Carrie: la indigna sangre

El terror es un género que brinda a sus fanáticos sensaciones diversas, desde el escalofrío más puro hasta la satisfacción de una venganza. Las mejores historias en esta categoría son las que trascienden el espanto para abarcar temas que ignoramos por comodidad de nuestras sociedades. En Carrie (1976) hay una historia de venganza, sí, pero también de bullying, del cuerpo cambiante.
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Las primeras imágenes de Carrie White son las de una adolescente aislada reducida a la rareza con su cabello tapándole el rostro. En un partido de volleyball escolar es la integrante menos socorrida y la que peor se trata. Esto parece un episodio típico de violencia estudiantil, el cual escala en las duchas femeniles cuando la joven pelirroja pierde el control ante su primera menstruación. El cuasierotismo con el que Brian de Palma muestra a la protagonista al explorarse sensiblemente en la ducha se interrumpe por la sangre en su cuerpo y por la actitud de las chicas que se ríen como si fuera algo vergonzoso.
Los profesores no soy muy distintos; se burlan de las opiniones de Carrie en clase o ni siquiera saben su nombre. En la cúspide de estas relaciones tóxicas se encuentra su madre, quien desde el fanatismo religioso le oculta algo tan natural como los procesos de su cuerpo, además de que condena que el sangrado fue causado por los pensamientos pecaminosos de su hija. Una bruma rodea la casa de Carrie pese al clima caluroso, misma que adelanta la entrada a un tipo de mazmorra poco iluminada y llena de imágenes religiosas.
Sobre este último punto, las pinturas en las paredes tienen un aspecto siniestro, casi anticristiano, que deforma la santidad en vínculo con una madre que es implacable verdugo. Las penitencias y rezos para nuestra protagonista no tienen fecha de vencimiento, en casa su vida está dedicada al arrepentimiento y a la sumisión, debido a lo que en la escuela es blanco fácil de violencias. La única persona que se preocupa por Carrie es su maestra de gimnasia, mujer que intenta imprimirle seguridad.
A la par de estos acontecimientos, la chica descubre que tiene el poder de la telequinesis, el cual se activa cuando es abrumada por sus distintas vivencias negativas. La suerte de Carrie cambia, no obstante, cuando el apuesto Tommy Ross la invita al baile de graduación. La pelirroja se prueba maquillajes por primera vez, confecciona el vestido con el que pasará una noche perfecta, no importándole la opinión de su madre que le advierte que todos se reirán de ella.
La ansiada noche llega por fin. Carrie despeja su rostro por cuenta propia (en señal de autoaceptación), confía en su apariencia y asiste al evento con su cita. Empero, tras bambalinas se gestó todo el tiempo una broma en su contra, el recordatorio de que la sangre menstrual es indigna en el contexto de este filme, comparada literalmente con restos de un cerdo. Una cubeta baña a Carrie, humillándola después de convertirse en la reina del baile y devolviéndola a su estatus de exclusión.
En este instante, un caleidoscopio de risas y ofensas acapara la visión de la chica, quien libera su poder para vengarse de sus agresores cerrándoles las puertas del gimnasio, electrocutándolos y destruyéndolos con un incendio. Bajo este contexto, destaca la split-screen del director para mostrarnos la masacre, también la tensión que construye con cámara lenta para llevarnos hasta ese momento. Otro uso fascinante de las herramientas cinematográficas son los jump cuts al ojo de Carrie cuando asesina a los orquestadores de su humillación, quienes intentan atropellarla.
De vuelta a su hogar, a la joven le queda solamente enfrentarse a su madre que considera sus poderes obra del diablo. La mujer la invita a un último rezo, tras lo cual la hiere y la sigue con cuchillo y una sonrisa macabra. Sin embargo, con sus poderes Carrie le lanza otros objetos afilados hasta detenerla, asesinándola en una posición reminiscente a Cristo, pero con tinte blasfemo, pues en sus últimos segundos la madre parece en orgasmo gracias a que muere por su fe como una mártir. Carrie opta por destruir su hogar, y con él se sepulta junto a su madre en un fuego que semeja al infierno.
Adaptación de la obra homónima de Stephen King, Carrie es una metáfora además del sentimiento de monstruosidad que trae consigo crecer. ¿Por qué los poderes de la pelirroja aparecen tras su primer periodo menstrual y no antes? Cabe la pregunta. Si bien su cuerpo no sufre una metamorfosis, la chica evoca como la mayoría de adolescentes la otredad, esa fase de desencantos con uno mismo y con el mundo. Por otro lado, si bien la menstruación es un tema mejor abordado actualmente, continúa en gran parte destinado a la intimidad por resultar incómodo y asociarse con la suciedad.
Carrie está disponible en renta en Amazon Prime Video y Apple TV
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Miguel Sandoval Ver todo
Me gustan las películas de Éric Rohmer y de Robert Bresson. Escribo en un intento por expresar lo inexpresable.