Spider-Man Across the Spider-Verse: una entrega épica

Por: Willy Holland (@willyholland)
Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018), la multipremiada (Oscar, Globo de Oro, BAFTA, Critics Choice y un largo etc.) sorpresa de Sony entre un muy irregular historial de películas con los personajes arácnidos de Marvel, revolucionó la industria de la animación tanto técnica como estilísticamente. Cinco años y una eterna pandemia más tarde, Spider-Man: Across the Spider-Verse —la primera parte de dos secuelas anunciadas— toma sin miedo los intimidantes cimientos de la primera entrega y construye varios pisos más de excelencia.
Situada un año y medio después de los sucesos de Spider-Man: Into the Spider-Verse, la película presenta a un Miles Morales (Shameik Moore) mucho más cómodo en su rol como el único Spider-Man de su dimensión, lo cual, como buena historia arácnida, lo pone en apuros con sus deberes académicos y familiares. La aparición de The Spot, un nuevo villano peculiar y torpe pero con un terrible potencial destructivo para todas las realidades, desencadena el reencuentro de Miles con su aliada/única amiga/interés romántico Gwen Stacy (Hailee Steinfeld), además, nos presenta a la sociedad multidimensional de Spider-Gente con la tarea de salvaguardar la estabilidad del espacio-tiempo liderada por Miguel O’Hara (Oscar Isaac), el trágico y más serio de lo normal Spider-Man de la tierra 928.
Sí, la primera entrega puso el ejemplo estilístico para algunas películas animadas como The Mitchells Vs The Machines (2021), Puss in Boots: The Last Wish (2022) o la próxima a estrenarse TMNT: Mutant Mayhem (2023), pero esta secuela va más allá. Está el ya sonado asunto de que se usaron seis diferentes tipos de animación, uno para cada universo, pero esto no sólo es una decisión estilística o un flex de poderío y presupuesto, sino que cada formato visual sirve un propósito que enaltece el humor o el dramatismo de cada escena. Es muy especial el caso del universo 65 (el mundo de Gwen), en el que no parecen existir colores fijos para cada objeto o personaje, sino que los fondos e iluminación van cambiando drásticamente según los diálogos exploran diferentes emociones, todo con un look como de un sueño expresado en brochazos de colores pastel y neón.
Las múltiples escenas de acción son tan impresionantes que cualquiera de ellas podría ser el clímax de una película. Y ya lo hemos visto antes: tal derrochante estilo visual se siente vacío sin un eje emocional que lo cargue, pero aquí no es el caso. Cada personaje, desde el elenco principal de Miles, Gwen, Miguel e incluso el viejo mentor Peter B. Parker (Jake Johnson), hasta nuevas añadiduras como Spider-Man India (Karan Soni) o el entrañable Spider-Punk (Daniel Kaluuya) cuentan con complejos arcos de personaje. De hecho, otro fuerte argumental del filme es que no todo son mallas y superpoderes, sino que tanto la familia de Miles como el padre de Gwen cuentan con un peso dramático crucial que ayuda a aterrizar toda la acción y peleas en lo realmente importante, la familia.
Spider-Man: Across the Spider-Verse tiene mucho que explicar sobre cómo funciona ese Spider-Verso, y sí hay algunas escenas con exposición pesada de trama, pero estas son efectivamente balanceadas con humor y un sinnúmero de cameos y referencias para fans casuales y también hardcore. Aquí tengo que decir que incluso para mí, que escribo estas palabras sentando enfrente de unas veinte cajas llenas de cómics, este afán de incluir incontables cameos estuvo a punto de parecerme excesivo. A pesar de esto, es muy palpable el amor y respeto que tienen los artistas involucrados hacia los cómics que empezaron todo hace más de 60 años.
Después de la controversia desatada en México por la inclusión de un montón de influencers como voces de algunos personajes y habiendo visto la película en su versión doblada y también con el audio original, me veo obligado a hablar al respecto. La verdad es que sufrí un poco la versión en español, pero esto no tuvo que ver mucho con gente relativamente famosa que fue invitada a decir dos o tres líneas.
De eso, honestamente, si no me dicen, no me entero. Mi mayor problema fue con la localización y el lenguaje usado. Un ejemplo: en la versión original hay una escena en la que Miles y Gwen usan múltiples veces la palabra “shoot” como eufemismo de “shit”. En la versión doblada usaron la palabra “miércoles”, evidentemente un eufemismo de “mierda”, pero mi pregunta es ¿quién y, en especial, qué adolescente usa esa expresión?
Otra desventaja de la versión doblada es que la película no solo es multiversal, sino que también es multicultural. En la versión original se escuchan acentos puertorriqueños, italianos, indios e ingleses, pero todo eso se pierde en la versión doblada. En especial me pareció muy notorio el falso acento puertorriqueño de la actriz de doblaje (no influencer) mexicana que interpreta a Rio, la mamá de Miles, o el acento italiano del Vulture. Ambos se escuchan muy evidentemente como una persona mexicana tratando de imitar otro acento.
Con una duración de 140 minutos, Spider-Man: Across the Spider-Verse es una película animada mucho más extensa que el estándar y esto pesa durante el tercer acto, que en lugar de ofrecer un desenlace, nos deja con un cliffhanger. Sin embargo, la vuelta de tuerca que nos lleva a esto me parece tan interesante que, tomando en cuenta todo lo visto en estas dos entregas, el desenlace, Spider-Man: Beyond the Spider-Verse (marzo de 2024) nos deja con la promesa de una trilogía superheroica, épica e irrepetible. Como siempre, no nos queda más que esperar y cruzar los dedos.
Análisis Spider-Man: Into the Spider-Verse
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