La mujer pantera: el dúo Lewton-Torneur y el cine de serie B

Por: Miguel Sandoval
1942. Al escritor y productor Val Lewton lo nombran jefe de la unidad de horror de los estudios RKO (Radio-Keith-Orpheum), una de las majors de la Edad de Oro de Hollywood. Otra promesa se une a Lewton para formar una de las duplas más exitosas y creativas del cine de serie B: Jacques Tourneur.
Fue así que juntos trabajaron en tres filmes consecutivos bajo una serie de condiciones específicas: presupuesto no mayor a 150 mil dólares, películas de duración máxima de 75 minutos. Para colocar en perspectiva tales limitaciones, recordemos que la cinta El cuarto mandamiento (Orson Welles, 1942), también de los estudios RKO, costó más de 1 millón de dólares y tuvo una duración de 88 minutos. No obstante de las restrictivas cláusulas de trabajo, el dúo sorteó las complicaciones y consolidó una fase de triunfos, la cual inició con La mujer pantera (1942), cinta que hoy nos ocupa.
La historia original corrió a cargo de Lewton, quien en 1930 publicó el cuento corto The Bagheeta, del cual germinó la película. En él narra la travesía de un grupo de viajeros medievales en busca de un leopardo, del cual se cree es capaz de tomar la forma de una bella y sensual mujer asesina.
DeWitt Bodeen modernizó el texto gracias a la adaptación que sigue a Irena -una joven diseñadora de modas de Nueva York- agobiada por las leyendas del pueblo de Serbia que la vio nacer. Según ella, un antiguo mal frena la consumación de su amor; embrujo que podría traer como consecuencia su transformación en pantera y luego la muerte de su esposo.
El filme arranca con un tono melodramático que se diluye en cuanto las dudas y el miedo de la protagonista crecen; se trata de un relato de amor que adquiere un aire ominoso conforme el juego de luces y sombras del blanco y negro aumenta. Visualmente, la cinta tiene matices del cine noir y el expresionismo alemán. La influencia de este último fue una respuesta al bajo presupuesto del que disponía el estudio.
Las apariciones de la mujer pantera se resumen en sonidos provenientes del motor de un autobús o a las sombras deformes que proyectadas en las paredes agigantan el terror de las víctimas. Existen solamente un par de tomas en que una pantera real es utilizada.
Sin embargo, la brillantez de La mujer pantera corresponde a la labor de montaje. Sobre esta tarea, Jacques Tourneur eligió una serie de fundidos encadenados para conectar la obsesión de la protagonista con los felinos, también los planos superpuestos para afianzar los instantes en que el sueño y la alucinación ganan por encima de la vigilia. Otra gran muestra de ingenio del cineasta es el uso del sonido: al magnificarlo, produce un desbordamiento de gritos y ecos.
Aquí se ejemplifica este último punto:
Tras estrenarse en Estados Unidos, el filme obtuvo reconocimiento internacional y recaudó la gran cantidad de 8 millones de dólares, cifra que atrajo la atención a los estudios RKO y a la unidad de Lewton, exitosa en parte por el talento de Tourneur detrás de la cámara. La dupla trabajó en las películas Yo caminé con un zombie y El hombre leopardo, ambas de 1943, en las cuales se mantuvo el mismo estilo de producción y filmación hoy alabado por el uso de recursos limitados.
La colaboración productor-cineasta derivó en un legado vital sobre otros directores, entre los que Paul Schrader y Martin Scorsese encabezan la lista, con el remake de La mujer pantera (1982) y el documental para televisión Val Lewton: el hombre en las sombras (2007), respectivamente.
Finalmente recordamos a este dúo creativo con un fragmento de la entrevista que Jacques Tourneur ofreció a la televisión francesa a propósito de su relación profesional:
“Lewton era un idealista con la cabeza en las nubes; tenía algunas ideas osadas (…) En lo opuesto yo era muy pragmático, así que hicimos un gran equipo y trabajamos muy bien juntos (…) Fue una época feliz en mi vida, él me enseñó el sentido de poesía que me faltaba. Las tres películas que hicimos son muy poéticas, lo cual se quedó conmigo hasta después”.
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