Speak No Evil: la tragedia de ser amable

¿Hasta dónde llega nuestra amabilidad? ¿Cuánto podemos permitir cuando se trata de defendernos ante una violencia imprevista? ¿Cómo reaccionaríamos frente a un mal sin razón aparente? Estas cuestiones son parte de la premisa detrás de Speak No Evil (2022), película danesa de horror dirigida por Christian Tafdrup, quien logra construir una historia inquietante en donde los personajes padecen situaciones incómodas a un paso de alcanzar el peor escenario posible en lo que pretendían ser unas vacaciones familiares.

En Ante el dolor de los demás (2003), Susan Sontag cita a Edmund Burke cuando habla sobre las imágenes del sufrimiento; “estoy convencido de que nos deleitan, en no poca medida, los infortunios y sufrimientos de los demás”, señala el filósofo británico. Cabe preguntarnos si en este caso existe una cierta fascinación al observar las peripecias terribles de los protagonistas de la película. Bjørn y Louise, junto a su hija Agnes, son una familia danesa de vacaciones en la Toscana, donde conocen a Patrick, Karin y su hijo Abel, otra encantadora familia holandesa con la que logran congeniar durante sus días en Italia. Al regresar a casa reciben una invitación para visitarlos en Holanda y afianzar su amistad.

A partir de ese momento la pareja se enfrenta a una serie de comportamientos que causan extrañeza por la crueldad repentina y la amenaza latente que representa seguir conviviendo con una familia desconocida. El guion de Speak No Evil, escrito por el propio Tafdrup y su hermano Mads, consigue jugar con las cargas polares en cada escena para llevarnos de la tensión a la alegría y confundir a los protagonistas (y a nosotros), quienes se cuestionan si es válido reprobar o admitir los actos inmorales de los demás.

Speak No Evil: ¿qué es lo peor que podría pasar?

En una entrevista para Fresh Fiction, el director comentó que es consciente de tener una vida privilegiada y segura en un lugar tan tranquilo como Dinamarca, y que probablemente quedaría paralizado si estuviera frente a “un mal ser humano”. En este contexto surge el miedo que da origen a Speak No Evil; Tafdrup teme que si una situación terrible sucediera, tal vez él no lograría reaccionar para defenderse, incluso si afectara directamente a su familia. La vida real no es una película de acción en la que demostramos tener una fuerza inesperada cuando las personas que amamos están en riesgo.

Cuando Bjørn y Louise reciben la invitación de parte de la familia holandesa, conversan con otros amigos si deberían aceptar. Uno de ellos incluso les menciona: “creo que tal vez rechazar sería un poco descortés” y luego lanza la pregunta al aire: “¿qué es lo peor que podría pasar?”. La amabilidad de los protagonistas, su vacilación al fijar límites, es una vulnerabilidad que propicia las acciones de sus antagonistas. El miedo a decir no orilla a la pareja a estar en situaciones realmente inaceptables, incómodas e incluso peligrosas.

Durante el curso de la trama esta característica de la pareja danesa se pone a prueba en escenas de una angustia que recuerda al cine de Michael Haneke y Lars von Trier —influencia aceptada por el propio Tafdrup—. En su primer encuentro en Italia, Patrick halaga a Bjørn por su gallardía al recuperar el conejo de peluche de su hija Agnes; posteriormente, se da una situación en la que Patrick reprende agresivamente a su hijo Abel frente a todos. Sus conversaciones son amistosas en la mesa, pero luego se tornan desagradables cuando Patrick insiste, por ejemplo, en que Louise coma carne aunque ya ha dicho ser vegetariana. De esta forma la pareja holandesa se va revelando como una presencia amenazante que cruza poco a poco los límites de lo que Bjørn y Louise pueden consentir.

El guion destaca justo por el trabajo en la distribución de estas cargas positivas y negativas. En determinado momento los protagonistas se sienten a gusto con estas personas para luego enfrentarse a un acontecimiento penoso de observar. Se convierten en espectadores pasivos del horror sin fuerza de voluntad para intervenir, para alzar la voz y reprobar el comportamiento de sus anfitriones. La confusión los paraliza y los evidencia como personajes incapaces de reaccionar…salvo por Louise, quien sí manifiesta su molestia en cierta escena de la cinta, pero que pronto es manipulada por Patrick y Karin para hacerle creer que están exagerando sobre su malestar. Bjørn, en cambio, es en quien recae el conflicto principal de la película, además de ser  la pieza frágil que provoca el derrumbe final; encuentra en Patrick su reflejo oscuro, la versión que quisiera ser pero no logra. En el clímax Bjørn le suplica: “¿por qué haces esto?” y Patrick lo delata, lo exhibe: “porque tú me lo permitiste”.

Bjørn y la fatalidad de ser débil

Robert McKee distingue dos conceptos en el guion cinematográfico: la caracterización y el personaje. La primera es “la suma de todas las cualidades observables de un ser humano”, es decir, su edad, sus valores, su sexualidad, su clase social, su profesión, sus actitudes, lo que podemos conocer de una persona. En cambio, el segundo es aquella naturaleza interna que se revela cuando el personaje se enfrenta a una situación de presión, cuando se ve orillado a decidir y desvelar sus verdaderas capacidades o intenciones. Sobre esto McKee es enfático cuando aconseja lo siguiente al crear un guion:

Cuando la caracterización y la verdadera personalidad son iguales, cuando la vida interior y la imagen externa son como un bloque de cemento, de una única sustancia, el personaje se convierte en una lista monótona y predecible de comportamientos. No es que un personaje así no resulte creíble. Hay personas superficiales, de una sola dimensión… pero son aburridas.

Justo esta igualdad constituye el carácter patético dentro de la tragedia de Bjørn, un personaje que sí está construido en sus tres dimensiones, pero como un hombre simple, de una clase social acomodada, amigable e inofensivo y que en su momento de presión se revela, no con la valentía y fuerza con la que él quisiera, sino con la debilidad que siempre ha aparentado.

En una escena, Bjørn confiesa a Patrick que se ha convertido en una persona que nunca quiso ser: un tipo normal que despierta en la mañana, lleva a su hija a la escuela, juega squash una vez a la semana y está harto de sonreír todo el tiempo. En Speak No Evil Patrick representa esa otra cara de la masculinidad que Bjørn no alcanza: un tipo bromista, fuerte, enérgico, audaz, incluso agresivo….sin embargo, esta cara es la que lo destruye al final.

Tanto para Bjørn como para Louise, la pareja holandesa personifica esa versión oculta de sus identidades. Sin embargo, es también un lado oscuro que los atrae y aniquila; según Lajos Egri, “un personaje se conoce a través del conflicto”. Bjørn es un personaje trágico y patético porque no logra dejar atrás el tipo de hombre que es y salvar a su familia. La impotencia y la debilidad lo llevan a la muerte en manos de dos seres cuyas motivaciones quedan en el misterio.

Speak No Evil nos enfrenta al dolor de los demás, como reflexiona Susan Sontag, pero no para invitarnos al deleite por el sufrimiento ajeno, sino para cuestionarnos acerca de las razones detrás de una violencia como la representada en la película y, sobre todo, para imaginar si de frente al mal seríamos capaces de defendernos.

Referencias 

Egri, Lajos. El arte de la escritura dramática. Fundamentos para la interpretación creativa de las motivaciones humanas. Trad. Silvia Peláez. Primera edición. México: UNAM, 2009.

McKee, Robert. El guion. Sustancia, estructura, estilo y principios de la escritura de guiones. Trad. Jessica J. Lockhart Domeño. Barcelona: Alba Editorial, 2002.

Sontag, Susan. Ante el dolor de los demás. Trad. Aurelio Major. Primera edición. México: Debolsillo, 2018.