El buen cristiano: un invaluable documento histórico

Por: Gustavo E. Ramírez (@gustavorami_)
Guatemala, 1982. El general Fernando Romeo Lucas García, entonces presidente del país, fue derrocado por una sublevación del ejército que colocó al general retirado y excandidato a la presidencia Efraín Ríos Montt al frente del poder. En medio de un complicado momento político de la prolongada Guerra Civil Guatemalteca (1960-1996) que incluía el avance de diferentes grupos guerrilleros como el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), el breve gobierno de Ríos Montt –derrocado tan solo un año después– se caracterizó por su brutalidad represiva, aniquilando a miles de campesinos pobres de la región de El Quiché y provocando el desplazamiento forzado de muchos más como parte de operaciones militares que arrasaron comunidades enteras de indígenas mayas. A la dureza genocida del presidente de facto (no poco común entre los regímenes fascistoides de la época en Latinoaérica) se agrega una peculiaridad: Ríos Montt era un obstinado miembro de la iglesia protestante que justificaba cada acción en nombre de Dios y se conducvo ía –como él mismo declaró alguna vez– «con un fusil en una mano y una biblia en la otra».
El buen cristiano, opera prima de la directora guatemalteca egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica de México (CCC), Izabel Acevedo, parte del juicio político por genocidio realizado a Ríos Montt 30 años después en su país, en mayo de 2013, para revisitar uno de los momentos más duros de la historia centroamericana reciente. Con imágenes de archivo que muestran ciertos discursos televisivos del fugaz dictador, así como reveladoras entrevistas a algunos de sus colaboradores más cercanos intercaladas con el registro del juicio, la película da forma a un invaluable documento histórico. Por ella, igual desfilan los testimonios de desfachatados exmilitares, empresarios que colaboraron en la trayectoria política del presidente de facto –más tarde fundador de un poderoso partido de derecha en Guatemala–, repugnantes abogados abonados a su defensa jurídica e indígenas de la etnia ixil –probablemente, la que más sufrió la embestida militar durante su mandato– que vivieron en carne propia la persecución y las vejaciones desatadas por su terrorismo de estado.
Lleno de un lenguaje técnico que ahonda en el desarrollo jurídico del caso Ríos Montt, El buen cristiano es más el necesario documento de un momento histórico fundamental de Guatemala que una pieza de no-ficción con grandes valores técnicos o formales. Su más grande acierto reside en la agitación de una memoria asentada –pese a la cercanía temporal–, algo que se mueve en el fondo de la identidad rota de los pueblos y que poco a poco va transitando del dolor silenciado al clamor por la justicia.
Gustavo E. Ramírez Coordinador editorial en la Cineteca Nacional. Especialista en cine documental.
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