Fallen Angels: la película sui géneris de Wong Kar Wai

Por: Iván Guzmán
Para muchos no hay mejor escuela de cine que ver cine, y parece que la regla se cumple a la perfección con Wong Kar Wai. A sus cinco años se vio forzado a dejar su ciudad natal e instalarse en Hong Kong, que entonces era una colonia británica. Si el cambio de residencia no hubiera sido suficiente para abrumarlo, podemos añadir la dificultad de la comunicación, pues Wong Kar Wai no hablaba cantonés.
Sin embargo, él y su madre encontraron refugio en el cine al cual acudían casi religiosamente. Es posible que la exposición temprana a las imágenes en la sala y el problema del lenguaje hayan convertido al pequeño espectador en un director prodigioso del manejo de la imagen.
Su cine rebosa de encuadres altamente estilizados, en los cuales los colores —o la ausencia de estos— tienen un propósito narrativo, a su vez, el cineasta usa la música para remarcar momentos clave de la trama. Las temáticas de Wong Kar Wai giran siempre en torno al amor, el desamor o el tiempo. La mayoría de sus personajes tratan de aferrarse al presente, a la vez que huyen de un pasado que los atormenta o que no pudo ser concluido.
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El problema de la comunicación también pareciera convertirse en un asunto recurrente en las cintas del hongkonés; desde llamadas telefónicas no contestadas, mensajes o cartas no entregadas, hasta la imposibilidad de hablar por el alto volumen de la música en un local de comida, tal como sucede en Chungking Express (1995) y que sería el génesis de Fallen Angels (1994) una de sus películas más sui generis.
En Fallen Angels asistimos a un par de historias que se desarrollan en una Hong Kong oscura y llena de luces neón. Tales historias son el sobrante de Chungking Express, pues según el propio Wong Kar Wai podría pensarse en ambas como en una sola película de tres horas.
Observamos pues a un asesino a sueldo —que plantea la idea de retirarse— y a su asistente, una prostituta encargada de realizarle el trabajo sucio y quien vive secretamente enamorada de él. Llama la atención que este personaje no tiene nombre, lo cual nos hace entender su naturaleza invisible, no solo hacia el espectador, sino al personaje principal, quien (lo sabremos a lo largo del filme), es tremendamente narcisista e imposibilitado para amar a alguien que no sea él mismo. Esta característica se enuncia con los encuadres, donde siempre es el foco de atención y es enfrentado constantemente a espejos.
Paralela a esta trama tenemos la historia de un personaje mudo por comer piñas de latas caducadas, quien se dedica a abrir negocios ajenos por las noches y cobrar a los fortuitos clientes que por ahí pasan. Ambas historias, fieles al estilo del director, terminarán por enlazarse en algún punto de la película.
Si Chungking Express fuera una persona, Fallen Angels sería su gemelo malvado. Las dicotomías entre ambas películas resultan evidentes y por demás curiosas. Mientras el personaje principal en la primera es un policía, en la segunda es un asesino a sueldo; mientras la primera es luminosa y positiva en torno al amor, la segunda es oscura y habla de amores no completados ni correspondidos. En la primera los amores se logran mediante el dialogo, en la segunda pareciera que nadie habla y todo se enuncia a través de monólogos en voz en off.
A pesar de que Fallen Angels aparenta alejarse de los recursos clásicos del autor, en realidad los retoma y los reinterpreta. Aunado a ello es evidente la intromisión de Christopher Doyle, su fotógrafo usual, quien impregna a todo el filme con su estilo casi experimental, y regala secuencias de claroscuros preciosos como el camión de helados, luminoso por dentro y oscuro por fuera; las secuencias con claros puntos de fuga, como las huidas en motocicleta en los túneles de la ciudad; y las secuencias en blanco y negro donde tiene lugar un no-tiempo dentro de la película
Fallen Angels fue recientemente restaurada, al igual que una gran parte de la obra de Wong Kar Wai. El resultado ya se encuentra disponible en MUBI para el deleite de los admiradores del cineasta asiático.
Fallen Angels se exhibe Cinemex Altavista de la Ciudad de México el sábado 8 de octubre.
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