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Nuevo extremismo francés: un cine que intoxica y obsesiona

La necesidad de darle un nombre y categoría  a todo lo que nos rodea es inherente. En el cine estos nombramientos en su mayoría vienen desde afuera y en ocasiones no es posible notar cómo se han tergiversado a lo largo del tiempo; algo así ocurrió con el llamado Nuevo extremismo francés, una corriente de la que es imposible separar la imagen de crueldad y violencia gráfica que se nos ha vendido.

Lo que debes saber del Nuevo extremismo francés

La corriente es explicita desde su nombre al ubicar dentro de sí a un grupo de películas de origen francés en el que se pone en el centro la violencia de una manera extrema, visual y sensitiva. Este momento cinematográfico alcanza al cine de nuestros días, pero ¿cuándo comenzó? Fue en 2004 en la revista neoyorkina ArtForum donde el crítico Jame Quand dio con la denominación de Nuevo extremismo francés en su texto Flesh & Blood: Sex and Violence in recent French cinema. Los primeros trabajos bautizados bajo este término fueron See the Sea (1997) y Criminal Lovers (1999) de François Ozon, La Vie nouvelle (2002) de Philippe Grandrieux y The Pornographer (2001) de Bertrand Bonello.

El texto tenía como fin dar su opinión sobre la cinta de Bruno Dumont, Twentynine Palms (2003), que junto a Life of Jesus (1997) y L’Humanité (1999) formaron una trilogía donde la violencia sexual y corporal servían como telón para exponer la falta de humanidad  y condenar dicha violencia a partir de las experiencias traumáticas de sus tres protagonistas. La intención de Quand fue criticar negativamente a esos elementos demasiado gráficos, a los cuales consideraba que sólo buscaban llamar la atención sin que se encontrara en ellos un trasfondo. Además, apuntaba la cercanía excesiva de la cinta de Dumont con el cine de terror de Estados Unidos, país donde se filmó.

El público y la crítica se apropiaron de dicho término para hablar de estas películas donde la búsqueda de explicarse las compulsiones humanas encontraron cabida en ese exagerado uso de lo sexual que no se puede separar de la violencia. Especialmente en la cinta de Dumont se hace énfasis en la individualidad al ponerla al centro, y si bien intentaba separarse de los últimos bosquejos del cine social francés encabezado por La Haine (1995) de  Mathieu Kassovitz, justo en ella encuentra una conexión más temática que tonal, aunque las nuevas historias querían hacer mayor énfasis en el carácter psicológico al que son llevados los personajes.

Además, a tono con la brutalidad de estas obras están algunas historias donde se parte de la carnalidad. Trouble every day de Claire Denis (2002) y Dans ma peau de Marina de Van (2004) cuentan con protagonistas femeninas a las que la voracidad envuelve su vida. Béatrice Dalle como Coré es quien deja salir su lado vampírico extremo en la obra de Denis, mientras que Marina —siendo directora y guionista— también interpreta a Esther, una mujer que halla una salida a las presiones sociales en la violencia hacia su cuerpo y el de otros.

Lo que debes saber del llamado 'Nuevo extremismo francés'
Trouble every day

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Las referencias que toman estos directores de finales de los noventa y principios del siglo van desde la Nouvelle vague con cintas como Al azar de Baltasar (1966) de Robert Bresson, Week End (1967) de Jean-Luc Godard, así como el cine del italiano Mario Bava, Andrzej Żuławski y hasta el de Luis Buñuel. Pero es sobre todo en el ámbito literario donde tenemos a Antonin Artaud, un poeta y dramaturgo francés creador del teatro de la crueldad en 1938. Él pregonaba la necesidad de despertar las fuerzas dormidas del espectador poniéndolo en conflicto con sus propias obsesiones.

Justo dichos ideales han permeado en el cine en obras que buscan desnudar el alma humana. Y otros elementos artísticos que no pueden ignorarse en el Nuevo extremismo francés comienzan por supuesto en el Marqués de Sade y Georges Bataille, mientras que en el lado visual las pinturas de Francis Bacon y Lucian Freud son otro referente que construyen lo visceral.

Los cambios en y herencia del Nuevo extremismo francés

La concepción creada en el público del Nuevo extremismo francés cambió cuando una nueva oleada de cineastas se apropiaron de dicho término con películas que se aproximan más al ideal americanizado del gore, el home invasion y del terror. En ellas , la violencia no es la herramienta, sino el centro de toda la historia. En esta etapa ubicamos a los títulos más conocidos por el público general, como La frontera del miedo (2007) de Xavier Gens, Martyres (2008) de Pascal Laugier, Instinto siniestro (2007) de Alexandre Bustillo y Julien Maury o El despertar del miedo (2003) de Alexandre Aja.

En este punto es necesario hablar de la existencia de dos tipos de violencia en el cine, tal como lo enuncia Asbjørn Grønstad; la primera, la violencia diegética, que tiene como fin la identificación del espectador con los personajes, mientras que la segunda es pensar la violencia ejercida contra el espectador, ya sea inesperada o directo a su psique.

Ese es el gran cambio en este momento, cuando las historias son pensadas totalmente a partir de lo violento, además de que ya no existen como un medio de experimentación o juego cinematográfico. En las cintas de la segunda ola, la violencia es totalmente descarnada y la puesta en cámara más arriesgada con planos abiertos y sin medias tintas en el lado sonoro. Si bien el uso de elementos violentos no pareciera cambiar con un menú de violaciones individuales y en grupo —tanto a hombres como a mujeres— sadomasoquismo, incesto, canibalismo y la falsa crítica a la decadencia moral se pierde entre lo visceral.

Lo curioso en estas películas es el camino que se toma hacia las protagonistas femeninas, que así como en el cine de corte slasher, son quienes viven las penurias extremas. Sin embargo, el tópico estadounidense se rompe cuando varios de estas personajes no sólo viven la violencia, sino que la perpetúan por sí mismas.

Este nuevo giro toma su origen en Possession (1981) de Andrzej Zulawski, en la que es imposible ignorar la idea de la sexualidad reprimida que halla su liberación en una escena donde la mujer rodeada de sangre grita a todo pulmón, imagen que se repite constantemente en este tipo de película. O en un extremo distinto desde el miedo a la maternidad en Instinto siniestro que retoma a Baby blood (1990) de Alain Robak con mujeres que llevan a la violencia al límite durante sus embarazos.

Lo que debes saber del llamado Nuevo extremismo francés

Si bien al inicios del siglo XXI la presencia de las mujeres en la primera ola de este tipo de cine se encontró en trabajos como Romance (1999) de Catherine Breillat y Baise-moi (2000) de Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi como una visión extrema de mujeres llevadas a límite de la compulsión, la sexualidad o la violencia como fondo de su rechazo al mundo que las degradaba, no entraron dentro del imaginario colectivo de las obras más conocidas.

Sin embargo, la herencia del extremismo francés llega a cineastas actuales como los son Lucile Hadzihalilovic, editora de las primeras obras de Gaspar Noé, otro autor que entra en esta corriente. En sus obras como Evolución (2015) y Earwig (2021), la directora francesa permite que la violencia se cuele poco a poco hasta el extremo. Y en el caso más famoso está Julia Ducournau con Voraz (2016) y Titane (2021); ambas parecen volver al origen donde la violencia no es el punto, sino un elemento que configura una reflexión carnal.

Sin duda esta corriente continúa intoxicando y obsesionando a los espectadores, así como a los cineastas.

¿Qué películas del Nuevo extremismo francés son tus favoritas?

 

rubynyu Ver todo

Mediadora de literatura y cine. Escribo para ZoomF7, coordino el Círculo de Tertulia y Cinefilia, soy la humana detrás de DogtorenLetras.
Twitter: @rubynyu

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