Cinco películas imperdibles de los Estudios Ghibli

En el terreno del cine de animación, Estudios Ghibli es uno de los más importante gracias a sus ambiciosas historias combinadas con el talento y genio tanto de Hayao Miyazaki como de Isao Takahata, fundadores del estudio en 1985. Hoy toca dedicarle un espacio a este estudio “artesanal”.
La tumba de las luciernagas (Isao Takahata, 1988)
“21 de septiembre de 1945 esa fue la noche donde morí…”
Si después de escuchar la primera frase sigues frente a la pantalla, prepárate porque esta película es quizás la obra más realista y cruda de los estudios Ghibli. Un adolescente, una pequeña de cinco años y un escenario de muerte y ruina son la combinación perfecta para sacarte una que otra lágrima.
La historia refleja la condición humana, su esencia antagónica y su indiferencia ante lo que sucede alrededor. En ella se ilustran las penurias que vivía el país nipón cuando la guerra aún no terminaba. Es un escenario lúgubre, melancólico e incierto para los habitantes en donde la supervivencia se convierte en un estilo de vida.
Después de un bombardeo sorpresa, la suerte de Seita cambiará completamente. Su madre fue alcanzada por el fuego y ahora Seita se encargará de mantener a salvo a su hermana menor, Setsuko. El espectador no se resiste a la dulzura de Setsuko, su inocencia atrapa, traspasa la pantalla y toca las entrañas, es intensa y emocionalmente real; de esa forma Takahata toma de la mano a la audiencia y la lleva a través de la cruda historia. Si creías que una animación podría carecer de realismo, este largometraje te hará cambiar de opinión.
El increíble castillo vagabundo (Hayao Miyazaki, 1988)
El estilo de Miyazaki acompañado de una técnica impecable con la cual Ilustra los problemas entre la humanidad y su entorno, naturaleza y destrucción, la guerra, la paz, la magia y la fantasía. Asimismo, presenta a personajes femeninos, fuertes, valientes y enigmáticos; junto a ellas se encuentran presencias masculinas adyuvantes en las odiseas de estas guerreras. La cinta fue acreedora de varios galardones como el premio del público a mejor película en el Festival de Cine de Sitges 2004 y el Óscar a mejor película de animación 2005, entre otros.
Como en todas sus historias, Hayao logra una sólida construcción de los personajes, desde Sophie hasta Cabeza de Nabo. La belleza del increíble castillo vagabundo recae en el trabajo “artesanal” dirigido por el maestro, así como en el perfecto ensamblaje entre la música compuesta por Joe Hisaishi y los planos abiertos llenos de color que revelan los lugares fantásticos en donde se desenvuelve la trama.
Mi vecino Totoro (Hayao Miyazaki, 1988)
Un espíritu encantador y abrazable, guardián del bosque, sólo se le podía ocurrir a Miyazaki. Sin embargo no todos son tan afortunados como para poder conocer a este vigilante, únicamente aquellos de corazón puro tienen la habilidad de encontrarse con él, y qué mejor que los corazones de dos pequeñas hermanas.
Si no has visto la película, seguramente reconoces a Totoro, cuyo diseño se lo debemos a Kazuo Oga, a quien Miyazaki le encomendó crear al personaje. Para Oga representó un gran reto y así se convirtió en el logo oficial de los Estudios Ghibli, ahora reconocido mundialmente.
El castillo en el cielo (Hayao Miyazaki, 1986)
Encanta con su estética surrealista, en la que el cielo es el lugar para una ciudad flotante y enigmática, naves con forma de insectos y una adolescente poseedora de la llave que abre este maravilloso lugar. Una vez más la protagonista tienen como adyuvante la figura de un hombre, la curva dramática de Sheeta toma fuerza con la ayuda de Pazu. Se protegen el uno al otro y al mismo tiempo a la humanidad, renunciando al “edén” flotante para eliminar la ambición de aquellos que quieren ocupar la ciudad para hacer el mal.
La princesa Mononoke (Hayao Miyazaki, 1997)
La animación de este filme ahonda en el realismo de los movimientos de los personajes y el manejo de la cámara: planos abiertos con la intensión de mostrar la bella naturaleza y cerrados para concentrar la tensión dramática de los personajes. Los trazos de los mismos (tanto de los humanos como de los animales) el gran trabajo de animación y la compleja historia hacen de esta cinta una obra maestra.
En este filme queda representada la corrupción del alma en los espíritus casi incorruptibles, la pelea interna entre el bien y el mal y la búsqueda de la humanidad por la destrucción de la naturaleza.
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