Unfriended, o lo real en la realidad virtual

Virtual: Que tiene existencia aparente o real.
La cinta de Levan Gabriadze tiene una virtud fundamental: se atreve a utilizar una pantalla de laptop, cuya dependencia de las herramientas que usamos día con día resulta ser el principal acierto para desarrollar la narrativa. Skype, Facebook y Youtube ingresan al terreno de lo terrorífico cuando un ente decide vengarse de quienes fueron sus compañeros y amigos en la escuela. Esa es la premisa esencial de Unfriended.
La película es una pequeña obra maestra, me explico. Mientras algunos buscan innovar a través de la repetición y la pseudoconstrucción dramática, el realizador ruso emplea la simpleza del medio más usado: La computadora. Ochenta y dos minutos miramos el movimiento del cursor, titubeante, dubitativo. También vemos el escribir y re-escribir de mensajes en la red social más famosa del orbe, así es señoras y señores: la anulación del actor, quien es a partir de la pantalla una posibilidad, nada más. Bresson (el realizador francés) quien teorizó sobre actores-modelo (quizá maniquí es una mejor expresión) jamás imaginó una des-integración tal del intérprete.
El actor es sustituido por su perfil, ¿no hacemos eso día con día? Dejar-nos de lado priorizando la red, la realidad virtual. Un mundo de posibilidades donde un ciber-ente está completamente justificado. El terror de lo que en algún momento inició como un creepypasta y devino en largometraje que está destinado a ser único por el simple hecho de eliminar cualquier índice cinematográfico (montaje, diseño de arte, fotografía, etc.) Unfriended es quizá la primera película que bien pudo estar destinada única y exclusivamente para estrenarse en una computadora, el efecto es distinto al verle a través de la pantalla del ordenador, la experiencia es íntima y sobrecogedora. Su desarrollo en “tiempo real” nos mantiene cautivos, en una inquietud abrumadora.
Destaca su producción austera, de apenas un millón de dólares, y sorprende todavía más la recaudación en taquilla, de casi setenta. ¿Qué atrajo a miles de espectadores a la sala? Su arrojo sin duda. El director asumió el riesgo de pisar por primera vez la isla virgen del ciber-found footage, género que dudo supere a esta primera gran obra maestra. Honor a quien honor merece.
El guión de Nelson Greaves captura esa esencia de inmediatez que caracteriza a la generación Z; no la respaldan sus números, pero sí la frescura, sin artíficio ni reciclaje. El único error de la cinta está en sus personajes, típico estereotipo del gringo de highscool. No está exenta de clichés, pero tiene el acierto de ubicarlo en un contexto arquetípico. ¿O ustedes esperaron en algún momento que un cursor les provocara tanto miedo?
Estamos ante un ejercicio imperfecto pero sólido. Una historia con clichés, pero la primera en su tipo. Terror a la altura de súper producciones como El conjuro. Es un filme económico, inteligente, innovador y único.
Gerardo Herrera
Guionista, cofundador y editor de Zoom F7
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