David Cronenberg y la metamorfosis del horror

Stephanie Valdes Govantes (@fan_nekobasu)
La maleabilidad del cuerpo y su deformación son dos bases fundamentales para entender la obra de uno de los cineastas más prometedores de los años 80, y la cual sigue vigente hasta nuestros días gracias a su concreta visión del horror y el terror.
Hablo de David Cronenberg, quien utiliza de pretexto el cuerpo humano para transformar lo irreal en real, donde el exterior solo sirve de espejo para vislumbrar las deformidades mentales, y materializar en carne y hueso los trastornos que carecen de explicación. El psicoanálisis y la repulsión contribuyen a su legado estético, lo surreal toma relevancia y deja a la deriva a la imaginación.
El cineasta canadiense creció en una familia bien acomodada y gozó durante su infancia y la adolescencia de las artes, lo que le permitió definir y encauzar su talento hacia el séptimo arte. Discriminó de manera sensata sus conocimientos y la información que el mundo exterior le proporcionaba y así fue construyendo un camino bien cimentado que pocos logran alcanzar.
Su formación como científico y los grandes deseos que tenía de ser entomólogo en particular se ven reflejados en su obra, pues veía en los insectos formas de vida curiosas parecidas a cualquier imaginario de ciencia ficción.
Desde hace algunos años se ha atrevido a explorar otras sendas, pero tocando siempre la psique de sus personajes con un excelente manejo del suspenso, como en Cosmópolis (2012) una de sus más recientes películas.
Desde sus primeras cintas, Cronenberg explora y explota el horror y la ciencia ficción, pero no es ajeno al tema social; así provoca a la audiencia. La descomposición que surge en los protagonistas, así como las alteraciones se convierten en algo más que lo literal, es una alusión a la psique individual y social. En Shivers, they came from within (1975) su primer largometraje, exhibe el contagio a través del contacto sexual, acto que se convierte repulsivo a través de una necesidad humana, de aquello que viene desde dentro, desde las entrañas dispuesto a salir para acabar con todo a su paso.
David Cronenberg: Las claves para entender su estilo
Parte de lo mundano a lo idílico, una fusión del mundo real con el mundo subjetivo decorado con imágenes amorfas, increíbles esculturas de lo que antes fue un cuerpo, la carne ahora no se distingue y todo se termina en una metamorfosis del horror.
Con maestría, hace a los personajes reos de sus propios pensamientos que consumen poco a poco su estructura; gracias a ello logra pronunciados cambios en el carácter y comportamiento de los mismos. Pretexto perfecto para fusionar la figura central y a su antagonista, su némesis, no hay mejor pelea que la interna, situación retratada en varias de sus películas como Scanners (1981) o Videodrome (1983). Cronenberg sabe lo que quiere, el horror corporal y los miedos humanos se consumen en un arte de lo grotesco.
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