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Cinefilia, cine independiente y pandemia: una charla con los creadores de ‘Ok, está bien…’

ok esta bien

Por: Saúl Morón 

Durante la edición 35.2 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) se estrenó Ok, Está Bien… en la Competencia Oficial Premio Mezcal. Es la ópera prima de la directora Gabriela Ivette Sandoval, un largometraje provocador con un profundo sentido de la autoreferencia cinematográfica y personal que homenajea al cine independiente.

Provocador porque representa al estereotipo del cineasta latinoamericano que personifica Mariano, el protagonista interpretado por Roberto Andrade. Mariano es un hombre de 29 años, egresado de la carrera de guionismo y desempleado que vive a costa de su madre. Es un ávido consumidor de películas y partícipe de talleres de guion en los que arremete contra la supremacía que otorgan los realizadores al manejo técnico cinematográfico en vez de la creación de buenos guiones. Quejas que se contrastan con la impecable puesta en escena de la directora y las coreografías fluidas de la cámara de Carlos Arriaga, que siguen a Mariano mientras la trama se torna cada vez más oscura; el tono de esta comedia pasa de ser uno ligero durante las primeras secuencias, a otro ácido a medida que llega a su final atípico.

Ok, Está Bien… está plagado de homenajes a la obra de Woody Allen, asimismo, Roberto Andrade (conocido como el Tío Rober en el mundo del Stand Up) es el guionista de la película, otra forma de tributo al director estadounidense que también escribe e interpreta a sus propios personajes. Pero, además de las referencias cinematográficas, la película contiene autorreferencias personales de Andrade, quien en entrevista con Zoom F7 cuenta que él era muy parecido al personaje: un tipo que había estudiado guionismo, daba clases de  guion pero que jamás había escrito uno de largometraje.

“Entonces sí tenía una especie de crisis alrededor de eso, pues tenía miedo de escribir ese primer guion y que no estuviera a la altura de las expectativas que yo creía que se tenían de mí. Y en términos de producción, desde el principio siempre pensé que si yo quería debutar […] tenía que escribir un guion que podía hacerse con muy poco dinero […] y que yo pudiera interpretar a uno de los personajes para que todavía fuera de más fácil producción”, comentó Roberto Andrade.

“Yo conocí el guión al mismo tiempo que él lo escribió, cuando yo entré a la escuela de cine el 2009. Entonces terminé la escuela y todavía no se hacía la película […] le dije que se haga mi ópera prima como directora. Que Roberto interpretara al personaje facilitó las cosas, no cobró (ríe) yo tampoco cobré mi sueldo como director, por eso somos, ahora sí, como los dueños de la película y tenemos otros socios”, agrega Gabriela Sandoval, egresada del entonces Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) en donde fue acreedora de varios reconocimientos en distintos festivales antes de graduarse. 

La película se realizó con un equipo reducido y recursos propios. Participó con un corte crudo en diferentes festivales, con el que ganó un apoyo para la reescritura del guion y dos premios en Marché du Film de Cannes y en Guadalajara Construye, los cuales sirvieron para la postproducción de sonido y el montaje del trailer, respectivamente. En ese trayecto, ya desde el 2018, incluso antes de tener una versión terminada, Ok, Está bien… tuvo buena recepción de la crítica; por parte de referentes importantes como Fernanda Solórzano y Ernesto Diezmartínez, quien destacó el gran manejo de la técnica cinematográfica de Sandoval, augurando su gran debut.

Durante la entrevista, Sandoval explicó que la película se grabó en 2017 y que el rodaje exigió una inversión económica mínima, porque convocó a sus colegas de la escuela de cine, detallando que esta modalidad de trabajo fue posible por la estructura del guión. “La mayor parte se desarrolla en una locación (en el departamento de la misma directora), son pocos personajes, entonces sí lo hicimos como muy cine guerrilla”.

En ese sentido, Roberto Andrade revela que a pesar de vislumbrar el costo de la película desde el guion, tuvieron que realizar cambios importantes tales como el traslado de la ubicación, que inicialmente sería en Tacuba, “y nos fuimos a Tlatelolco y al final hicimos que funcionara porque presentamos a Tlatelolco como una especie de micro ciudad en homenaje al Manhattan de Woody Allen”. Sin embargo, fueron sorprendidos por el exhaustivo proceso de postproducción y sus precios excesivos que representan una limitante inicial para su culminación.

Al referirse a la participación de la película en el FICG, Andrade calificó a la organización como “un Ángel para Ok, Está bien…” por el reconocimiento y validez que otorgaron a este proyecto, también, se refirió a las adversidades presentadas en otros eventos cinematográficos. “Muchos miembros del jurado de estas convocatorias decían que no permitirían que la película fuera aprobada por las temáticas que maneja, la cachaban de misógina, la cachaban de violenta, entonces se le fueron negando ciertos apoyos”, señaló Andrade, quien también ha escrito guiones para televisión. 

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Roberto Andrade y Gabriela Sandoval en e FICG

Ambos realizadores consideran que la propuesta de su película ocupa un lugar intermedio entre el cine de autor y el cine comercial. “Creemos que sí le beneficiaría mucho conseguir cierto público, y justo pues, lo que está en medio es lo que disfrutan las audiencias más diversas”, detalló la directora.

Pero además Ok, Está bien… es un homenaje al cine independiente y a la cinefilia. “Siempre me imaginé una especie de Clerks (1994) de Kevin Smith, una especie de Stranger Than Paradise (1984) de Jim Jarmusch. O sea, siempre fue como esa idea de hacer nuestra película independiente, en blanco y negro, muy barata que de repente tuviera carencias técnicas, aunque al final casi no las hubo, tuvimos mucha suerte con la post producción”, asegura Roberto Andrade.

A pesar de la postergación de su estreno en el FICG, debido a la pandemia y a la preocupación de la directora porque su proyecto se llegara a “enlatar”, ambos ven este contexto sanitario adverso como una oportunidad de aprendizaje; se sienten optimistas por las ofertas de difusión recibidas, y esperan que el festival sea un escenario que atraiga la atención de las plataformas de streaming tales como Netflix o Amazon Prime.  

“Sí, obviamente como cineasta quisiera que se estrenará en salas, que tuviera su corrida comercial como muchos, pero ahora el contexto de la pandemia pues no facilita las cosas para que eso suceda. Pues justo estamos interesados en que se recupere un poco la inversión; si lo ves son muchos años”, puntualiza Sandoval. 

Al referirse a las ventajas y desventajas de la pandemia para el cine independiente en México, así como al recorte de gastos estatales para el apoyo a lo cinematográfico, ambos expresan su preocupación por la parálisis de varias producciones y los efectos negativos que repercutirán a corto plazo en este sector. Por otro lado, también observan que este panorama resulta oportuno para recalcular la ruta de este tipo de cine. 

“Muchos de nuestros colegas se sienten abandonados, traicionados por el Estado. Sin embargo, yo les diría que tomen el ejemplo de Ok, Está bien… […] Yo le diría a mis compañeros y colegas que se dediquen más al estudio del guionismo cinematográfico, de la estructura dramática, a la cinefilia, no nada más en cuanto a la observación de aspectos técnicos o estilísticos, o fotográficos, sino al desarrollo de personajes, a cómo mezclar a tus personajes para poder contar una buena historia porque ahí está el secreto para hacer una película barata y sumamente interesante”, comparte Andrade. 

También destacan que este contexto significó un tiempo provechoso para sus lados cinéfilos. “He tenido más tiempo de sentarme a ver  muchas películas que no había visto y sobre todo re-ver muchísimo cine que a mi edad se está convirtiendo en un placer delicioso. O sea, ver películas que ya había visto hace 20, 15, 10 años y verlas con otra  perspectiva, es una cosa que me está encantando”, explica Andrade.

La cinefilia de Roberto Andrade, reflejada en Ok, Está bien… también desbordó en dos proyectos que surgieron durante la cuarentena. El guionista y comediante relata que uno de ellos, titulado No Mames Que No La Has visto, es un videoblog dedicado a reseñas y crítica de películas, y tiene como regla que sean obras ajenas a los catálogos de los streamings más famosos como Netflix o Amazon, “para que no se pierda esa cultura de buscar películas que no están ahí a la mano”. 

“Durante ocho años yo tuve el Centro Cultural Woody Allen aquí en Ciudad de México donde se daban cursos de cine, guionismo, filosofía, y lo que llamábamos subcultura pop […] una cosa que le fascinaba a la gente era que le recomendáramos y habláramos de ciertas películas y siempre la frase era así: ¡No mames que no la has visto! Entonces es cuando decido abrir mi canal (en YouTube), más allá de las cuestiones de comedia, quería hacer algo que retomara un poquito el espíritu del Centro Cultural Woody Allen”, menciona Roberto Andrade. 

Su segundo proyecto cinéfilo, el más reciente, se titula Escupir en El Tiempo (como homenaje cómico al libro de Tarkovski) dedicado al análisis grupal de películas icónicas. Al respecto comenta que “es increíble que haya tanta gente dispuesta a ver una hora de análisis cinematográfico de una película. Es que es un proyecto que está pegando muy bien, o sea, tuvimos 200 000 reproducciones en el primer episodio”.

En relación a estos proyectos y a las limitantes del cine independiente, Gabriela Sandoval y Roberto Andrade coinciden en que además de la creación de puentes entre las audiencias y el cine, la autenticidad de las historias es el recurso más importante.

Por un lado, Sandoval observa que “parece un problema en toda Latinoamérica, el cine de autor no conecta con audiencias muy grandes, a pesar que muchas de las propuestas justo tienen corte social”, esto debido a que muchos abarcan la realidad desde una mirada condescendiente, y que “va a ser más genuino, si estás hablando sobre cosas que se relacionan más contigo, que has vivido y que tienes a la mano, creo que eso es lo que está importando que trates de encontrar tu voz cuando una propuesta es genuina, luego luego, llama la atención”.

Por su parte, Roberto Andrade recuerda, “alguna vez lo dije en un No Mames Que No La Has Visto, es que muchos cineastas de repente, hacen una película a partir de lo que ven afuera y hacia abajo, y pocas veces el cineasta habla de lo que ve hacia adentro, o sea, pocas veces el cineasta en México habla de él mismo o de las cosas que le dañan a él mismo. Digo, el ejemplo perfecto es Woody Allen, Charlie Kaufman, Richard Linklater, o sea, hablan a partir de su concepción, de su persona pero muchos mexicanos sólo se dedican a ver hacia afuera y eso es lo que a mí de repente, no se me hace tan atractivo”.

Actualmente ambos cineastas se encuentran en la preproducción de un nuevo proyecto en el que volverán a trabajar juntos. Debido a la incertidumbre sobre la crisis sanitaria, según Sandoval también trabajarán con un crew reducido de 15 a 17 personas y el rodaje necesitará pocos días para evitar contagios que deriven en una posible cancelación de la producción.

“Es una ventaja que te da hacer cine independiente. Cuando no hay tanto dinero de por medio tienes más libertad creativa, más libertad de todo, pero cuando ya tienes el dinero de otras personas en tu bolsillo es más pesado” Aseguró Sandoval, quien también dirigirá este nuevo largometraje, en el que invertirá el aprendizaje que ganó con su ópera prima. Finalmente, Andrade adelantó que para esta nueva película, bajo la consigna de cine independiente, preverán medios alternativos a los festivales para recaudar fondos para la postproducción. 

Esta entrevista es resultado del Taller de redacción y periodismo cinematográfico, impartido por Zoom F7. 

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