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Crimes of the Future: Cronenberg y la nueva carne | Crítica

Crimes of the Future: Cronenberg y la nueva carne | Crítica

Tras ocho años, con Crimes of the Future David Cronenberg retoma los largometrajes. Y de nuevo explora el cuerpo y sus modificaciones, aunque más inclinado por mutaciones evolutivas que por la interferencia tecnológica. Elcanadiense se vale de la ciencia ficción para ahondar en conflictos internos que parecieran extrapolarse en el horror corporal. 

Crimes of the Future arranca con una atmósfera decadente y sucia que da paso a un terrible filicidio. Apertura incómoda y cruel que nos presenta a un padre desconsolado que, más adelante, nos desconcertará con sus posturas políticas y su errática personalidad. Si bien este hombre es un elemento fundamental en la película, el verdadero protagonista es Saul (Viggo Mortensen), un artista cuyos performance consisten en que Caprice (Léa Seydoux), su colega y vínculo afectuoso, le extraiga los órganos nuevos que su cuerpo (en proceso de evolucionar) crea.  

En este futuro, la humanidad ha dejado de sentir dolor físico y las infecciones parecen haber quedado en el pasado, lo cual se ha vuelto tierra fértil para una sociedad hedonista que somete sus cuerpos a cortes y cirugías sin anestesia que tienen como propósito el placer. Es llamativo cómo la sociedad rechaza con aberración la idea de dejar al cuerpo seguir con su proceso evolutivo, hecho que plantea varias preguntas que sus personajes no se atreven a terminar de responder.

Crimes of the Future crítica

En Crimes of the Future es interesante cómo las caracterizaciones de la gente snob están retratadas desde la sátira, lo cual puede contrastar fuertemente con los intrigantes ambientes orgánico-tecnológicos que a momentos recuerdan a HR Giger. Los escenarios a menudo inquietantes parecen ir muy bien de la mano con la subtrama policial que se cuela, pero el desarrollo de la película es más bien un pretexto para seguir ahondando en las reflexiones acerca del cuerpo, particularmente en la política del cuerpo: ¿la resistencia a los cambios es causada por el poder institucional? 

En este sentido, Saul vive una transformación interna muy poderosa por su relación con su cuerpo y la politización de este. Curiosamente, en una película cargada de diálogos, el cierre es muy esclarecedor con un sutil gesto facial.   

Ciertamente, Cronenberg también parece criticar las posturas que lucen contestatarias y retadoras, pero que en realidad encubren devoción ciega al sistema. Aquí juegan un papel interesante Wippet (Don McKellar) y Timlin (Kristen Stewart), grandes admiradores del trabajo de Saul que en un principio se muestran a la defensiva frente a la autoridad, sin embargo, parecen cómodos cuando son reconocidos como burócratas (pese a que su registro no tiene validez oficial) y es evidente su alineación ante el sistema. 

El director regresa al cine de la nueva carne desde la autoconsciencia. No ha superado los temas que lo llevaron a incursionar a esta arte, y ahora los desarrolla con mayor madurez. A momentos, Crimes of the Future homenajea su filmografía anterior y hasta pareciera dialogar con ideas del pasado, aunque sin dar respuestas a algunas incógnitas que, pareciera ser, ya no le tocan responder. 

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Tráiler de Crimes of the future 

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Miguel Portal Ver todo

Soy de los que meten salchipulpos al cine. No me arrepiento.

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