499: cuando Hernán Cortes visitó el México actual | Entrevista

Actualización: 499 se estrena el 25 de noviembre en Cinépolis
Por: Cuauhtémoc Juárez Pillado (@cuaupillado)
“Para saber hablar es preciso saber escuchar”. Esta frase, atribuida al historiador griego Plutarco, sugiere la importancia de escuchar a los demás para comprender el mundo y aprender en la marcha. Para el cineasta mexicano Rodrigo Reyes, el acto de escuchar se vuelve transgresor cuando el poder se expone de cara al poder y con esta acción lo llevamos a cuestionarse a sí mismo.
499, su más reciente película, es un proyecto híbrido entre la ficción y no ficción que, en el marco de los 500 años de la conquista, recrea la ruta seguida por Hernán Cortés desde las playas de Veracruz hasta Tenochtitlán, (ahora la Ciudad de México). A través de la mirada de un conquistador español y su interacción con las víctimas reales de la guerra contra el narco, la película nos ofrece un recorrido por nuestro presente violento y también cuestiona la vigencia del pasado colonial.
En vísperas de la onceava edición del Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM), el director de este galardonado proyecto nos compartió en entrevista para Zoom F.7 algunos detalles como el surgimiento de la idea, los retos enfrentados por la producción y la importancia de conocer el pasado para mejorar el futuro.
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¿Cómo surgió la idea de realizar este proyecto híbrido entre la ficción y el documental?
Para mí el gran reto fue cuando nos dimos cuenta que se acercaba el aniversario de estos 500 años: ¿Cómo haces una película diferente? ¿Cómo haces algo que no parezca didáctico o un documental educativo? ¿Cómo haces algo de cine? Entonces, de la mano de mi amigo Inti Cordera, quien es el productor de la película, empezamos a imaginarnos qué pasaría si regresan otros personajes de nuestro pasado y en algún momento teníamos toda una familia de personajes. Te estoy hablando de hace unos cinco-seis años. Pero pronto nos dimos cuenta que por razones de historia y sobre todo de presupuesto era imposible tener a tantos personajes, ¿cómo vas a hilvanar tantas cosas? El único que no podíamos cortar era el conquistador porque el conquistador es el fantasma o el coco de la historia de México, es el monstruo del cuento de hadas de este origen que hemos hecho mitología en nuestro país. Es esta idea de que se rompió todo, de que empezamos con una tragedia y él es el villano de la tragedia, entonces allí empezó a arrancar. Luego en la investigación sobre la Ruta de Cortés, nos dimos cuenta que en esa geografía había un pasado, habían todas estas anécdotas y momentos de lo que ocurrió en el pasado pero también existían historias contemporáneas que hacían mucho eco con la violencia del pasado. Es decir, la violencia de alguna manera es un ente, una entidad o un monstruo, éste se ha ido transformando; perdura pero con formas distintas, sin embargo, su esencia es la misma. Todo empezó a hacer clic: geografía, pasado, presente. Todo esto lo empezamos a trabajar en la investigación y en el guion para después lanzarnos a rodar la película.
¿Por qué la elección del conquistador y cómo desarrollaron este personaje para enfrentarlo a una realidad inverosímil?
Yo trabajé de la mano de Lorena Padilla, quien es una gran directora y guionista, y hablábamos de esta idea de encarar al personaje desde su cosmovisión. El gran error que cometemos con la historia es juzgarla desde nuestro presente, obviamente nosotros no tomaríamos las mismas decisiones pero estamos en otro contexto, había que entenderlo primero para entender cómo va a reaccionar y cuál va a ser su mentalidad (para bien o mal). También hice una investigación bastante intensa sobre esa época y sobre todo tratando de entender cómo pensaban los conquistadores más allá de los hechos que ocurrieron, cuál era su universo, y lo vamos viendo en la película cuando él narra, cuando él se para en un mercado y se persigna con un cristo que encuentra, allí te das cuenta que esta persona tiene una mente totalmente alienígena, es de otro universo. Era muy importante no castigarlo desde la escritura, no estar juzgándolo todo el tiempo porque si no, ¿cómo vamos a entender algo de esa persona si ya lo vilificamos? ¿qué caso tiene hacer algo con él? Entonces en ese acercamiento fuimos conociéndolo como personaje y se fue haciendo más orgánico y más auténtico.
¿Qué reto como director te implicó involucrar a los entrevistados con este personaje ficticio y que también entendieran tu proyecto sin que se lo tomaran a mal? Porque a lo largo de la película vemos a los entrevistados interactuar de diferentes formas con el conquistador, algunos con una mayor dirección actoral como por ejemplo las escenas con el sicario anónimo.
Cada persona real en la película tiene una relación distinta con el conquistador y eso se basa en el confort y lo que aceptaron las personas mismas. Desde el momento que yo me acerqué a ellos y ellas para hacer esta película pues yo tenía que ser totalmente transparente y decirles que la película implica un cuate que va a llegar vestido de conquistador y que vas a estar narrando tu historia para que él la escuche. Ese reto para mí como director de tener que explicar con mucha claridad y saber escuchar ayuda mucho a la película porque al final las personas que aceptaron participar entendieron bien el concepto, creyeron en él y aparte aportaron ideas: la escena que mencionas con el sicario, también hay una escena antes donde el conquistador es apresado por una policía comunitaria en la Sierra Madre Oriental y un poeta nahua le habla pero solo en poemas; no da entrevista, no explica nada pero habla unos poemas bellísimos y eso es lo que quería hacer el poeta. Esa era su relación con el personaje, el saber escuchar y estar abiertos a encontrar la manera de usar la estética de la película, el lenguaje y todos los elementos para contarlos como tú propones, para tratar de acercarnos a tu realidad. Eso es muy útil porque a menudo no estamos acostumbrados los cineastas a compartir nuestras ideas tan a fondo con las personas con las que estamos trabajando y de repente para mí fue súper liberador hacer eso porque ya no tenía yo que posar, ya era una relación más sincera y se daban las colaboraciones por todos lados.
Sobre el conquistador, hay una especie de “viaje del héroe” donde vemos a un personaje altivo y un poco soberbio pero conforme escucha cada testimonio y se acerca a la Ciudad de México ocurre una transformación. ¿Consideras que este mismo viaje se replica en cada persona que vea esta película?
Yo creo que cada persona al ver la película la leerá de distintas maneras porque no todos hemos vivido la misma realidad. Si tú por algún infortunio has vivido directamente la violencia que existe en México, la película de repente se lee como una reivindicación de tu lucha, que es lo que me han dicho muchas personas que aparecen en la película, que han visto sus escenas y se sienten empoderados en ese sentido de ofrecer su verdad. Pero si tú eres ajeno a esa realidad, de repente la película te va a obligar a confrontar temas muy complicados, muy duros, pero muy necesarios; creo que la lectura cambia dependiendo dónde estás y quién eres. Luego cuando sale la película a otros países pues los ecos son distintos: 499 se proyectó en Corea, donde ganó un premio del jurado, y la resonancia que tuvo la película allá fue con la propia historia colonial de Corea, que fue sometida en su momento. Como que cada quién va reflexionando desde su trinchera y es un viaje muy abierto donde cabemos todos para poder vivir esta odisea.
¿Cuál fue el mayor obstáculo al que se enfrentó la producción? Es decir, un momento en el que sintieras que 499 corría el riesgo de no ser terminada.
Hubo muchos obstáculos, desde hacer la película en orden cronológico… Imagínate: primera escena. El conquistador sale del mar, del Golfo de México. También había una preocupación por la seguridad del crew porque estábamos en zonas delicadas en un momento muy delicado que fue el periodo anterior a las elecciones presidenciales (justo antes), entonces los ánimos estaban muy ríspidos en el país y también teníamos la duda de si iba a funcionar o no esta película, porque de repente te puede quedar algo como una broma mal contada; yo creo que la película al final encontró su camino y se fueron balanceando estos elementos. Parte de hacer cine es eso: lanzarse a una apuesta y no saber si vas a aterrizar con los pies sobre la tierra o si lo vas a aplastar. Ahora, ya que se terminó, como que lo recuerdo y lo gozo porque sientes que resolviste y sobreviviste todos esos desafíos.
En los créditos finales hay un agradecimiento muy especial para tu papá, quien es historiador. 499 parece un retrato de La Historia repartido en muñecas matrioska: Es la historia de la conquista, es la historia de la inmigración, es la historia de la violencia y es la historia de la humanidad. Sin embargo, ¿en qué forma 499 es la historia de Rodrigo Reyes?
Creo que es la historia de ese niño que acompañaba a su papá al Museo Nacional de Antropología o a Teotihuacán y mi padre tenía alumnos mucho mayores que yo pero me hablaba con la misma intensidad y la misma seriedad sobre la historia. Desde muy pequeño me empoderó para que yo pudiera tener ese diálogo crítico con la historia, de entender que la historia no es sólo entender las lecturas que nos dan, sino que hay que ser críticos, hay que indagar, hay que conectar. También este amor por la historia de México, que tenemos una historia muy dolorosa pero fascinante y riquísima; somos un país con una riqueza cultural impresionante y se manifiesta en nuestra historia y hay que celebrarla, a pesar de todos los dolores que nos han tocado vivir. Y también esta idea de que la historia tiene que servir para algo. ¿Por qué tú y yo estamos hablando del pasado? porque nos tiene que ser útil hoy en el presente, tiene que enseñarnos algo, tiene que ayudarnos a construir otro país o a resolver algunos de nuestros problemas. Como que ese es el lugar al que he llegado con esta película, de amar a la historia a pesar de todas estas complicaciones.
Imagina que un conquistador español viaja en el tiempo, aparece en nuestra época y usas películas para enseñarle cómo funciona nuestro presente. ¿Qué película usarías para hacerle entender al conquistador lo que significa México?
Esa es una pregunta bastante complicada. Yo creo que le mostraría una variedad de pelis. Por un lado le mostraría una película de cine clásico, de la época del cine de oro: yo soy muy fan de la trilogía de Nosotros los pobres, Ustedes los ricos… o una película de Cantinflas quizás para confundirlo. También un documental, de repente por allí algo hermoso como el trabajo de Tatiana Huezo (Tempestad) o quizás algo más lúdico y que celebre más la vida como Plaza de la Soledad (Dir. Maya Goded, 2016). Aunque sería tan bizarro, ¿no? Yo creo que el tipo regresaría a escribir una novela cervantina sobre este viaje a otro mundo lleno de incongruencias. Sería fascinante poder presentarle a la historia el presente y tratar de mejorar juntos.
499 se estrenó mundialmente en el Festival de cine de Tribeca 2020 (Premio a Mejor Fotografía) y ha desfilado por más de una decena de festivales, entre los que destacan Hot Docs (Premio Especial del Jurado), EBS International Documentary Festival (Premio Especial del Jurado) y el Festival Internacional de Cine de Morelia. La película formará parte de la sección “Ahora México” en la onceava edición del Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM), a realizarse del 18 al 28 de marzo de 2021, y cuyo horario pueden consultar aquí.
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