Spotlight, ¿todos son cómplices?

“Delinquere”, el origen de la palabra delito, significa abandonar, apartarse del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. En la práctica, el ser humano ha transgredido los conceptos de sus propios marcos. ¿Cuál es la ley en el mundo de la abogacía? ¿Qué es el bien en la esfera eclesiástica?
A estas reflexiones nos lleva la película En primera plana. La historia está basada en un grupo de periodistas del diario The Boston Globe que sacó a la luz los casi 70 casos de abuso sexual infantil cometidos por sacerdotes y encubiertos por la Iglesia Católica de Massachusetts. Con tal reportaje, el periódico fue ganador del Premio Pulitzer al servicio público en 2003.
La película exhibe las grietas de un sistema aparentemente uniforme. En ellas se han asentado las prácticas extraoficiales que mantienen vivo el aparato legal y religioso. Es un tema que los actuales editores del periódico están atendiendo…dos décadas después de haber sigo ignorado aun con información que estuvo a disposición del diario, ¿las razones? No se muestran, pero remarcan la misión de Spotlight (nombre del equipo de reporteros): realizar una investigación mediante el más estricto rigor periodístico, y desprenderse en cierta medida de la inevitable etiqueta de complicidad de la que sólo ellos son conscientes.
A lo largo de la historia es inevitable preguntarse ¿algo habría cambiado si en The Boston Globe no hubiera existido tal omisión? ¿Las cifras fueran menos? El propio director Tom McCarthy ha dicho que el tema se eleva a algo un poco más universal: la complicidad de la sociedad y lo difícil que puede ser.
¿Dónde queda el actuar de la iglesia? La respuesta no es distinta a lo que actualmente estamos acostumbrados a leer en las noticias. Los sacerdotes son trasladados a otras parroquias. Pasa en España, en México, en Estados Unidos, en El Salvador, en Colombia. El caso que expone la película es sólo un atisbo.
Mediante la música, los diálogos y el uso de primeros planos, la cinta delinea el drama sin caer en intenciones efectistas. En cuanto a la actuación, entre sus virtudes se halla el editor en jefe Marty Baron, interpretado por Liev Schreiber, un personaje que aguarda un perfil inescrutable. Asimismo destaca el reportero Michael Rezendes, encarnado por Mark Ruffalo, un personaje receptivo de todo lo que acontece, cuya evolución pasa exitosamente del guión a la pantalla.
En este caso no se trata de apuntar si la realidad supera a la ficción. Es una muestra de que la ficción es la puerta al mundo que hemos solapado con mínimas acciones. O con grandes en el caso de las instituciones. Los casos se continuarán descubriendo no sólo en la comunidad católica. La iglesia permanecerá intacta. El cine seguirá contado historias. El periodismo no siempre colocará en su primera plana el tema. Las vivencias de los afectados se convertirán en repugnantes recuerdos. Porque, como se menciona en un diálogo de la película “the people need the church”.
Leticia Arredondo
Cofundadora y editora de ZOOM F7. Escribo sobre cine y fotografía.
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