Basada en hechos reales | Crítica

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. […]
Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, […]
Poco a poco voy cediéndole todo…
Borges
Parece que la relación entre Borges y “el otro” es amistosa, parasitaria, pero amistosa. No sucede igual con los personajes de Polanski: Delphine, una escritora que se encuentra en un bloqueo creativo después de su último bestseller, y la mujer que poco a poco se apodera de ella.
Paradójicamente, tras ver Basada en hechos reales (Roman Polanski, 2018), la última película del cineasta franco-polaco, soy yo la que se enfrenta al bloqueo del escritor para hablar de una mujer que se paraliza frente a la tarea de una nueva obra que supere a la anterior, y decide refugiarse en quien parece una admiradora más y resulta ser su crítica más ardua. Yo, a diferencia del personaje de Emannuelle Seigner, no recurro a nadie porque la película de Polanski no es para tanto.
A lo largo de sus carreras, cineastas, actores, y demás del gremio, cuando van por la lateral y no por la vía rápida se permiten realizar trabajos que no les dan gloria, quizá penas, pero los mantiene presentes. Ahí se halla Basada en hechos reales, que aunque en su ficha técnica estén los apellidos Polanski y Assayas es un filme predecible, simplón y en ocasiones hasta irrisorio.
La premisa es simple, tanto que si la escribo con adjetivos y todo, no queda mucho qué decir. Sin embargo el problema no radica en ello, grandes películas pueden partir de argumentos sencillos. El inconveniente está en que no juega con los elementos que tiene a su disposición para presentar desde otra arista un tema conocido.
Así, su principal falla se encuentra en el guion, carente de fuerza y de resoluciones inteligentes. Más que por necesidad de un final efectista que por destreza, la película se soporta sólo en dos personajes y una y otra vez cae en un ritmo que no quiere sacar de la receta la supuesta tensión que requiere un thriller.
Hablo de malas resoluciones cuando su protagonista cede ante acciones que no tienen una lógica al interior de la historia, pero sí cuentan con una función narrativa: únicamente hacer avanzar la trama. ¿Cómo es posible que una escritora que se presenta voluntariosa caiga rendida a los pies de una lectora mandona? Al interior no hay una respuesta, desde afuera: “Pues porque es película”. Después de rendirse ante Eva Green, la protagonista pocas veces se cuestionará la presencia de esa mujer en su vida. Esta falta de fuerza del guion es evidente en el clímax: en el momento más álgido del de su encuentro una de ellas decide desparecer, así, sin más. Sin rival no hay pelea, no hay un ganador y el desenlace se desploma.
Aun con ello la película tiene puntos rescatables: el manejo del color en los personajes y el diseño de producción. Ambos son usados con acierto para definir la naturaleza de la relación entre ambas y la curva dramática de una de ellas. Afortunadamente, esas pistas están mejor presentadas que sus diálogos, los cuales en vez de provocar el interés develan gran parte de lo que va a suceder. En pequeños utensilios de la cotidianeidad se ve hacia dónde avanza Ella, el personaje de Eva Green, y cuál es la verdadera razón de que la veamos adueñándose de la vida de Seigner. Punto para el diseño de producción.
Y en un espacio medio, ni acertado, ni doloroso, la cámara del director. La fotografía, la mayoría de las veces es descriptiva, sin miras a nada más. Poco se explora con la cámara, se deja fija y no se apoya mucho de sus composiciones visuales para sopesar esa inmovilidad. No obstante, como buen director experimentado, Polanski cierra el encuadre cuando quiere mostrar una cámara encimosa, y lo abre cuando es necesario, para dejarnos ver la ejecución en paralelos, el avance depredador de un personaje hacia otro, o decirnos un poco más de quién es ella y quién Ella.
Y como escribí antes, no hay mucho más qué comentar de esta película que se unirá a la filmografía de sus participantes, pero no marcará ninguna diferencia en ellos. Si el autor decide continuar con la filmación de personajes femeninos que se pierden en su propia psique, sería mejor que regresara al Polanski de Rosemary.
Denise Roldán
Talents press FICG 2019. Por indecisa, soy locutora, guionista y cantante de karaoke. Pero siempre regreso a la escritura, ¡siempre!
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