10 películas gastronómicas imperdibles: un viaje por siete países

Por: Citlalli Juárez (@citlallijuarez)
¿Cuál es el objetivo primordial del cine? Si me lo preguntan, y de manera muy personal, diría que es evocar sentimientos a través de historias visibles. En ese sentido, ¿el trabajo de un chef es diferente al de un cineasta? Ambos artistas seleccionan los mejores ‘ingredientes’ para preparar el platillo perfecto o la película perfecta.
La relación entre el cine y la comida es humilde y la mayoría de las veces discreta. La comida es el actor silencioso que se encuentra en muchos de los momentos inolvidables del cine (pensemos en la escena del pastel de chocolate en la cinta Matilda de Danny DeVito) o en los más impactantes (la secuencia del strudel de manzana en Bastardos sin gloria). La comida es el seductor desvergonzado que conquista al espectador con tan sólo un cuadro; basta pensar en el recorrido por la comida callejera de Singapur en Crazy Rich Asians (Jon M. Chu, 2018) para salivar instantáneamente.
Y es que, como menciona el director Fatih Akin, el cine y la cocina tienen muchos elementos en común, tanto así que incluso los roles son equiparables; si consideramos la película un restaurante, entonces el productor es el propietario del lugar, el director es el chef, los técnicos se convierten en los camareros y los espectadores son los clientes. Finalmente, ambas profesiones responden al mismo sentido de servicio; el poner alma y cuerpo en un producto con la esperanza de que este provoque aunque sea el mínimo sentimiento en quien lo recibe.
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La importancia de la comida en el cine no reside en su encanto visual y estético, sino en el fuerte poder simbólico que adquiere al ser utilizada de la manera adecuada. Es por eso que a continuación te recomiendo algunas películas de diferentes rincones del mundo en donde la comida es un vehículo del amor, el pegamento de familias, el detonante de pasiones y depravaciones, y la tan necesitada redención que muchos necesitamos.
10 películas gastronómicas que debes ver
Dinamarca
El festín de Babette (Gabriel Axel, 1987)
A una pequeña aldea gris y sin vida de Dinamarca llega una mujer francesa a pedir refugio en la casa de dos hermanas puritanas. Babette, la francesa, comienza a trabajar para las mujeres seniles, hijas del pastor de la aldea y líderes de la congregación desde la muerte de su padre. Los años pasan y un día Babette descubre que ganó la lotería; en un acto de agradecimiento, la cocinera le pide a las hermanas estar a cargo del banquete de celebración del centenario de su padre y pide preparar un auténtico banquete francés.
Los feligreses son seducidos con espectaculares delicias parisinas como codornices rellenas de trufas y foie, sopa de tortuga, tarta de cerezas, selección de quesos y frutas exóticas, además de los mejores vinos y champagnes de la época. En esta película basada en el relato de Karen Blixen, Babette es un rayo de luz en la penumbra que cobija el pueblo, mientras que su comida es la cura del odio y el desdén.
Estados Unidos
Burnt (John Wells, 2015)
Adam Jones (protagonizado por Bradley Cooper) es un chef prodigio que tira su carrera a la basura tras caer en las drogas, además de frustrar la trayectoria de sus compañeros de trabajo e incluso la reputación de su mentor, Jean Luc. Después de un castigo autoinfligido, Adam regresa a Londres en búsqueda de su antiguo equipo de trabajo para abrir un restaurante y conseguir su tercera estrella Michelin. Uno por uno visita a sus amigos, convenciéndolos de trabajar con él, a pesar de las horribles circunstancias en las que terminó con la mayoría de ellos.
Burnt es un claro ejemplo de la tesis trabajada en muchos otros filmes de artistas obsesionados: la de la perfección que consume al artista. En algunas ocasiones dicho perfeccionismo puede resultar benéfico (recordarán la sonrisa de satisfacción de Fletcher en Whiplash) y en algunas otras incluso puede ser mortal (como Aronofsky sugirió en El cisne negro), pero tal vez esta película sea una aproximación más “real” al sentimiento sofocante de las altas expectativas personales, una batalla contra el tiempo en búsqueda del éxito y el ser incapaz de confiar en otros y en uno mismo.
Chef (John Favreau, 2014)
Película obligada para todos los foodies, pues está repleta de escenas dedicadas a la preparación de platillos deliciosos con las que puedes babear y que definitivamente abrirán tu apetito.
Esta entretenida comedia cuenta la historia de Carl Casper, un chef que trabaja en un restaurante cuyo dueño está atrapado en el tiempo y se rehúsa a innovar y cambiar el menú. Un día llega al restaurante un famoso blogger de comida, quien destroza los platillos en su crítica; motivado por el enojo, Casper le responde por Twitter y, como buen fósil tecnológico, no se percata de que su respuesta fue pública, sin embargo, la gente simpatiza con él y gana seguidores. Carl le ofrece una revancha al ‘crítico’, pero en esta ocasión cocina algo con el corazón, aunque no es suficiente para convencer al blogger y esta vez pierde algo más que su orgullo, también su trabajo y su credibilidad como chef. Motivado por su exesposa y el desempleo, Carl decide abrir un foodtruck de sándwiches cubanos.
Llena de sabor, color y música, Chef es una historia familiar excelente para ver el fin de semana. Eso sí, no la veas con el estómago vacío.
Francia
La gran comilona (Marco Ferreri, 1973)
Anteriormente mencioné que la comida en el cine ha sido el detonante de pasiones y depravaciones, y no existe mejor ejemplo que La gran comilona, una de las cintas más “escandalosas” de todos los tiempos, incluso comparada con Saló o los 120 días de Sodoma.
En una pequeña residencia se dan cita cuatro amigos para llevar a cabo el evento culminante de sus vidas: un suicidio gastronómico. Los hombres deciden quitarse la vida comiendo deliciosos festines diarios, de día, tarde y noche, llenando sus estómagos de gloriosos manjares y saciando sus deseos carnales con algunas prostitutas y una tímida profesora. En esta barahúnda, entre platos y cubiertos, se da rienda suelta a la bebida, la comida y el sexo, siendo la muerte la culminación de todos los deseos y perversiones.
Desde su estreno, La grande bouffe (título original) se convirtió en la pesadilla y el dolor de estómago de decenas de cineastas. Es bien conocida la anécdota de la presentación de esta entrega en el Festival de Cannes, ocasión en la que Ingrid Bergman, presidenta del jurado de aquél año, sufrió un percance después de verla.
En este filme, la forma en que los amigos deciden quitarse la vida es una metáfora de la burguesía y todo lo malo que hay con ella, mientras que la comida se convierte en un medio de placer y tortura.
Los sabores del palacio (Christian Vincent, 2012)
Basada en una historia real, esta película cuenta la experiencia de Hortense Laborie, una cocinera y productora de la región de Périgord, quien es llamada para convertirse en la cocinera personal de nadie menos que el presidente de Francia. Su labor consiste en atender la única petición del canciller: devolverle el amor por la comida simple y casera. Es así que Hortense comienza su trabajo como la nueva cocinera del presidente, ganándose inmediatamente el repudio de los chefs de la cocina central del palacio. Conforme los días avanzan, los cotilleos y los desprecios de sus colegas masculinos incrementan, además Hortense comienza una desgastante lucha con la administración que le impide hacer su trabajo de la mejor manera. Lo que comienza como una experiencia revitalizante y retadora, pronto se convierte en una situación paralizante y conflictiva.
Los deliciosos platillos tradicionales franceses (como filete de res en hojaldre, revuelto de hongos, tarta de crema con frutas del bosque, entre muchos otros) se complementan con la exquisita interpretación de Catherine Frot, quien da vida a una poderosa y rebelde Hortense. Le sabours du le palais (por su título original) explora los sentimientos de desesperación e impotencia al estar atrapado en un lugar en el que se espera que fracases, demuestra que el retirarse no significa ser vencido y que para superar algo, en ocasiones es mejor iniciar de cero.
Grecia
Un toque de canela (Tassos Boulmetis, 1994)
Película que cuenta la historia de Fanis, un astrónomo que reside en Grecia, y las memorias de su abuelo, a quien no ha visto en décadas y que recuerda al enterarse que ha sido internado en el hospital.
En este filme, la comida es una acompañante en la vida de Fanis, presente en las lecciones de astronomía de su abuelo en el ático de la tienda de especias del viejo o las tardes en donde las tías y su madre se reunían para instruir a la más reciente nuera en la preparación de las recetas familiares. Todas estas bellas cotidianidades son interrumpidas cuando oficiales turcos le notifican a su padre que serán deportados a Grecia, separándolo de su abuelo y su amor de infancia.
Los aromas y las especias en la película son detonantes que rememoran los amores imposibles e impiden matrimonios arreglados. A su vez, la comida es una carta de amor para los seres queridos y una despedida cordial para el futuro que alguna vez se deseó.
India
The Lunchbox (Ritesh Batra, 2013)
Esta coproducción entre India, Alemania y Francia demuestra que el cine indio es mucho más que las cómicas y dramáticas películas bollywoodenses, con una historia sencilla y emotiva.
Situada en Mumbai, una de las ciudades más pobladas de India, un error en el sistema repartidor de meriendas provoca que la comida que Ila (Nimrat Kaur) preparó para su esposo sea entregada al contador Saajan (Irrfan Khan). Este desafortunado incidente da inicio a una amistad entre ambos solitarios personajes, quienes encuentran apoyo y consuelo en el otro. Cada día, Ila esconde una nota entre el pan pita y prepara deliciosos platillos para enviar, mismos que Saajan devora con gusto y responde cordial y sabiamente a las quejas de su nueva amiga y cocinera. Pronto los protagonistas comienzan a desarrollar sentimientos indescriptibles por el otro y deciden que es momento de verse, ¿cómo resultará eso?
Una maravillosa historia donde la soledad y el amor son sentimientos principales en la trama, la comida es una manifestación más del amor, que se complementa perfecto con las grandiosas actuaciones de los actores principales, los cuales llenan de credibilidad y simpatía a sus personajes.
México
Como agua para chocolate (Alfonso Arau, 1992)
Basada en la novela de Laura Esquivel, esta película se desarrolla en el México revolucionario y cuenta la historia de Tita y Pedro, dos enamorados condenados a vivir una trágica historia de amor. El cariño de ambos jóvenes se frustra cuando la madre de Tita impide su casamiento, obligando a la joven a vivir en la soltería para hacerse cargo de ella cuando llegue a la vejez. En un acto desesperado, Pedro decide casarse con la hermana mayor de Tita, para así poder estar a su lado, decisión que condena a los enamorados a una vida de sufrimiento.
Está claro que no se puede hacer nada y que la mala fortuna los persigue, pero Tita, quien nació en la cocina entre aromas y sabores, demuestra su amor por Pedro de la mejor manera que conoce: a través de la comida. Es así que entre chiles en nogada, frijoles y tortillas, florece un amor desbordante.
Los platillos preparados con todo el corazón de Tita, se convierten en un diálogo apasionado de amor que cautiva a cualquiera que pruebe bocado de tan fantásticas creaciones. Es así que unas simples rosas obsequiadas por el amor de su vida, se transforman en un festín orgásmico y sin igual.
Reino Unido
El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (Peter Greenaway, 1989)
Como su nombre lo sugiere, la película aborda la relación pasional entre Georgina y Michael, un hombre educado y amante de los libros que es cliente habitual del restaurante ‘Le Hollandais’ propiedad del esposo de Georgina, un prepotente abusador y ladrón cuya única pasión parece ser la alta cocina. En esta historia el chef, Richard Borst, juega un papel importante como el aliado y protector de la pareja, es él quien ayuda a los enamorados a engañar al desagradable ladrón.
La notable formación artística del director se presenta en la composición de los cuadros y el manejo de la iluminación en la cinta, misma que utiliza diferentes colores para representar los sitios en los que se desarrolla la historia, además de lograr una bella armonía entre disciplinas como la pintura, la música y el cine. A su vez, la comida se presenta como el personaje principal del drama, opulenta y exuberante se muestra entre cuadros, los ingredientes se mezclan con los cuerpos desnudos de los protagonistas en un encuentro pasional, los platillos son recompensas para los enamorados y un exceso para los demás. Por último, la comida se convierte en el pináculo de lo que se podría considerar una de las mejores venganzas en la historia del cine.
La historia de un niño hambriento (S.J. Clarkson , 1989)
Basada en la vida del chef y escritor de cocina, Nigel Slater, esta película es la historia del pequeño Nigel, un niño que vivía en una casa donde la buena comida no era conocida. Su madre, a pesar de ser un alma dulce y amorosa, no sabía cocinar más que comida enlatada y pan tostado. Después de una trágica enfermedad, Nigel queda huérfano de madre, quedando a cargo de su padre, un señor malhumorado con quien nunca ha congeniado. Su vida se vuelve de cabeza cuando una nueva señora de limpieza, la señora Potter, comienza a trabajar en su casa, vistiendo ajustados atuendos y seduciendo a su padre con deliciosas comidas. Nigel, renuente a que su padre se relacione con la señora Potter, comienza una lucha desgastante contra ella para ver quién gana el corazón del patriarca a través de la comida.
Toast (por su título original) es protagonizada por la excéntrica Helena Bonham Carter, quien personifica a la perfección a la madrastra Potter, y Freddie Highmore, tan sutil y delicado como siempre, da vida al joven Slater. Una historia donde la familia y el hogar son una prisión, y la comida pasa de ser un arma de batalla a una súplica de amor. Una bella historia que demuestra que el destino sólo cambia si se tienen las fuerzas suficientes para hacerle frente.
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