Una mirada a las cinefotógrafas mexicanas

Desde hace tres décadas la tarea de los emplazamientos de cámara, la composición, la óptica y la iluminación se abrió a la mirada femenina. Al acercarnos a la historia de Celiana Cárdenas, quien estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) de 1987 a 1992, siendo la primera mujer en egresar como Directora de Fotografía, emerge el tema del género como una limitante para ocupar puestos indispensables dentro de una producción, en este caso la dirección de fotografía.
Celiana tenía clara su meta desde que se adentró al mundo audiovisual. Aún con las barreras, como el hecho de que el sindicato consideraba a la labor de DOP como exclusiva para hombres, logró tener la cámara en sus manos y arrancar su carrera como asistente en 1988 con Rodrigo Prieto, Guillermo Granillo, Xavier Pérez Grobet y Emmanuel Lubezki. Posteriormente fue segunda asistente de cámara en Danzón (María Novaro, 1991), fotografiada por Rodrigo García.
El siguiente listado de cinefotógrafas mexicanas es una muestra de la amplia labor de las mujeres en este departamento. Se trata de distintos perfiles, que han elegido al cine como factor expresivo; dos de ellas (Dariela Ludlow y María Secco) cuentan con carreras ya consolidadas, y en el caso de Diana Garay vemos uno de los talentos emergentes más destacados. Entre ellas han fotografiado algunas de las películas más destacadas del cine mexicano contemporáneo.
María Secco
Su ojo ha estado detrás de algunas de las historias más crudas que nos ha mostrado el cine mexicano contemporáneo: La libertad del diablo (Everardo González, 2017) y La jaula de oro (Diego Quemada-Díez, 2013). María, egresada del CCC, es una de las cinefotógrafas más prolíficas no sólo a nivel nacional.
Comenzó su carrera en 2007 con el cortometraje Reality show (Federico Schmucler, 2009) nominado a los premios Ariel como Mejor cortometraje de ficción. A partir de entonces ha desarrollado variadas propuestas: desde la atmósfera de penumbra y sombras que exigía La libertad del diablo, hasta la calidez de ficciones como Club sandwich (Fernando Eimbcke, 2014). Aun con lo distintas que puedan parecer las películas que ha fotografiado, todas destacan por la luz intimista que define la mirada de María.
Además de las mencionadas, María Secco, originaria de Uruguay y quien forma parte de la AMC, ha estado a cargo del departamento de fotografía de La demora (Rodrigo Plá, 2012), Los insólitos peces gato (Claudia Sainte-Luce, 2014) y Te prometo anarquía (Julio Hernández Cordón, 2015), entre otros títulos que han sido reconocidos por su propuesta visual en festivales nacionales y latinoamericanos.
Dariela Ludlow
Su formación empezó en los rodajes, y más que para aprender el oficio, la escuela le funcionó para afinar y especializar su mirada. Previamente a estudiar en el CCC, trabajó en varios departamentos antes del de fotografía, hasta que fue asistente en Perdita Durango (Alex de la Iglesia, 1997). En una entrevista con Cuartoscuro, Dariela comparte “Yo ya sabía la técnica, pero la escuela transformó mi manera de entender el cine”.
Ha creado una destacada mancuerna con la también mexicana Natalia Beristain, directora de No quiero dormir sola (2013) y Los adioses (2018), películas que Dariela ha fotografiado. Paralelamente se ha desempeñado en la dirección. Y ya sea en la ficción o en el documental, su trabajo como directora refleja sus preocupaciones familiares. En Esa era Dania, que formó parte de la selección oficial del Festival de Cine de Morelia de 2016, vemos la historia de su sobrina, una madre adolescente que enfrenta el desafío de criar a una niña sola; en Un día menos (2011) nos aproxima a la ignorancia en torno al Alzheimer a partir de lo que vivió con sus abuelos.
Una de las constantes en la iluminación de Dariela, también integrante de la AMC, son los contraluces que presentan facetas determinantes de los personajes o puntos de quiebre. También destaca la combinación de planos medios cortos y abiertos, envueltos en una tenue iluminación que siempre delinea paletas de colores cálidos. Tales características dotan de sutileza a la puesta en cámara y crean ambientes que van de la mano con la historia. Su más reciente trabajo es en Las niñas bien (Alejandra Márquez Abella, 2019).
Diana Garay
Con su primer largometraje Distancias cortas (Alejandro Guzman, 2015), es una de las miradas prometedoras de la cinefotografía mexicana. La forma de acentuar la corporalidad y de potenciar una atmósfera distinguida por el abandono es una de la mayores virtudes del largometraje. Sin duda la escena inicial es uno de los planos más contundentes en las producciones recientes del cine mexicano.

Previamente dirigió y fotografió el documental Mi amiga Bety (2013) en la que vemos la historia de Beatriz, una joven condenada a 30 años de prisión por el asesinato de su propia madre, y el cual fue ganador del premio DOCSDF a Mejor Largometraje Documental Mexicano.
Diana ha incursionado en diversos formatos, como el cortometraje, las series de televisión y el largometraje documental y de ficción, el más reciente es Leona (Isaac Cherem, 2018).
Leticia Arredondo
Cofundadora y editora de ZOOM F7. Escribo sobre cine y fotografía.
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