Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo: atraídos por la nada | Crítica

Por: Irving Javier Martínez (@IrvingJavierMtz)
Evelyn (Michelle Yeoh) está abrumada por sus deberes y frustraciones. Durante una visita a la oficina de impuestos, es advertida por una versión alternativa de su esposo (Jonathan Ke Quan) sobre el colapso del Alfaverso a manos de Jobu Tupaki (Stephanie Hsu), ser vengativo que viaja entre dimensiones causando caos. Evelyn tendrá que aprender a conectar con otras versiones de sí misma para vencer al siniestro enemigo.
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La tentación por “la nada” en forma de dona podría ser la motivación “villanesca” más poética en la historia del cine. Debajo de la estética chirriante se esconde un subtexto melancólico que antecede a la probable trágica desaparición de un personaje incomprendido y en soledad. La próxima desintegración familiar es un arranque pesimista que permite ahondar en el autodestructivo impulso de lanzarse al “vacío”, como puerta de escape al dolor y la tristeza, un metafórico espacio oscuro donde todo pierde importancia. Sin embargo, vienen Los Daniels (Daniel Kwan y Daniel Scheinert) con su lado cursi (aquel que quiere dirigir la secuela de Cómo perder a un hombre en 10 días) a decirnos que existe algo más grande que un gigante agujero negro absorbiendo todas las cosas: el amor, ¿qué tipo de afecto? El que sea y en cualquier forma.
La irreverente fractalidad del filme es llamativa, pero su principal atractivo es el estallido de emociones que evoca la aventura de Evelyn; según los directores, una deconstrucción de las películas de acción con el objetivo de dar al espectador más amor que muertos y violencia. Este homenaje a The Matrix (1999) —y en general, al barroquismo de las hermanas Wachowski— fue escrito como respuesta a la mala recepción del “cadáver flatulento” en Swiss Army Man (2014), pese a tratarse de un sólido drama sobre la amistad. Por tal motivo, los autores se esmeraron en perder el menor porcentaje de audiencia, racionando los gags y el humor chabacano.
En Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo, Los Daniels encontraron el tono justo para mostrar plugs anales y consoladores sin distraer al espectador de lo esencial: la confrontación entre madre e hija. Frente a la profundidad melodramática del reencuentro, las absurdas leyes que rigen la ciencia ficción pierden importancia, aunque la comedia continúa comportándose con el mismo descontrol que en Swiss Army Man. La diferencia entre ambas películas se debe a la fractura dramática a mitad de metraje (donde el metacine concluye y el público tiene un respiro); a partir de ese punto predomina el estilo indie más convencional y mesurado.
Tal segunda parte, titulada “En todas partes”, aproxima a los personajes hacia un drama paternofilial clásico, y es ahí donde los realizadores atacan con el sentimentalismo. El homenaje a Deseando Amar (2000) abre una digresión densa sobre cómo sentir lástima por las “malas elecciones” del pasado es un pretexto para no solucionar el presente; un giro temático bastante serio en una película que pretende competir en el mercado cinéfilo, pero muy acorde a la industria actual. Teniendo en cuenta que rentables franquicias de acción, como James Bond, giran enteramente alrededor de los “sentimientos” (en el pasado, no veo a Sean Connery arrastrando el recuerdo de Vesper), la obra de Los Daniels es un producto “feel good” que cumple con todos los requisitos del GRAN CINE COMERCIAL en tendencia, el cual ofrece una nostalgia estrictamente razonada.
Con el cercano estreno de Doctor Strange en el Multiverso de la Locura (2022), la película no pudo tener mejor timing, sobre todo, porque comparte similares recursos narrativos con mejor ejecución del lenguaje fílmico. El éxito de Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo tendrá repercusiones en el cine mainstream, así como la tuvo Taika Waititi en su momento. El remix estético de los realizadores desborda múltiples escenarios de fantasía y ciencia ficción que antes no eran tan bien recibidos por la crítica y el público… recordemos el fracaso de El atlas de las nubes (2012). La “buena acogida” es un indicio de que vivimos nuevos tiempos para la ficción más saturada y áspera, y que A24 (y similares) parece llevar la vanguardia.
Análisis de secuencia de Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo
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