Lamb: una fábula sobre el humano y la naturaleza | Crítica

Este texto contiene spoilers
Por: Diana Mendoza
Para el filósofo Thomas Hobbes, los seres humanos somos egoístas por naturaleza; en su tesis retrata al hombre como una persona guiada por sus propios intereses, por su propia supervivencia, aunque eso signifique dominar a los demás. Quizá su planteamiento —expuesto en este texto de manera superficial— sea considerado falto de matices, sin embargo, Lamb, la fábula de Valdimar Jóhannsson, indaga en dicho comportamiento cuando una familia sumida en el duelo provocado por la pérdida de su hija, decide adoptar (¿o robar?) una recién nacida semi-humana con el objetivo de reconstruir su familia.
Lamb: más allá del terror
La atmósfera planteada por el cineasta en su ópera prima mezcla la mitología nórdica, la pesadez del silencio contenido y el suspenso como anuncio del peligro inminente que sufrirán más adelante María e Ingvar; elementos que podrían relacionarse con una historia de terror, pero que no parece del todo atinada para describir a Lamb.
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A pesar de lo que pudo interpretarse en sus primeros avances, el largometraje protagonizado por Noomi Rapace trabaja con las convenciones del género, pero su propósito va encaminado hacia un lado más didáctico, alejado del terror más tradicional y más cercano a las antiguas fábulas populares, las cuales, además de enseñar el folclor de la cultura islandesa, advertían sobre los peligros que guardaba la naturaleza y enseñaban a guardarle respeto —a través de la figura del Griðungur o Bergrisi, considerados protectores del país—, en tiempos cuando la civilización estaba en construcción.
Por supuesto, los protagonistas de Lamb no son personajes malvados. En las primeras secuencias, cuando siembran la tierra o alimentan al rebaño, parecen convivir con el mundo que los rodea de manera pacífica; incluso, cuando la pareja se lleva a Ada del granero a su hogar, lo hacen por una razón bien intencionada. Sin embargo, todo comienza a verse diferente cuando María mata de un tiro en la cabeza a la madre de la pequeña.
A nuestros ojos podría ser un acto menor porque no se trata de otro ser humano, pero será una de las decisiones que provoca la tragedia; la mujer dominada por el miedo y el egoísmo de perder Ada está dispuesta a eliminar el propio ciclo de la naturaleza (o de la mitología) para rescatar el propio. Hobbes acuñó la frase “El hombre es un lobo para el hombre” para simplificar a grandes rasgos su propuesta; se refiere a la irracionalidad humana que frente a situaciones fuera de nuestro control podría guiarnos a realizar los actos más condenables, por ejemplo el asesinato a sangre fría. ¿Acaso la muerte de la madre oveja no fue en ese sentido? Un acto egoísta para preservar la paz y calma vive la familia.
Una vez quebrantado el pacto implícito de calma que existía entre la naturaleza y el hombre (en este caso el matrimonio de María e Ignvar frente a la remota tradición que los rodea, representada por el ente misterioso del principio), las reglas desaparecen y es una pelea donde el más débil sucumbirá ante el más fuerte, lo cual sabemos cómo termina en el largometraje.
El hábil debut cinematográfico de Jóhannsson ayuda a reflexionar el papel del humano frente a la naturaleza y nuestro comportamiento egoísta ante ella. Por supuesto, Hobbes plantea una solución de su hipótesis: la tranquilidad dentro de una comunidad civilizada puede alcanzarse por medio de acuerdos. Si Lamb funciona como una fábula, la moraleja nos advierte sobre las consecuencias de no respetar aquellos acuerdos.
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Cuando vi la película hubo varias cosas que no entendí, la verdad me perdí en varias partes, gracias a este análisis puedo retomarla nuevamente, y ver mejor las estructuras narrativas con la premisa que realmente planea la película, mil gracias Diana :3