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Los últimos Jedi | Crítica

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sebastian

“The force is strong with me”

Ni siquiera sé cómo iniciar este texto. Fue difícil ver una de las películas más esperadas de todo el año, y que previamente te metan 30 minutos de anuncios donde se ven los títulos más esperados del próximo año, es algo con lo que se termina completamente desorientado. En fin, se estrenó en todo el mundo el octavo episodio de la saga más relevante (quizá) de la historia del cine.

Tal vez está de más recalcar su importancia, es decir, ya son tantas sagas o universos que cada una tiene su propio hype, pero de alguna manera Star Wars tiene la vara muy alta y sobre todo se espera lo mejor. Aún así, el octavo corolario tiene todo para decepcionar.

En está ocasión Rey contacta con Luke Skywalker en su exilio auto impuesto, mientras La Resistencia ve mermada cada una de sus acciones, además de tener bajas cuantiosas, parece ser el fin de la oposición de la Nueva Orden.

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Para este episodio el encargado de dirigir es Rian Johnson, quien presenta sí, un filme al inicio emocionante, que se desploma completamente entre un McGuffin interesante y un deus ex machina terriblemente ridículo. Se levanta un poco en el tercer acto e irremediablemente termina por sucumbir en los huecos que el guión tiene.

Además de emocionante, es complaciente, y siguen con la tendencia de basarse en la nostalgia, que los fans identifican de inmediato. Tiene escenas de batallas espaciales que son buenas, pero con coreografías y movimientos de cámara que a mi parecer hacen ver lentas las batallas. En algunas ocasiones cabe destacar que  evidencían el CGI.

Otro de los puntos que ni quisiera vale poner en discusión, es la inclusión de chistes, gags y guiños irremediablemente malos, fuera de tono y sobre todo con el peor timing. Había momentos en los que la película se sentía fuera de Star Wars; no quiero decir que todo el tiempo se tenía que mantener la seriedad. En las dos trilogías anteriores había humor, ¡por dios!, hasta salió en tres ediciones el espantoso Jar Jar Binks.

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Las actuaciones son regulares, Kylo Ren (Adam Driver) por momentos parece tener cierta madurez, pero termina por ser el mismo personaje, con la protagonista Rey. Además de conocer algunos de los datos que la mantenían arraigada a su planeta natal, tiene un dilema moral, justo como uno de los temas de bidimensionalidad que tratan de aleccionar al espectador.

Siguiendo con las actuaciones creo que es necesario remarcar a Finn (John Boyega, un personaje que sobra; desde que recibe un sablazo era su momento de morir. Ya no debería estar más en la trilogía.

En general advertimos tantos acontecimientos que terminan por no satisfacer por completo al público. Hay preguntas que se responden, pero muy ambiguas o al parecer sin importancia. Y los conflictos de cada uno de los personajes: débiles y sin importancia dramática.

Star Wars nació como una epopeya espacial independiente, que poco a poco desarrolló su propia tecnología para lograr la creación de mundos dignos de otra galaxia. Como sucede con la creación de una ciudad que rompe con los parámetros de lo que se estableció desde un inicio.

The Last Jedi es una película mediocre, desde el punto de vista técnico. Tiene un guion espantosamente incoherente y giros de tuerca que terminan por decepcionar. Sí, será el gran blockbuster de fin de año, pero se convirtió sin lugar a dudas en un filme que decepciona, no solo a los fans, también a la gente que no necesariamente es seguidor de la saga realizada por George Lucas.

Sebastián Ortiz 

Comunicólogo que habala mucho y escribe (mal) sobre cine, música y ciencia ficción.

 

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