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Doodlebug: el cortometraje con el que Nolan comenzó su carrera

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El primer acercamiento de Christopher Nolan al cine fue a través de la cámara Super 8 mm de su padre. Con ella marcó sus primeros pasos en el quehacer cinematográfico a los siete años junto con su hermano Jonathan (quien hoy es su co-guionista y productor),  filmando esencialmente secuencias protagonizadas por sus figuras de acción. En ese momento descubrió que era una actividad a la cual quería dedicarse profesionalmente.

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Nunca fue a la escuela de cine, pero perfeccionó sus habilidades como director mientras estudiaba literatura inglesa en el University College de Londres (UCL). Para él, era importante contar con un título en algo no relacionado al cine porque “da una visión diferente de las cosas”, pero se aseguró de que la universidad de su elección tuviera instalaciones cinematográficas adecuadas. Así accedió a equipo de edición profesional y a cámaras de 16 mm.

¿De qué trata Doodlebug, el primer corto de Nolan?

En ese formato realizó Doodlebug, cortometraje de tres minutos que estrenó un año antes de su primer largometraje, Following (1998). El inglés se dedicó a escribir el guion de su debut durante sus estudios. En él cuenta la historia de “un hombre desaliñado en un apartamento sucio”, dice la sinopsis.

Doodlebug se distingue por una estética granulada en blanco y negro que narra los intentos de un hombre solitario de aplastar un insecto en su lúgubre departamento. Más tarde descubre que es una versión pequeña de sí mismo imitando sus acciones. En los segundos finales, la cámara encara al hombre. El espectador es testigo de lo que él no puede: una versión más grande se cierne sobre él, condenándolo al mismo destino que el personaje principal provoca. 

Al tratarse de una historia sin diálogos, Nolan establece el ambiente con sonidos: el reloj hace tic tac, suena la alarma y luego el teléfono; captura vívidamente las emociones en la habitación. El guion se ejecuta hábilmente a pesar de llevarse a cabo en una sola locación y, aunque la trama es tosca, el autor lidera con su cerebro, con sus ideas. Aquí, el estado de ánimo y la psicología del personaje son primordiales. 

En sus 179 segundos de duración, el cortometraje es un testimonio de una de las preocupaciones más simples pero consistentes de su filmografía: la realidad rara vez es lo que parece. Una simple revelación convierte al depredador en presa; el cineasta utiliza el estado inconsciente del personaje sobre su eventual destino para alterar la existencia del espectador. 

El proceso de Nolan para realizar Doodlebug

Para el proyecto, el director reclutó a su esposa, Emma Thomas, quien produjo el corto y marcó el inicio de la colaboración en la producción para sus próximas películas. Por otra parte, Jeremy Theobald, un amigo cercano de la universidad que también pasó a trabajar con Nolan en su ópera prima, fue elegido como el hombre paranoico en Doodlebug. El proceso de rodaje, en sus propias palabras, duró exactamente un fin de semana.

Doodlebug: el cortometraje con el que Nolan comenzó su carrera

El cineasta habló sobre los inicios de su carrera en la edición Criterion Collection de Following (1998). Una de las razones para filmar en blanco y negro fue, según Nolan, que enmascaraba la calidad de bajo presupuesto de sus producciones. “Lo simplificamos para obtener un estilo expresionista en blanco y negro, de forma económica y rápida. Lo hacemos principalmente como una cámara de mano, por lo que no estamos imitando películas de gran presupuesto”, cuenta en la charla. 

En cuanto a los aprendizajes que Nolan recibió durante la realización del cortometraje, en el mismo espacio explicó que repitió la metodología en su ópera prima: cada fin de semana filmaba de dos a tres minutos de metraje mientras trabajaba en otras empresas para poder pagar sus películas. “Aprendes de cierta manera a filmar y juntar todo el material. Lo que hicimos en Following fue grabar un cortometraje cada fin de semana”.

La retrospectiva de la crítica hacia la obra fue positiva: espacios como Film School Rejects y Digital Spy llamaron al director “uno de los cineastas más intrigantes e inteligentes desde el primer cuadro de Doodlebug”, llegando a comparar su ejecución con la del debut direccional de George Lucas, titulado THX 1138 (1971).

El cortometraje es un precursor de los temas psicológicos que Nolan afianzó en Memento (2000) y la narración de múltiples capas de The Prestige (2006) e Inception (2010). En su centro se encuentran las preocupaciones del cine de Christopher Nolan: la psique, la percepción y los distintos niveles de existencia y realidad.

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