Para romper paradigmas se empieza por el guion | Entrevista a Venancio Villalobos

Por: Cuauhtémoc Juárez Pillado (@cuaupillado)
Desde pequeño a Venancio Villalobos (Jalisco, 1993) le gustaba muchísimo leer cuentos y novelas; siempre andaba formulando historias, aunque no las escribiera o plasmara tal cual en un papel. Su cabeza de niño volaba todo el tiempo y se perdía en historias que desarrollaba en su interior. Tiempo después, en la secundaria y en la prepa, volvió a tener esa necesidad de escribir y trató de hacerlo en cuentos y otros formatos narrativo, pero no se hallaba allí.
Hoy sigue escribiendo, pero en un formato más agradable para él y relacionado con otro de sus grandes amores: el cine. “Empecé a ver películas por mis amigos, en la prepa. Eran los años en los que Tumblr era una de las redes sociales que más usábamos, estaba lleno de referencias de películas que deberías ver… y yo no conocía nada. Entonces me metía al internet a ver las películas que recomendaban allí y descubrí clásicas o populares; descubrí Pulp Fiction, Scott Pilgrim, Donnie Darko… todas estas películas que tenían a su fandom en Tumblr. Descubrí un mundo nuevo a través de las películas y a partir de ese momento dije que a eso quería dedicarme, quería hacer cine”, narra el realizador en entrevista para Zoom f.7.
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Venancio es licenciado en Artes Cinematográficas y Audiovisuales por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) y estudia guion en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Director y guionista, su filmografía se concentra en los cortometrajes Hay una luz que siempre se apaga (2018), Somos visitas (2020) y el largometraje Ni en la más oscura de mis tardes, actualmente en etapa de postproducción. Sin embargo, para el originario de Lagos de Moreno, esta pequeña pero productiva trayectoria se ha desarrollado mucho gracias a varias circunstancias, obstáculos y oportunidades a lo largo de su vida.
“Yo terminé estudiando en Aguascalientes por motivos meramente familiares, no tanto por una decisión propia. Un par de amigos hicieron trámites para la Universidad de Guadalajara (UDG) a la Licenciatura en Artes Audiovisuales; uno de ellos no quedó pero el otro sí fue aceptado. Entonces yo estaba motivadísimo a irme a Guadalajara, pero estas razones familiares se volvieron una limitante y mi única opción fue irme a Aguascalientes y encontrar algo similar allá”, comenta. El cineasta admite que con el tiempo se arrepintió un poco por no haber insistido o haber buscado por su cuenta los medios para poder estudiar en otro lado, ya que se fue a la UAA a estudiar Comunicación, lo más cercano a la carrera de cine.
Para su fortuna, mientras cursaba el primer semestre salió la noticia de que abrirían la carrera de Artes Cinematográficas en la Autónoma de Aguascalientes. “En el segundo semestre en comunicación yo me di de baja y trabajé un tiempo en un Call Center famoso donde creo mucha gente ha trabajado. Durante ese periodo hice trámites y entré a estudiar en la Licenciatura en Artes Cinematográficas y audiovisuales de la cual yo soy egresado”, narra el joven realizador.
Tomar cachitos de nuestra realidad
Los tres proyectos escritos y dirigidos hasta el momento por el jalisciense fueron realizados mucho antes de estudiar guion en el CCC, por lo que ha cambiado bastante la manera en la que escribe, su forma de trabajo y su perspectiva. Sin embargo, se puede percibir en su naciente trabajo un dedicado desarrollo de personajes y un tratamiento de temáticas íntimas y universales, como el amor, el miedo, la rutina o la soledad.
Al respecto de su metodología para crear un personaje o una historia, el cineasta considera que “es imposible como guionista no plasmar algo de ti —por mínimo que sea— en tus personajes y no me refiero a algo que sea inherente a ti, incluso puedes plasmar actitudes o características de personas que ubiques en la vida, cercanas a ti o que sólo conozcas, en los personajes que escribes. Creo que eso es también una parte inherente de los guionistas, estar atentos o atentas a lo que sucede a nuestro alrededor, a las personas que nos rodean y tomar cachitos de nuestra realidad y nuestra vida, para plasmarlos en nuestros guiones.”
“Por ejemplo, Somos visitas es una historia muy personal y lo que yo quise hacer fue fragmentar las relaciones, agarrar cinco pedazos de una relación amorosa (desde su inicio a su fin) y enmarcar estos momentos en el tiempo. También no es que estos personajes sean alguien de la vida real ni sean completamente yo, pero a final de cuentas tienen algo mío en la manera que actúan, en su psique o incluso de dónde vienen. Son elementos que construimos a favor de la historia para que ésta avance, funcione y tenga la progresión dramática que necesitamos para que exista la historia.”
El terror en México como área de oportunidad
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Hay una luz que siempre se apaga es un cortometraje que aborda la historia de Aurora y Mariano, una pareja que se muda a una casa en el campo con la esperanza de empezar una vida juntos. Sin embargo, este panorama se complica el día que Mariano se pierde en los cerros por un par de días y al regresar se comporta violento y distante, como si una bestia hubiera poseído su cuerpo.
Sobre este corto (que formó parte del Festival Internacional Buenos Aires Rojo Sangre, Festival Internacional de Cine de Horror Macabro y el Ferátum International Film Fest), el cineasta nos comparte que trató de “representar a personas del campo en comunidades lejanas y también tipos de actitudes y violencias machistas que existen todavía en México, pues son sociedades que no han cambiado porque no tienen las mismas maneras o herramientas que nosotros viviendo en las ciudades o en lugares más globalizados. Tampoco es como apuntar, señalar y decir ‘hey, esto está mal’, es más bien como evidenciar que esto existe y que se pueden encontrar otras maneras de buscar cambiarlo”.
Ve aquí Hay una luz que siempre se apaga
Admirador de películas como Evil Dead (Sam Raimi, 1981), Green Room (Jeremy Saulnier, 2015), Alucarda(Juan López Moctezuma, 1977), y de directores como John Carpenter, Wes Craven, David Cronenberg y Carlos Enrique Taboada, el terror es de los géneros preferidos de Venancio Villalobos por la manera en que se materializan problemáticas sociales por medio de monstruos, temores o fuerzas paranormales, y lo hacen más digerible y entretenido para los espectadores. “Creo que México está teniendo una fuerte producción de terror, sobre todo en cortometrajes. Tú ves festivales como Macabro, Mórbido, Ferátum, etcétera (porque ya hay un montón de festivales del género aquí en México, increíbles todos), y está bien chido porque están repletos de cortos de terror. Es lo que me encanta, que cada año hay un gran número de cortometrajes seleccionados nuevos”.
“También hay películas (largometrajes), pero siento que todavía no están recibiendo el apoyo como para llevarlas a cabo, la mayoría se hacen con presupuestos pequeños, con esquemas de producción casi independientes. No digo que no existan películas de género hechas con apoyos grandes, claro que existen, pero me refiero a la gran mayoría o por lo menos lo que yo he alcanzado a presenciar. México tiene la potencia creativa, las ganas y la gente interesada en hacerlo, más bien lo que falta son más fondos para hacer cine de terror de calidad, el apoyo de las grandes productoras para esas películas de terror o de género que traen nuevas propuestas, una manera distinta de hacer el terror, que no caen en la misma fórmula cansada y tediosa que todos conocemos, saturada de scarejumps y que son más forma que fondo. Yo creo que el panorama es bastante alentador en cuanto a producción aquí en México, solo hay que darle una ajustada, producir las películas que necesitan ser producidas bajo nuevas perspectivas”.
Ni en la más oscura de mis tardes
“Mi ópera prima fue todo un reto porque fue hecha bajo esquemas de producción completamente nuevos para mí y era una manera distinta de hacer cine acá en México. Para empezar el guion, la producción y todo lo que se ha hecho de esta película fue gracias al Festival Internacional de Realización Audiovisual (realizadopor la red de clústers audiovisuales de Latinoamérica) y en Aguascalientes está el clúster audiovisual local, quien fue el encargado de realizar la segunda edición en el municipio de San José de Gracia. Hacer cine bajo estos esquemas fue bien distinto porque era hacer una peli en 10-12 días, entonces también la intención del festival fue hacer historias que se pudieran hacer en esa cantidad de tiempo, que no exigieran muchos personajes, locaciones, efectos especiales, efectos visuales o cosas que requirieran más labor. Yo acudí al drama, un género que es bastante generoso con estos esquemas de producción”.
“También estas limitantes en cuanto a días de producción son una manera de despertar tu lado más creativo, ingeniártela para hacer una película en pocos días. Fue todo un reto porque también vino gente del extranjero a participar en la película; vino gente de Argentina, de Bolivia y de Chile y junto con la gente de México fue de conocernos un día antes y ya al otro trabajar grabando las primeras escenas. Fue como ir agarrando la mancuerna con otro tipo de producción que se maneja en otros países latinoamericanos”.
La postproducción de su película ha sido todo un reto para el joven director pues no cuenta con fondos del gobierno o del IMCINE (la producción se gestionó con el apoyo del Clúster Audiovisual de Aguascalientes), por lo que han tenido que rascarle por su propia cuenta. A pesar de todo, el realizador espera que Ni en la más oscura de mis tardes pueda llegar pronto a las pantallas. “Lo que no ha faltado es el aprendizaje: a pesar de las dificultades que hemos tenido, de las lágrimas que han salido y de lo que se ha batallado, lo que más me ha quedado es lo que se aprende en el camino y eso me ha fortalecido a mí como a las demás personas que trabajaron o están trabajando en la película”, declara.
Estudiar cine durante la pandemia
Venancio descubrió la existencia del CCC cuando ya estudiaba cine en Aguascalientes: “Me llamaba mucho la atención estudiar allá, como que tenía la espinita clavada”, puntualiza. Mientras concluía la carrera, investigó sobre el curso de guion cinematográfico, el área que más le gustó en la licenciatura y en el que decidió especializarse. Después de dos intentos, el joven cineasta entraría al CCC, del cual está a un semestre de terminar el curso de guion.
Venancio tomaría clases presenciales unos dos o tres meses antes de que la pandemia mandara a todos a tomar clases a distancia. “Si fue un cambiazo recibir las clases en línea, básicamente es estar sentado frente a la pantalla 12 horas al día, ya sea con clases, con tareas, proyectos y otros pendientes, y eso llega a ser muy cansado y tedioso. Como que no te motivas tanto pero son síndromes propios de la pandemia, pienso yo”.
“Hasta eso los maestros han sabido cómo lidiar (con la pandemia) porque encontraron métodos de enseñanza que se prestan muy bien de manera remota y creo que el CCC se adaptó rápido a esta nueva modalidad; sobre todo el curso de guionismo, pues a diferencia de la licenciatura en realización, nuestras prácticas son estar frente a un monitor escribiendo. Nos facilita mucho que sea de manera remota porque no hay tanta necesidad de hacer prácticas presenciales”.
Respecto a la experiencia de estudiar en el CCC, a pesar de asistir sólo algunos meses de manera presencial, Venancio nos comparte: “en esos meses llegué a conectar con gente muy chida. Es lo que me ha gustado un montón, la gente con la que llegas a congeniar, con la que conectas por su forma de trabajar, sus ideas o simplemente porque se caen bien. Y eso con sólo dos meses de estar por allá. Hubiera sido muy distinto estar presencial porque también está muy chido el plantel, los docentes son guionistas reconocidos y bien posicionados. Me motiva que todos los profesores son de la más alta calidad en cuanto al guionismo y tienen la experiencia para transmitirla, porque hay gente que tiene experiencia pero luego no es lo suyo la docencia, pero en el CCC tienen profesores con la experiencia y la capacidad para transmitirla a sus alumnes”.
Los retos para el guionista joven
Aunque no se considera la persona más adecuada para hablar al respecto debido a su corta experiencia, Venancio comenta que el camino del guionista no es un recorrido fácil de empezar. “Lo bueno es que hacer cine es constante en México, también se hacen series, podcasts (donde ha habido oportunidad de trabajo para colegas que conozco) y contenido original para plataformas como Netflix, Prime, HBO y otras. No es un panorama fácil pero también la cosa es buscarle”.
“No sé como decirlo, pero también depende mucho de las conexiones que tengas y en cómo te vendas. Sé que suena feo, como si fuéramos un producto, pero como guionista depende mucho de cómo te relacionas con los demás, con quién muestras tu trabajo, con quien agarras mancuerna; a la par también depende de tu creatividad, la calidad de tu trabajo, tu capacidad. Esto al final es un constante buscar con quien trabajar, hacer proyectos tal vez no remunerados pero que después te puedan llevar a algo mejor pagado, por ejemplo. Es un poco complicado y más ahorita con la pandemia, como que hay un poco de incertidumbre. Como yo he vivido todavía muy poco en esta profesión del guionismo, no te voy a decir que ha sido un panorama muy inspirador, pero sé que se puede. A final de cuentas si uno es constante, es insistente, si busca moverse, si se conecta, si se relaciona, nada es imposible. Es como decidir jugar la vida en modo Difícil, en esto de las artes en México, y me imagino que en Latinoamérica es lo mismo”.
Objetivos a futuro
El oriundo de Lagos de Moreno comparte el mismo sueño u objetivo de muchas personas que se dedican al cine, como directores o guionistas: “ser el siguiente Del Toro, el siguiente Cuarón, ganar un Óscar o una Palma de oro. Creo que eso es lo que muchos aspiramos, poder llegar a esas alturas, ver tu peli galardonada en los más grandes premios o festivales del mundo y que tu nombre esté más grande que el título de la película, tener 20 minutos de aplausos en Cannes, por ejemplo”, comenta un poco en tono de broma.
En un semblante más serio y realista, el cineasta declara que su objetivo a futuro sería verse realizado como guionista, participar en series, largometrajes, en producciones nacionales y de otros países. Se visualiza también terminando su película y que ésta esté en festivales o en alguna red de distribución y exhibición, además de sacar los proyectos personales que tiene pendientes, como algunos cortometrajes y largometrajes que está escribiendo y que le gustaría poder dirigir.
“Principalmente quiero estar donde se hace el cine de calidad. Si hay una serie que brilla y es de lo mejor que se ha hecho en México, me gustaría estar allí; si hay una película increíble por su guion o por lo que sea en el extranjero, me gustaría poder formar parte de ella. Esa es como mi tirada a mediano o largo plazo”, comenta.
Romper los paradigmas desde el guion
“Yo recomendaría que se fijen primero en los guiones de las historias que están escribiendo, si es que buscan romper los paradigmas y esquemas ya establecidos, porque todo esto se va a lograr primordialmente por el guion. Para poder romper estos esquemas y paradigmas pues hay que conocerlos bien, hay que ver qué es lo que está establecido actualmente en las narrativas para saber cómo romperlo. Todo esto requiere estudio constante y capacitación; entonces pues es eso, que se sigan preparando, capacitando, que sigan con clases, talleres, cursos, etcétera, de las personas que ya tienen experiencia y han hecho cine. Busquen cambiar los paradigmas desde que están escribiendo el guion, allí recae lo revolucionario, lo que va a cambiar la manera de hacer cine.”
“Siempre mantengan el dedo en el renglón, o sea no es un panorama desalentador pero si es uno que avanza lento o a su propio ritmo y que, como mencioné, se necesita mucho de relaciones públicas, de conocerse y estar conectándote, trabajar con más personas; nada mejor que estén preparados para esto, afrontar un mundo en el que también somos productos en este mundo capitalizado, y al ser productos nuestros guiones, pues saber venderse es una herramienta necesaria para hacer cine en los esquemas actuales. ¿O por qué no? También no resignarnos a que éstas sean las maneras que se tengan de hacer cine, buscar romper los paradigmas desde sus entrañas. Yo creo que todo es posible, sólo hay que ser constantes y no tirar la toalla, hay que mantener siempre el dedo en el renglón y seguir trabajando”, concluye Venancio Villalobos.
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