad tóxica, los limites del capitalismo y la incapacidad del ser humano de querer sobrevivir, son temas que hace 20 años tocó Fight Club (1999). En su tiempo, el trabajo de David Fincher desató controversia entre críticos que alabaron su revolucionaria puesta en escena, contrario a otros que no vislumbraron profundidad en una película de peleas clandestinas. A continuación una muestra de lo que se escribió de la película que nos mostró lo bello que es ver edificios colapsar si de fondo tenemos a los Pixies.
David Rooney de Variety habló de la descarga de adrenalina que representa, y sobre Fincher destacó el equilibrio entre un estilo frío con la enorme cantidad de información que lanza la historia; también resaltó el juego con las convenciones cinematográficas y la forma de acercar al público la conciencia de los personajes. En cuanto al guion, al ser el debut de Jim Uhls, reconoció un trabajo salvaje e ingenioso.
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Sobre las temáticas, subrayó lo cercanas que son a su tiempo, y que al explorar tópicos existenciales lo hace de manera accesible gracias a su humor constante, diálogos bien cimentados y la ironía sobre el consumismo, la cultura corporativa y el capitalismo. Presagiando el recibimiento general que tendría la película, alertó que algunos pudieran encontrarla repelente.
En contraste tenemos a Stephen Hunter del Washington Post, quien comparó a la cinta con recibir una paliza, una en la que la narrativa tiene demasiadas formas, que a veces logran un buen conjunto…pocas, para él. En su opinión este problema se encuentra en que busca contagiar tanto enojo. La única consistencia que defendió fue su tono, que lamentablemente pierde con un clímax confuso. La emparejó con títulos como Repo Man (Alex Cox, 1984) y Kiss Me Deadly ( Robert Aldrich, 1955), y finalmente la consideró una cinta genial aunque su estilo sea indefendible.
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Otro critico que supo ver en ella un trabajo fresco fue Peter Travers, de Rolling Stone. Su valoración parte de que Fight Club es pro-pensamiento y no panfleto que justifica el fascismo; esto al buscar sacudir el mundo del espectador y desafiar sus prejuicios. Puso énfasis en el gran trabajo del cinematógrafo Jeff Cronenweth y el editor James Haygood al lograr que el lenguaje del cine se expresará al máximo, como los créditos iniciales. En cuanto a las actuaciones, exaltó a Edward Norton, quien para su gusto podría considerar el mejor actor de su generación con los tantos matices posibles en su personajes. Mientras que de Brad Pitt señaló que fue su papel más arriesgado del momento, y que ese efecto cómico y subversivo es lo mejor logrado.
Roger Eber fue otro que vio en ella sólo porno machista, criticando el cambio del primer acto al segundo, donde todo se vuelve demasiado violento. Consideró que peca de lo que él llama el síndrome de Keyser Soze: buscar redefinir una realidad ya cimentada en la historia con una escena final. En cuanto al desempeño del director, prefirió mencionar su trabajo en The Game (1997) en la cual presenta el tema del hombre contra el capitalismo de mejor manera. Eso sí, felicitó a los tres actores principales por su potencia.
Para su gusto la película es visceral y dura, con niveles de ironía y comentarios por encima y por debajo de la acción. Con un segundo acto es complaciente y el tercero es engañoso, en el que además se ensalza a un personaje como Durden, quien más que un liberador de la masculinidad, es un bully.
En The New York Times, Janet Maslin abordó su capacidad de ser audaz y adaptar visualmente los desvaríos mentales del protagonista. Asimismo la emparentó por su extrañeza con Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999), y por su desarrollo de la virilidad contemporánea. Advierte que la manera ofensiva de mostrarse puede confundirse con un respaldo al nihilismo y al totalitarismo. Al hablar del trabajo anterior de Fincher, Seven (1995), considera que Fight Club es menos horrible y más seria al explorar el atractivo de la violencia, gracias también a su edición ingeniosa y del trabajo creado a computadora. Por el lado de la actuación habló del equipo complejo pero provocativo que crearon Norton y Pitt.
Fight Club fue una película sintomática de su tiempo, no logró un gran éxito en taquilla pero llegó a convertirse en una cinta del gusto del gran público a su llegada a formatos caseros. Alcanzó a crear un debate en torno a su temática y a su manera de abordarla, con destreza y sin miramientos con el espectador. A la fecha sus escenas continúan siendo recordadas y referenciadas.
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