Saltar al contenido

Matando Cabos: la noche desenfrenada que conquistó al público mexicano

Matando Cabos: la noche desenfrenada que conquistó al público mexicano

Matando Cabos (Alejandro Lozano) sólo se podía ambientar en una insegura Ciudad de México, tal como lo sigue siendo desde que la película llegó a los cines el 16 de julio de 2004. El guion fue escrito por Tony Dalton, Kristoff Raczynski y su director, Alejandro Lozano. En palabras de este, ninguno tenía idea de qué escribir, por lo que echaron a andar una película con lo que personalmente les gustaría ver: una mezcla entre balazos y luchadores inmersa en una historia de jóvenesEl crítico de cine Rafael Aviña, en su libro Neo Mex Noir (Cineteca Nacional, 2023), define al largometraje por cierto, uno de los primeros en ser beneficiado con el apoyo del extinto Fidecine— como un thriller criminal que involucró sangre y otras secreciones, mezcladas con humor negro, acción y cine (semi documental) de luchadores.

Dichas características conquistaron enseguida al público mexicano: el debut de Matando Cabos fue de 7.1 millones de pesos y 190,000 espectadores, cifras que aumentaron para su segunda semana, cerrando su corrida comercial en $62.7 mdp y 1.8 millones de espectadores, tal como lo recordó hace unos meses el analista de taquilla Edgar Apanco. Fue así como Matando Cabos no sólo recuperó casi 10 veces su presupuesto, sino que se convirtió en la segunda película más taquillera del 2004, solo por detrás de Un día sin mexicanos. El origen del furor por el filme había nacido, ganándose un lugar privilegiado en la cinematografía nacional.

El relato nos presenta en voice over de Jaque (Dalton) a su jefe, Óscar Cabos (Pedro Armendáriz Jr.), un cretino y violento magnate que al mismo tiempo es el padre de Paulina (Ana Claudia Talancón). Óscar, mientras juega golf en su oficina, intenta arremeter contra Jaque por salir con su hija, quedando inconsciente tras resbalarse con una pelota. Mientras Jaque (con ayuda de su amigo Mudo, interpretado por Kristoff Raczynski) busca cómo zafarse de la penosa escena, Nacho (Pedro Altamirano) —el amigo traicionado por Óscar años atrás— desea saber lo que es tener la vida que juntos se prometieron… y que Cabos le arrebató. Cediendo ante el resentimiento, lo desnuda y le roba sus identificaciones para lograr ser Óscar Cabos por una noche. Así arranca la historia que, en resumen, nos invita a acompañar a un par de godínez salir de su aburrida vida, adentrándonos en una noche marcada por un par de secuestros fallidos. Basta decir que el nombre juega con la expresión “atando cabos” y matar a los Cabos, el verdadero y el falso, frases que sintetizan los acontecimientos de la historia.

Matando Cabos: la noche desenfrenada que conquistó al público mexicano
‘Matando Cabos’ (Alejandro Lozano, 2004)

Matando Cabos manipula al espectador: le brinda información importante que es fundamental para el desarrollo del relato, al mismo tiempo que le oculta otros aspectos con el fin de mantener la intriga. No escatima en hacernos saber las historias personales, las pulsiones, miedos, deseos y los autoengaños de sus personajes. De este modo, otorga dinamismo, permitiendo que el espectador entre de lleno, con el privilegio de saber cosas que los personajes no conocen, lo cual es causa de éxtasis y frenesí durante el visionado. Conocemos el paradero del Cabo real y del Cabo equivocado, de lo que es capaz de hacer Óscar Cabos —a pesar de que se nos cuente algo muy diferente a lo que vemos—; incluso, podemos presumir del potencial violento del Tony (Silverio Platas), aunque nunca lo hayamos visto golpear a alguien. 

Matando Cabos: la noche desenfrenada que conquistó al público mexicano
‘Matando Cabos’ (Alejandro Lozano, 2004)

Es importante destacar a Matando Cabos como una comedia de acción, cuyas mejores escenas vienen de la frustraciones, coincidencias y miedos. Con siete semanas y media de filmación y 40 locaciones alrededor del Distrito Federal (hoy CDMX), destacan escenas impactantes como la del Estadio Azteca: dos autos veloces y descontrolados dando vueltas por los pasillos del recinto, esperando a que cualquiera colisione. Asimismo, la película hace referencia tanto al cine nacional como hollywoodense. Por una parte, el cine de luchadores está presente a través de ‘Mascarita’… no es gratuito que, al igual que El Santo, sea originario del estado de Hidalgo. También está la evidente referencia a Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976) por parte de Nico (Gustavo Sánchez Parra) al hablarle al secuestrado y al espejo con la icónica frase “¿me estás hablando a mí?”. El cine posmoderno de influencia tarantinesca se ve condensado en Matando Cabos, en el sentido de “la explotación sistemática del acto fallido con el fin de revelar lo más profundo de la naturaleza de sus héroes y heroínas”, como lo expresó en 2004 el crítico César Huerta en el diario Reforma.

Pero así como diversos aspectos de la película fueron reconocidos por la crítica, hubo plumas que señalaron lo contrario. Ejemplo de ello fue Leonardo García Tsao, quien en su texto del periódico La Jornada, titulado ‘Puros cabos sueltos’, demostró su desagrado por ciertos aspectos de Matando Cabos. Señaló la ausencia de rigor por crear fotogramas divididos o concebir un falso documental de cine de luchadores en medio de la ficción. A los guionistas les remarcó su desconocimiento por las clases sociales al pensar que una niña fresa pudiente esperase a su novio clasemediero en la calle, o que una fiesta empresarial tuviese lugar en la colonia Narvarte. Destacó que Matando Cabos, al igual que otras cintas de la época, abusó de las palabras wey o cabrón. En suma, un filme pretencioso y sin objetivo claro, con la innovación de que los actores clásicos del momento, como los Bichir, Jesús Ochoa y Luis Felipe Tovar, no aparecieran. 

Matando Cabos: la noche desenfrenada que conquistó al público mexicano
‘Matando Cabos’ (Alejandro Lozano, 2004)

 La producción de Matando Cabos fue reconocida por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) con cinco premios Ariel, entre ellos Mejor Maquillaje, Mejores Efectos Especiales y Mejor Edición. Su éxito cruzó la taquilla y fronteras: ganó tres premios de los MTV Movie Awards, donde dejó en desventaja a Temporada de Patos (Fernando Eimbcke) e incluso se le premió por la mejor escena de sexo más bizarro: la de la Señora Cabos (Jaqueline Voltaire) y Tony (Silverio Palacios).

También participó en el Festival de Cine de Sundance (aquí puedes ver fotografía de este momento), tuvo su premier en el Egyptian Theatre (Los Ángeles) y se presentó en el Festival de Cine Latino en Nueva York (LaCinema Fe, 2005). Con el apoyo de Videocine, la película se estrenó fuera de México, oportunidad que no todas las producciones nacionales tenían. Incluso, se pensó que para su corrida comercial habría que doblarla al inglés, ya que al público estadounidense no le gusta leer. No obstante, al “hacerla más internacional”, se arriesgaba su humor para. 

Matando Cabos: la noche desenfrenada que conquistó al público mexicano

Reconocida como una de las grandes películas mexicanas de la primera década del nuevo milenio, Matando Cabos —que una proyección especial de su versión remasterizada en más reciente Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM)— es un producto propio de su época… por ejemplo, gran parte de las situaciones de tensión y dinamismo en la actualidad serían resueltas con un mensaje de WhatsApp. Y es precisamente a dos décadas de su estreno que Alejandro Lozano (en entrevista con Radio Chilango) habló de cómo Matando Cabos impactó en la cultura popular en una época sin redes sociales; “todo el boca en boca de las frases que se hicieron icónicas y más fue de boca en boca, no había un Instagram o un Twitter donde la gente pudiera hacerlo famoso, entonces, es de los virus análogos lo que sucedió con esa película”.

Vamos a tomar unos tragos coquetos, me van a contar exactamente lo que pasó y vamos a averiguar qué hacer”.

-Rubén (Mascarita) en Matando Cabos 

Matando Cabos también fue el repunte en la carrera de buena parte de sus involucrados. Fue la primera actuación en cine de Tony Dalton, quien ha participado en varias producciones de Hollywood, siendo su participación más destacada en Better Call Saul. En la carrera de Ana Claudia Talancón, la película significó uno de sus primeros grandes éxitos que se sumaba al de El crimen del Padre Amaro (Carlos Carrera, 2002). Cabe resaltar el curioso caso de Joaquín Cosío, quien bien pudo haber sido encasillado en papeles similares al de “Mascarita”, sin embargo, demostró su capacidad actoral para construir papeles icónicos: “El Cochiloco” en El Infierno (Luis Estrada, 2010) o “El Chucho” en Pastorela (Emilio Portes, 2011). 

Es de las cosas que más estamos orgullosos de Matando Cabos, que fue nuestra primera película como productores, como directores, como fotógrafos y queríamos que la mayoría de los actores también fuera su primer película. Fue una película que tenía esa inocencia y esa frescura y esas ganas de tu primer proyecto. Matando Cabos nos volvió una familia a todos los que la hicimos. Es de esos proyectos que van más allá de la pantalla, que te acobijan para toda la vida.

-Alejandro Lozano en Radio Chilango

El éxito que catapultó a la fama a Matando Cabos engendró el remake español ¿Quién mató a Bambi? (Santi Amodeo, 2013) y la secuela Matando Cabos 2. La Máscara del Máscara (2021). No está de sobra señalar que esta última estuvo muy lejos de la idea original de matar a los Cabos y de atar los cabos. La secuela exhibe el actual problema de las producciones comerciales que se cuelgan de los éxitos de antaño para atraer público a sus salas. Tal vez, la nostalgia por el cine de luchadores haya sido el móvil para realizarla… sin embargo, Matando Cabos relató lo necesario para que no hubiera un antes, ni un después, de aquella desenfrenada noche del 2004

¿Qué opinas de Matando Cabos? 

La película está disponible en:

Netflix 

Amazon Prime Video 

Categorías

Artículo

Deja un comentario

Descubre más desde ZoomF7

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo