¡Ánimo juventud!: un nuevo coming of age se suma al cine mexicano

Por: Miguel Portal
Las películas de maduración (o coming of age) tienen la ventaja de convertirse en obras significativas. Ya sean brillantes o flojas puestas en escena, tienen cierta facilidad de ser identificables con el público y, por tanto, se vuelve agradable revisitarlas en distintas etapas de la vida. México tiene grandes e interesantes propuestas, ya sea desde travesías legendarias como Y tu mamá también o Güeros, hasta exploraciones desde la sencillez y cotidianeidad como en Temporada de patos y Sopladora de hojas. El documentalista y director de laureados cortometrajes, Carlos Armella, suma a la lista ¡Ánimo juventud! una compilación de historias cruzadas bastante divertidas, aunque algo desbalanceadas.
¡Ánimo juventud! nos presenta las distintas peripecias de cuatro adolescentes: Dulce, chica ruda en espera del despertar sexual; Martín, un enamorado graffitero no correspondido; Daniel, taxista novato y futuro padre primerizo; y Pedro, quien inventa su propio idioma para no hablar español. Cada uno es protagonista de su historia, se desarrollan sin seguir un orden cronológico y se cruzan en puntos específicos. La confusa estructura, sorprendentemente, no estorba al tono irónico y un poco salvaje en el que se configura.
Te puede interesar: 25 grandes películas de enseñanza adolescente (coming of age)
Su sentido del humor transita principalmente en la comedia oscura, aunque sin caer en los lugares comunes. Al tener personajes en edad preparatoriana, el comodín de pretender hacer reír por el excesivo uso de groserías podría resultar tentador. Sin embargo, el filme maneja con naturalidad el lenguaje soez y, de hecho, cuando los diálogos son graciosos es más bien por las ocurrencias de sus personajes dentro de situaciones particulares.
El aspecto más decepcionante es que las cuatro tramas no tienen el mismo nivel de calidad. Pues la historia del único personaje femenino carga con bastantes clichés, y resulta en una nueva versión citadina del romance inesperado, aunque con un cierre algo inconexo. Aunque no tan abrupto y desconcertante como la desventura de Martín, a quien, a pesar de ser el más maltratado, terminó eclipsado.
Y es que Pedro y Daniel sencillamente pudieron tener largometraje por separado cada uno. El chico que se empecina a hablar en su propio idioma es la que mejor refleja el espíritu sedicioso de la juventud, que se revela en este caso desde un acto sencillo y pacífico al mundo adulto, que suele caer en un pedante autoritarismo. Mientras que la vida del joven que se ve obligado a madurar a prisa para poder encarar el llamado paterno, es sencillamente la historia más interesante. Daniel se lleva la cinta al enfrentarse a un oscuro mundo, armado únicamente con su carismática efusividad e impulsado por el enternecedor amor que tiene por su futura familia.
Este último caso también cuenta con una brillante oportunidad que, muy lamentablemente, es desperdicia. Pues al tener un músico que se niega a despegarse de su instrumento, pudo hacerse una relación mucho más profunda con la banda sonora. La cual es sumamente adictiva e irradia añoranza indie noventera y del dos mil, cosa que quizá choque con la pretensión de representar a una juventud contemporánea.
Te puede interesar: Ocho películas sobre adolescentes en contextos difíciles
Curiosamente, la mirada nostálgica puede que resulte idónea para conectar con un público de la misma generación que el guionista y director. Es notorio que está elaborado desde el recuerdo y mezclado con una visión madura de la juventud. Tanto así que su ñoño título pareciera una especie de sermón de un adulto que empatiza con los adolescentes. Lo cual es ciertamente irónico ya que no existen moralismos dentro de las historias de sus personajes.
¡Ánimo juventud! es una interesante propuesta sobre adolescentes que, con algo de suerte, pudo convertirse en una o dos obras maestras en el peculiar mundo de las películas de maduración mexicanas.
Ve aquí el tráiler de ¡Ánimo juventud!
Categorías