Blonde: una mujer atrapada en su propia ficción | Crítica

Existen rostros adheridos al imaginario colectivo, imágenes que no necesitan nombrarse para identificarse. Uno de ellos es el de Marilyn Monroe, el cual tiene un significado icónico enorme, mismo que trajo consigo la pérdida de la humanidad de Norma Jeane. Mujer ante quien el público está ansioso de información detrás de sus mitos, avivados por hechos recientes como la polémica de Kim Kardashian usando su vestido o el estreno en Netflix de The Mystery of Marilyn Monroe: The Unheard Tapes, un intento de true crime que revictimiza a niveles temibles a una mujer real. A todo esto se suma el estreno de Blonde (2022).
Dirigida por Andrew Dominik, la película busca ser la diferencia al basarse en la obra de ficción homónima de Joyce Carol Oates, quien armó la vida de la actriz con nombres inventados, romances falsos y teorías excesivas en las que el punto de partida es la figura de Marilyn Monroe, nunca la persona detrás. Es así como Blonde construye y muestra el camino al estrellato de una mujer que se convirtió en el rostro más identificable de la pantalla, a la par que aborda lo deshumanizante de ese mundo.
Sin embargo, no intenta ir más allá y capturar la esencia de Norma Jeane; esa oportunidad de mostrar la disociación que vive Jeane para convertirse en Marilyn nunca se presenta, porque nunca conocemos a Norma como personaje. Si bien Blonde inicia con la fatídica infancia de la protagonista, con una madre enloquecida, a los pocos minutos el salto temporal nos lleva al inicio de su carrera actoral. Debido a esto no tenemos suficientes herramientas para conocer a la chica que es desplazada por la figura de la actriz, y que en ocasiones sale a la superficie para intentar reclamar su cuerpo y su vida.
Un punto a destacar de la novela de Joyce Carol Oates es cómo construye a un personaje sólido, que puede mostrar debilidad, pero que navega por la vida con fortaleza, inteligencia y entendimiento, cosa ignorada por completo en la adaptación, donde la protagonista deambula entre hombres que manejan su carrera y su vida personal sin que ella tenga una injerencia verdadera. Es así como el principal fallo de la película es el nulo desarrollo y capas del personaje.
Como adaptación de la obra literaria, Blonde consigue aglutinar uno solo de sus mensajes; la gran trampa de la fama. De ahí que su gran rasgo visual sea el constante cambio de proporción de las imágenes y el traslado del blanco y negro al color, elementos que son discontinuos y sin otro objetivo más allá de mostrar la inestabilidad mental de su personaje. Y aunque la película trata dicho mensaje, deja de lado otros clave: la salud mental, la hipersexualización, el abuso de sustancias, la maternidad. Algunos de ellos apenas se presentan, pero sin momentos con mensajes claros.
El gran acierto de Blonde es desmitificar con giros macabros llevados a excesos lynchescos las imágenes sacras que contribuyeron al consumo de la figura de Marilyn. Un acuse hacia el espectador que disfruta de ver el ocaso de una mujer destruida. Sin embargo, la desacralización de momentos cumbre llega con tomas grotescas. El camino por una alfombra roja mientras una mujer es rodeada por sonrisas desfiguradas. La sala de cine que alguna vez fue refugio se trastoca cuando las imágenes coloridas son cambiadas con interferencias desiguales. Y el momento mítico de un vestido blanco se nos muestra absorbido ante la voracidad masculina.
El soundtrack creado por Nick Cave y Warren Ellis es el otro gran protagonista que envuelve al espectador en la vorágine de sufrimientos y pesares que vive Marilyn, interpretada por Ana de Armas, quien navega en una actuación en ocasiones demasiado preocupada por la imitación, pero que también toma ventaja de la posición de cámara para crear las sombras idóneas en contraste con los momentos íntimos donde la desnudez no sólo es física, sino mental ante el trato de los otros hacia ella. Puntos alto de su actuación que sin embargo están a solo un paso de la exageración.
Finalmente, podemos decir que Blonde prefiere el reclamo (y con ello incomodar) al espectador como consumidor de esa figura que el desarrollo narrativo. Pero ese reclamo se nutre del uso de la misma figura femenina en el mundo del espectáculo que busca criticar.
La figura de Marilyn Monroe seguirá siendo usada a niveles comerciales. Vendrán más películas de ella, quizá algunas ensalcen su figura actoral, otras postulen ideas revolucionares sobre sus acciones o se adapten a visiones actuales. Lo que es cierto es que nunca realmente se conocerá la verdad detrás de Norma Jeane, una mujer atrapada en su propia ficción.
Tráiler de Blonde
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rubynyu Ver todo
Mediadora de literatura y cine. Escribo para ZoomF7, coordino el Círculo de Tertulia y Cinefilia, soy la humana detrás de DogtorenLetras.
Twitter: @rubynyu