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¿Dónde está la casa de mi amigo?: una de las películas más enternecedoras de Kiarostami

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¿La otredad se pierde al llegar la vida adulta? ¿En qué momento se pierde la preocupación por el otro para convertirse en un adulto rapaz incapacitado para entender los problemas de los otros? Parecen ser preguntas entre líneas planteadas por Abbas Kiarostami en ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987).

Perteneciente a una camada de directores de la posrevolución iraní, Kiarostami fue uno de los directores más reconocidos y controvertidos de su país. Además de ser cineasta se destacó como poeta y fotógrafo. Su película más reconocida fue El sabor de las cerezas (1997) que le valió la Palma de Oro en Cannes y lo consagró como uno de los cineastas más importantes de su época.

En ¿Dónde está la casa de mi amigo? se presenta la historia de Ahmad, un estudiante ejemplar que presencia en la escuela la perorata de su profesor a su compañero Mohamed, quien ha olvidado su cuaderno con la tarea y por esto es amenazado de ser expulsado si la situación se repite. Cuando Ahmad se dispone a hacer sus deberes se encuentra con el infortunio de haber tomado, por error, el cuaderno de Mohamed y cae en cuenta del problema que esto le traerá a su compañero. Tras una serie de dudas y dificultades, el niño tomará la resolución de atravesar Koker para regresar el cuaderno a su compañero.

La película, que toma su título de un verso del poema Dirección de Sohrab Sepehri (a quien está dedicado el filme), retrata la esencia de ser niño y los problemas esto trae en una población donde no sólo se es subestimado, sino ignorado. El director transmite al espectador de manera magistral la frustración que sufre el protagonista durante toda la trama; ninguno de sus diálogos pareciera tener réplica, jamás es escuchado por sus familiares, ni por los adultos que lo rodean a menos que sea para encomendarle alguna tarea o regañarlo por la forma en que realiza alguna. Su travesía por Koker se presenta con planos de las calles cerradas, a veces laberínticas, que se encargan de acentuar las dificultades de su misión.

En el camino se encontrará con el anciano carpintero de Poshteh, el único adulto aparentemente capaz de escucharlo, comprenderlo y ayudarlo. Paradójicamente, a pesar de sus intenciones, este se ve limitado por su condición física derivada de la ancianidad y termina por no ser de ayuda para Ahmad, quien a pesar de la frustración que esto representa, jamás atinará a reprocharle su error al viejo carpintero.

Llama la atención la dicotomía que se forma entre este par de personajes: el niño con toda la vitalidad y el anciano que camina con esfuerzos. Será entre ellos en quienes surgirá uno de los diálogos más interesantes de la película, en el cual el anciano diserta sobre las nuevas tecnologías, particularmente el acero, que han terminado por hacer su trabajo a un lado y sobre las ciudades que él no está dispuesto a habitar.

La idea de la impotencia en la infancia es remarcada por los otros niños que se presentan, desde aquel que se queja en un par de ocasiones de un dolor en la espalda, y que más adelante es justificado cuando observamos la secuencia donde ocupa sus tardes en cargar pesados baldes de leche, hasta el par de primos que deben recorrer grandes distancias para llegar a la escuela, donde el adulto que funge como profesor, quien en teoría debería ser un escucha para sus estudiantes pero pareciera sólo estar interesado en su labor y no en la de sus interlocutores.

¿Dónde está la casa de mi amigo?

Si bien el cine de Kiarostami está fuertemente influido por el neorrealismo italiano, en esta cinta podemos rastrear a una reinterpretación del Antoine Doinel presentado por Truffaut en su Les quatre cents coups (1959), pues una juventud rebelde como la de Doinel suele tener sus orígenes en una infancia ignorada.

Por otro lado, los ecos de Ahmad llegan hasta Ícaro, el protagonista de Ma vie de Courgette (2016) de Claude Barras, donde un niño (que casi comparte edad con Ahmad) encontrará en la amistad el refugio para las heridas del abandono que el mundo adulto provoca con su hostilidad.

¿Dónde está la casa de mi amigo? tiene un final abrupto —y no por eso menos encantador— enmarcado por varias circunstancias. La primera de ellas es Ahmad llegando tarde al salón de clase, cuando tras la interrogante de su retraso, se asumirá como un habitante de Poshteh, la región de donde viene Mohamed en una especie de “yo soy el otro, el otro es yo”. Tras haber solucionado el problema de su compañero, este le entrega el cuadernillo con una flor entre sus hojas: el gesto del cual florecerá una amistad. La flor es a su vez un regalo del anciano carpintero. Finalmente, el profesor rotulará en el cuadernillo un “Excelente” tal como ha sido el gesto de Ahmad para con su compañero Mohammed.

Se trata de una de las películas más enternecedoras del director iraní en la cual logra hacer de una anécdota cotidiana toda una reflexión filosófica y social del entorno en Koker.

¿Dónde está la casa de mi amigo? está disponible en MUBI.

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