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Persuasión: anacronismo que enoja al fandom | Crítica

Persuasión: anacronismo que enoja al fandom | Crítica

Persuadida por los prejuicios familiares, Anne Elliot (Dakota Johnson) rechazó la propuesta matrimonial del oficial Wentworth (Cosmo Jarvis), debido a su pobreza y falta de conexiones. Ocho años después él regresa, pero convertido en un capitán adinerado en búsqueda de esposa. Aunque la protagonista intenta llamar la atención del “ex” (término controvertido entre el fandom de Jane Austen), él parece guardar rencor por el desaire del pasado y decide redirigir sus esfuerzos de cortejo hacia Louisa (Nia Towle), mientra el viudo señor Elliot (Henry Golding) intenta seducir a Anne. 

En las novelas de Jane Austen se reconoce una forma narrativa que simpatiza con la comedia cinematográfica. Clueless (1995), El diario de Bridget Jones (2001), Metropolitan (1990) y hasta La familia Pérez (1949) —clásico mexicano libremente inspirado en Orgullo y Prejuicio— son algunas alteraciones a relatos serios de la autora; no obstante, la mejor aportación al género es Sentido y Sensibilidad (1995). El guion de Emma Thompson sentó las bases de la “película de época” del siglo XXI, creando un lenguaje ligero con los modos y costumbres durante la Regencia, acortando la distancia temporal entre los personajes y la audiencia. Si se comparaba con la rigidez dramática del serial Orgullo y Prejuicio (BBC), del mismo año, los cambios en el filme de Ang Lee eran notorios. 

Dicho “sentimentalismo contemporáneo” se mueve dentro de los límites del pacto de verosimilitud con los lectores. Películas como Orgullo y Prejuicio (2005) cuentan con radicales licencias al cambiar contextos aristocráticos a escenarios mundanos, como la escena del “apenas tolerable”, trasladada a un ruidoso salón de bailes público, más parecido a las tabernas y pubs actuales, pero manteniendo el mismo diálogo del texto.  

El anacronismo de Persuasión (2022) ha enfadado al fandom de Austen por romper tal simulacro de pasado histórico mediante la “vulgarización” de diálogos y la carencia de exquisitez en los departamentos de arte. A grandes rasgos, la propuesta es creativa pero mediocremente ejecutada debido a la sustitución de diálogos por supuesto slang centennial, aunque en realidad se aproxima más a los sketches de Historias Horribles (BBC) o Drunk History (Comedy Central), algo gracioso si no se es purista literario. 

En la reescritura se pierden demasiadas particularidades del momento histórico de Jane Austen y sus personajes, siendo el señor Elliot el rol más afectado por la banalidad descontrolada de sus guionistas, entre los que se encuentra el oscarizado Ron Bass (La boda de mi mejor amigo). Si bien la asociación directa es Los Bridgerton (Netflix), la buena acogida de Sanditon (PBS) parece haber tenido mayor influencia en esta adaptación, principalmente en la deconstrucción de los personajes principales que responde a recursos dramáticos presentes en recientes programas británicos. 

Entre lo positivo, resulta interesante la relectura de Anne Elliot como una Tracey Emin vintage, amiga del alcohol para sobrellevar el largo duelo post-ruptura; una versión más íntima y profunda de las antes vistas. Algunos usuarios de Twitter la compararon con Fleabag (hay algo de cierto), sin embargo, Mansfield Park (1999) ya proponía la ruptura de la cuarta pared y el mismo recurso fue replicado en la adaptación de Persuasión para TV de 2007, con un aligeramiento del tono pesimista y melancólico de la novela. 

Persuasión: anacronismo que enoja al fandom | Crítica

La producción de Netflix se aproxima más a la farsa de Emma. (2020) al convertir a Anne en una “ex novia” tomando decisiones impulsivas y desesperadas, muy parecida a las antiheroinas sureñas de Jezabel (1938) y Lo que el viento se llevó (1939). Esto ocasiona más interacciones entre la protagonista y Frederick Wentworth, reemplazando los mal ejecutados silencios y desencuentros en las adaptaciones previas, principalmente la de 1995. Pese a las críticas sobre el cast, la interpretación de Cosmo Jarvis redondea acertadamente al capitán, mostrando pinceladas (no superadas) del joven marinero sin rango ni fortuna rechazado en el pasado. Este nuevo Wentworth cerril es más parecido al Heathcliff de Cumbres Borrascosas (2011) que a los caballeros “austenianos” idealizados por los lectores, lo cual da mayor dinamismo al personaje. 

Si bien no alcanza la masacre cinéfila de Rebecca (2020), donde se violaron elementos imprescindibles, Persuasión es entretenimiento que no debe tomarse con seriedad; lo cual es una lástima, debido a lo entrañable de la novela y su potencial para tener un nuevo clásico del género. La falta de estilo propio en la dirección (Carrie Cracknell), para diseñar atmósferas evocadoras, es un paso en falso monumental, teniendo en mente las óperas primas de Joe Wright y Autumn de Wilde. El título de Netflix se siente visualmente monótono, sin rasgos diferenciadores del cursi love bombing ofrecido por Los Bridgerton. Los responsables de Persuasión ya han amenazado con realizar más adaptaciones de Austen y sólo resta esperar una mejora en el resultado final.

Tráiler de Persuasión

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Crítica

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Irving Javier Martínez Ver todo

Licenciado en Comunicación. Redactor especializado en cine.

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