Made in Bangkok

Por: Gerardo Herrera (@El_Lyndon)
Una mañana, tras un sueño intranquilo,
Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso bicho.
-Franz Kafka
El personaje de Morgana Love bien podría caber en la literatura kafkiana; a diferencia de la tragedia que vive el joven Gregorio Samsa en La metamorfosis, Morgana abre los ojos por primera vez atrapada en el cuerpo de un hombre y es allí (en el viaje y la transformación) donde el filme de Flavio Florencio encuentra su premisa.
Ubicada en primera instancia en la Ciudad de México, Made in Bangkok (2015) revela su apuesta visual de inmediato. El director seguirá a su protagonista con la cámara en la mano y lo importante no es la estética sino la calidez de los personajes que habitan en cada plano; acompañamos a Morgana durante el carrusel emocional que implica la travesía de ir a un país desconocido: Tailandia, con el motivo de participar en un concurso de belleza representando a México y de paso consultar a uno de los mejores cirujanos del orbe. El título de la película no podría ser otro, la odisea exterior como metáfora del periplo interno.
El relato empieza de manera confusa y lenta, sin embargo el realizador logra sumergirnos con el paso de las secuencias en los dilemas del tercer sexo, congeniando ritmo y drama, afortunadamente sin abordarlos desde el tabú. Florencio configura una historia sólida, exhibe un dominio de la técnica principalmente en el apartado del guión, en donde salta a relucir su habilidad para narrar.
Es fácil empatizar y encariñarse con las candidatas a reina del certamen, sobresale una secuencia en donde Morgana convive con Noa, representante venezolana, transexual antitético que contrasta y nos ofrece otra perspectiva con respecto a la cuestión del cuerpo “soy un bicho raro, pero feliz con mi lagarto” comenta en una de las escenas. Morgana necesita el cambio, Noa por el contrario es aceptada a regañadientes en el ámbito familiar y además, está convencida de conservar-se. Son perspectivas que sin duda se complementan y ofrecen al espectador un ejercicio dialéctico que se agradece, visión necesaria de un mundo que en una sociedad como la nuestra lamentablemente sigue siendo un tema “difícil”.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, el filme contiene algunas intervenciones del director que más allá de enriquecer la trama, entorpecen el trámite y fungen más como explicaciones innecesarias que como información valiosa; la película podría prescindir de ellas y funcionaría aún mejor. También, la relación de Morgana con su familia se muestra a medias, generando un final anticlimático, empero, sugestivo. Quizá con algunos minutos extra la cinta hubiese podido indagar un poco más.
A diferencia de Gregorio Samsa cuyo final es trágico, Morgana ríe hacia el final, se libera y toma una decisión que según sus propias palabras eligió “Al nacer”. Su mirada, la deslumbrante sonrisa que exhibe la bella mujer son el signo del viaje de todos, aquél que consiste en la búsqueda, el ir y venir para encontrarnos, esa elección definitiva que es: Ser.
Gerardo Herrera
Guionista, cofundador y editor de Zoom F7
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