Nosotros: entre lo primitivo y lo racional

Dentro de los relatos escritos por el autor estadounidense Edgar Allan Poe y con los cuales aterrorizó a gran parte de la población mundial- y lo sigue haciendo- existe uno en concreto que no puedo dejar de recordar cada vez que se habla del creador de El corazón delator (1843).
Se trata de un cuento corto sobre un hombre cuya identidad esconde bajo el seudónimo de William Wilson. Durante el relato nos cuenta que gran parte de su vida estuvo en constante lucha con el fin de destacar por encima de su mayor rival; un sujeto idéntico a nuestro narrador, con quien compartía los mismos rasgos genéticos sin tener ningún lazo parental. La única diferencia palpable entre ambos personajes es que el Wilson intruso fue alguien de valores bien aterrizados, mientras que el protagonista, digamos que no conocía los límites de la moral.
En esta historia, que recomendaría ampliamente, se puede leer entre líneas que Allan Poe habla sobre el eterno enfrentamiento con nuestra consciencia, cuya existencia negamos, o reprimimos mejor dicho, en determinadas ocasiones en las que domina ese ser primitivo por encima de la racionalidad o viceversa, y cuya voz se manifiesta en contra apenas como un susurro, como el del falso (o tal vez no tanto) William Wilson.
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Mucho de este relato se encuentra en Nosotros (2019), el más reciente largometraje del director Jordan Peele. Autor que encontró en las películas de género el canal predilecto para abordar los conflictos que aquejan a la sociedad actual americana, desarrollando en sus historias una trama entretenida con la balanza ente los elementos cómico-terroríficos que resultaron en su primer Oscar gracias a su cinta ¡Huye! (2017).
En esta ocasión, el también productor se aleja de los conflictos raciales y desciende al campo de las historias Dooplengänger. Temática utilizada durante siglos, tanto por escritores como cineastas, ofreciendo en cada entrega diferentes usos simbólicos; desde un augurio de la inevitable muerte hasta reconocer el lado más oscuro del ser humano a través de su parte “malvada”. Nosotros parte de la segunda idea.
Una familia afroamericana llega a una casa de verano para descansar durante las vacaciones, alejados de la vida citadina. Durante una noche, los Wilson son sometidos por un grupo de delincuentes en su propio hogar (sí, es una referencia a Michael Haneke).
Conforme la secuencia avanza, descubrimos junto a los protagonistas que los perpetuadores de tales actos no son más que ellos mismos, la única diferencia es la vestimenta roja y los guantes con los que sostienen unas enormes tijeras, las cuales pretender ser el instrumento para asesinarlos.
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Lo que al principio nos dicta esta cinta llena de referencias a cineastas como Hitchcock, Steven Spielberg, Joel Shumacher, entre muchos otros, es la clásica trama del hermano gemelo “malvado” contra el “bueno”, sin embargo, pronto nos vamos dando cuenta que el enfrentamiento va más allá de un idea tan abstracto como la oscuridad y la luz. Es más una cuestión psicológica, concepto utilizado por Dostoyevski en su novela El doble (1846) o por Freud para explicar su teoría del psicoanálisis.
Los dobles de la familia Wilson pueden ser, entre muchas de las interpretaciones que el público le ha dado a la película, la parte más primitiva del ser humano, la que vive en constante lucha con la parte racional de nosotros mismos y que nos hace diferentes a los animales.
Y aunque Nosotros es una obra menor en comparación al primer largometraje de Peele, debido en parte a las inconsistencias del guion; los diálogos innecesariamente explicativos; la trama predecible desde los primeros minutos y la comedia por momentos excesiva, la obra no debe ser menospreciada. En años recientes las propuestas al cine de terror han traído cineastas como Ari Aster o el debut a este campo de Luca Guadadgnino, personajes que aportan su visión a este amplio género.
En 2019 el universo de El Conjuro sigue activo, y cada vez más decadente que el año anterior. Por eso resulta agradable conocer el punto de vista de diferentes creadores como Jordan Peele, que no se conforman con una historia dedicada plena y exclusivamente a asustarte por medio del jumpscare.
Jordan Peele nos muestra en Nosotros– y a nosotros, sin mayúscula- que aunque luchemos por reprimir nuestra parte más “salvaje” y la encerremos como a los conejos de esta narración, en algún punto nos veremos frente a frente con ello o ellos. Como bien lo dicta el falso William Wilson en su relato: “en mi existías, y observa esta imagen, que es la tuya, porque al matarme te has asesinado a ti mismo”.
Diana Mendoza
Editora audiovisual del Museo de Antropología y admiradora del séptimo arte.
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