Corsage: personajes históricos rescatados por la ficción | Crítica

Realizadora y actriz hacen un gran trabajo al rescatar a tan importante personaje histórico, sin la frivolidad melodramática del pasado. Por todo lo anterior, Corsage es más que “cine de época”.
La emperatriz Sissi (Vicky Krieps) ha cumplido 40 años y la corte se lo recuerda a cada instante, ya sea criticando su peso o subestimando sus funciones reales. Debido a la indiferencia del emperador (Florian Teichtmeister) e hijos, la monarca cae en una depresión que la llevará a buscar alguna razón que dé sentido a su insustancial vida. Según la directora, esta versión alternativa de Elisabeth de Austria está inspirada por sus poemas, cargados de sátiras sobre la familia real e indicios de una silenciosa depresión.
El buen cine de época sabe conectar pasado con actualidad. Corsage (2022) es un drama histórico que oculta amargas reflexiones sobre la efímera existencia en su (aparente) lánguido argumento. Marie Kreutzer (directora) toma un periodo “intrascendente” en la biografía de Elisabeth de Austria (mal idealizada por la cultura popular) y lo ficciona, para crear una crónica feminista sobre la crisis de los 40, como si se tratara de una estrella en decadencia; puesto que, mientras al emperador le es permitido un “segundo aire” con jóvenes plebeyas, ella es cuestionada por conservar el impulsivo brío juvenil.
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La decadencia monárquica está presente en cada escena, ya sea mediante mordaces diálogos o la ambientación de palacios como fríos búnkeres con estrechas habitaciones; sin embargo, pareciera que solo la protagonista lo nota. Los abruptos intentos por incomodar, simulando romances inexistentes o siendo irreverente en actos oficiales, es pura rebeldía para incentivar su propio arraigo a la vida, dado que ha perdido todo estatus en la corte. Si la familia real es indulgente, únicamente se debe al privilegio de su linaje, demostrado con las visitas a hospitales psiquiátricos, llenos de mujeres “torturadas” por no cumplir la función de “florero” en sus familias.
Como las juventudes conservadoras actuales, los hijos desaprueban el progresismo de Sissi, especialmente la pequeña archiduquesa, avergonzada por el “mundano” comportamiento de su madre. El generalizado moralismo del Imperio contrasta con las revoluciones ideológicas del exterior. Los encuentros con Louis Le Prince (presunto inventor del cine) y el primo Ludwig II (Manuel Rubey) dan respiros a la encorsetada cotidianidad de Elisabeth en Austria. La estética fría y austera crea un ambiente de crepuscular purgatorio, previo a las conocidas tragedias familiares.
Mencionado lo anterior, es notable que el filme no se quede en el plano melodrama morboso sobre la joven inocente destruida por la corrupta nobleza —como La Duquesa (2008) o cualquier filme sobre la Princesa Diana—, pues la película se aproxima más al visual humor negro de La Favorita (2018), poniendo especial interés en cómo la melancolía de Sissi es avivada por el miedo a ser prescindible, llegando a abrazar la idea de simplemente desaparecer. La emperatriz adquiere una oscura lucidez tras descubrir que nadie la ama; por lo tanto, no tendría importancia su muerte mientras exista otra persona que llene el vacío y cumpla sus funciones, como las camareras del palacio, a quienes ella misma confunde. Los fallidos intentos por encontrar afecto en diversos personajes solo la hunden más en la depresión.
El argumento de Corsage es de lo mejor del año, al evitar hechos biográficos sensacionalistas de Elisabeth de Austria, como la posterior muerte del archiduque Rodolfo (Aaron Friesz) o su propio asesinato por un anarquista. Astutamente, Kreutzer aborda entrelíneas los datos más famosos sin recurrir a la acartonada recreación histórica del serial La Emperatriz (Netflix). Jamás se menciona a Sofía de Baviera, pero la posesiva suegra se convierte en un fantasma que controla a su familia desde la tumba. También, el famoso “arrebato” de la corona a su hermana Elena es transformado en un prolongado síndrome del impostor que expía con su dama Marie Festetics (Katharina Lorenz), a quien llama “hermana” sin serlo, sustituyendo los vínculos familiares que perdió.
El anacronismo fílmico suele ser intrusivo y chirriante, pero en Corsage apenas es perceptible, pues los rastros de modernidad (al son de As Tears Go By) parecen suceder en la privacidad del espectador con la protagonista, ignorados por el resto de personajes. Marie Kreutzer y Vicky Krieps (quien impulsó el proyecto) crean el desencantado retrato de una regente adulta, el cual va a contracorriente de la obsesión cinematográfica de rejuvenecer reinas, como Saoirse Ronan (entonces tenía 24) interpretando a María Estuardo, de 44 años. Realizadora y actriz hacen un gran trabajo al rescatar a tan importante personaje histórico, sin la frivolidad melodramática del pasado. Por todo lo anterior, Corsage es más que “cine de época”, con la espectacular Krieps dando una de las mejores actuaciones del año.
Tráiler de Corsage
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