Dulces sueños, mamá | Crítica

A riesgo de sonar reiterativo, es evidente que Michael Haneke es uno de los realizadores más talentosos actualmente, dejó escuela y su firma es inigualable. Tanto, que sus compatriotas Severin Fiala y Veronika Franz tomaron como referencia Funny Games (1997) para el desarrollo dramático de su filme.
Dulces sueños, mamá (Veronika Franz, Severin Fiala, 2015)narra el periplo de unos gemelos para descifrar la identidad de su madre, quien ha vuelto desfigurada de un accidente. La realización es a la Haneke, con planos de larga duración, una paleta de color sombría y opaca, personajes cuya motivación no se aprecia claramente, se enmarca dentro de los cánones de la tragedia y además, se cuece lento.
La historia pudiera parecer original, pero el público más agudo verá en el dúo sádico a una referencia directa al filme del austríaco. Lukas y Elias Schwartz ofrecen una interpretación única e inquietante, la madre personifica a la ambivalencia, lo mismo ama a sus hijos que les odia. El espectador es testigo y juez ¿es ella la verdadera mamá de los hermanos?
La cinta es arriesgada e interesante. Comienza con una secuencia sonorizada por una canción de cuna, cuyo acompañamiento visual funciona para plantear un mundo siniestro que de inmediato causa una sensación de incomodidad.
A pesar de sus excelentes interpretaciones sufre en el apartado del guión, solucionando varios enigmas con Deus ex (Elementos que el escritor se saca de la manga), esto provoca que algunas acciones luzcan inverosímiles. El primer acto es lento, aletarga y cansa. El segundo intenta establecer la relación madre/hijo tomando como recurso la relación entre los gemelos y el tercero es la resolución del enigma, sin duda el cierre es lo mejor del filme, pero, para llegar a ello, el espectador debe tener paciencia.
La fotografía cumple con creces, el paisaje desolador es una extensión de las emociones del personaje grupal formado por el binomio, la soledad se ejemplifica por un hogar en el medio de la nada, rodeado de pastizales y un lago cuya quietud tensa. Los atardeceres se ven deslucidos, el diseño de arte, parco nos habla de la madre, la casa es ella, el exterior: los niños.
Dulces sueños, mamá es una película que maneja perfectamente bien las convenciones del suspense, aun con sus carencias en el guión, es un ejercicio que cumple al tensar e inquietar a quien debe: El público.
Gerardo Herrera
Guionista, cofundador y editor de Zoom F7
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