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¡Que Viva México!: crítica social desdibujada

¡Que viva México! quiere burlarse del hecho de ser mexicano en la actualidad, pretensión que le hace perder complejidad en los temas que busca abordar: racismo, clasismo, polarización política, corrupción e identidad nacional.

Tras varios problemas de distribución con Netflix y una serie de acusaciones de “censura disfrazada” al IMCINE y a la Secretaría de Cultura, supuestamente por haber negado el financiamiento “de forma arbitraria”, Luis Estrada vuelve con ¡Que viva México! El director retoma su particular estilo cinematográfico para ejecutar una nueva crítica social llena de humor negro que reflexiona acerca de la idiosincrasia del mexicano, sin embargo, esta vez se queda lejos de la calidad que alcanzó en sus anteriores entregas.

Se trata de la quinta entrega de una saga fílmica que comenzó a tejerse desde finales del siglo XX con La Ley de Herodes (1999), y continuó sexenio a sexenio con Un mundo maravilloso (2006), El Infierno (2010) y La Dictadura Perfecta (2014). En ¡Que viva México! se retoma el viejo adagio del séptimo arte que reza: “el cine es un espejo”, para mostrarnos una visión sobre el México contemporáneo de la Cuarta Transformación que, para Estrada, navega entre la polarización, el clasismo y la intolerancia.

La película nos cuenta la historia de Pancho Reyes, un aspiracionista de clase media que regresa acompañado de su familia al rancho ‘La prosperidad’ en Durango —donde presuntamente había oro— para reencontrarse con su familia y repartir la herencia que ha dejado su abuelo. Esto será el detonante del caos entre los protagonistas, interpretados por Damián Alcázar, Ana de la Reguera, Alfonso Herrera, Ana Martín, Angelina Peláez y Joaquín Cosío, quienes logran interpretaciones bastante aceptables, pero cuyos personajes rayan en el estereotipo y carecen de profundidad en sus motivaciones.

¡Que Viva México!: crítica social desdibujada

Por otra parte, aunque el filme de Estrada se siente como una obra satírica sobre la realidad y la identidad mexicana, con momentos que recuerdan a la gran tradición humorística y caricaturesca del arte mexicano del siglo XX que usó el humor negro para reírse del contexto retorcido en el que habitamos y que parece nunca cambiar, sólo mutar, no tiene la misma potencia de las obras a las que hace referencia ni en las que se inspira.

Resulta innegable reconocer que ¡Que viva México! también es un desfile de referencias a la Época de Oro del cine mexicano y a los directores que construyeron nuestra cinematografía. Desde el título encontramos un guiño a Sergei Eisenstein, quien con su lente quiso explorar el México profundo y sus tradiciones. Ismael Rodríguez, Luis Buñuel y Arturo Ripstein o personajes como Pedro Infante y Sara García también se remiten en esta producción que no tiene reparo en mostrar cuáles son sus influencias fílmicas. El asunto es que Estrada hace gala de su estilo y referencias apelando al homenaje, pero no al desarrollo de la historia que cuenta.

Por ejemplo, observamos un guiño directo a la “Manuela” de El lugar sin límites (Arturo Ripstein, 1978), referencias al personaje lisiado de Los olvidados (1950), y ni qué decir del claro homenaje a Los tres huastecos (Ismael Rodríguez, 1948); no obstante, dichas alusiones son superficiales. En ningún momento la esencia de la trama de ¡Que viva México! se transforma ni adquiere otro significado con esas escenas y personajes.

Pese a que el también director de Un mundo maravilloso (2006) asegura que se trata de su mejor película y la más ambiciosa en términos de producción, en la cual puso toda la carne al asador, estamos ante uno de sus trabajos menos logrado. Esto sucede en gran medida por la tibia crítica social y polícula que ejerce sobre la realidad mexicana, y que no termina de apreciarse del todo debido a la jaula de clichés en la que viven sus personajes.

En La ley de herodes y El infierno, quizá las mejores de su filmografía, Luis Estrada mostró una crítica social bien diseccionada en historias cohesionadas que no se desbordan como sucede con ¡Que viva México!, donde quiere burlarse del hecho de ser mexicano en la actualidad, sin darse cuenta que esa pretensión le hace perder complejidad en los temas que busca abordar: racismo, clasismo, polarización política, corrupción e identidad nacional.

Quizá otro de los problemas más importantes de esta película tiene que ver con que es innecesariamente larga. Esta vez, Luis Estrada sacrifica la eficacia narrativa para entregar una cinta que hacia el último tercio lleva por momentos al hacia el tedio. Aunque el director mexicano ha declarado que no le importan las quejas del público por la duración de ¡Que viva México!, ya que en la actualidad el mercado audiovisual ofrece series con temporadas de 10 capítulos de una hora, no deja de ser un punto negativo que la resolución de esta fábula tarde demasiado.

Tráiler de ¡Que viva México!

@zoomf7

¡Que viva México! no es tan crítica, ni tan ácida, ni tan mordaz como nos lo habían prometido. Luis Estrada empieza a repetirse. ¿A ti qué te pareció? Cuéntame en los comentarios. #cine #cinemexicano #películas #cinema #film #zoomf7 #filmtok #cinetok #netfilx #stream

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Crítica

Eduardo Carrasco Ver todo

Disfruto escribir de cine y series. Desde hace 3 años colaboro en Zoom F7.

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