El cine documental en Tlaxcala: contar y unir historias

Por: Vianey Conde Salamanca (@vianyconde)
Si hablamos de Tlaxcala, lo último que se nos ocurriría mencionar es su participación en el cine nacional; a simple vista podría parecer que las películas tlaxcaltecas son inexistentes. El anuario del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) del 2019 señala que en el estado se rodó un largometraje y un cortometraje en ese año, y al hablar de educación cinematográfica, mucho menos figura en los primeros lugares.
Sin embargo, el cine en Tlaxcala ha existido a lo largo de la historia del cine en México. Una de las razones de la fuerza que va tomando es la llamada democratización del cine; la “facilidad” para acceder a medios con los que se puede realizar un cortometraje. A pesar de no contar con la licenciatura en cine, en este territorio algunos de los estudiantes de comunicación y carreras afines han elegido el audiovisual como un medio para desempeñarse. También, la apertura de tres escuelas de cine en Puebla ha motivado a más jóvenes tlaxcaltecas a elegir el séptimo arte como profesión. Si bien “la Cuna de la Nación” es el estado más pequeño del país, esto no es proporcional a las memorias que pueden ser contadas.
Y la forma más recurrente en la que se están contado tales historias es en documental. Cada año se realizan proyectos, que si bien no han sido apoyados por alguno de los extintos fideicomisos del IMCINE, los realizadores se han encontrado el camino para hacerlos realidad valiéndose de sus propios medios y de estímulos como el Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias (PACMYC) y el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA). Estos productos audiovisuales han servido para recordar personajes, rescatar tradiciones y mostrar realidades que son desconocidas para gran parte de la población.
Contla de Juan Cuamatzi es uno de los municipios que aún conserva muchas de sus tradiciones; el carnaval, la labor textil, el mole prieto y el Día de Muertos. Los documentales Senderos Amarillos (Oscar Netzahual, 2020) y En el Hilo del Tiempo (José Salvador Armas, Alan Peña y Eliud Vega, 2019) muestran, a través de testimonios de los habitantes, el pasado, el presente y cómo las costumbres han ido cambiando al incluir elementos de la modernidad.
Otro proyecto dedicado al documental, y el cual se conoce por su enfoque comunitario, es Callejón Tlaxcala, productora audiovisual fundada en 2016 por Uriel Flores. A partir de la impartición de talleres de cine en distintos municipios ha logrado revalorar particularidades de Tlaxcala, rescatar saberes tradicionales y dar a conocer formas de vida escondidas en la cotidianeidad. Además, el año pasado dieron inicio al cine itinerante Nochantsin con la proyección de documentales locales y nacionales a los vecinos de la comunidad de Muñoztla en Santa Ana Chiautempan con el fin de crear un espacio para la comunicación y organización entre los habitantes.
Así como el territorio tlaxcalteca es muy rico en su pasado y sus saberes ancestrales, de igual forma existen historias que reflejan su actualidad. El cineasta Miguel Minor se ha encargado de registrar la escena del rap, hip hop y graffiti en su proyecto Cypher Tlx. Inició en 2016, pero fue hasta el 2019 que se dio a conocer como un cortometraje. Este documental se situó en San Pablo del Monte y busca generar consciencia de algunos problemas sociales que aquejan al estado, como lo son la migración y la trata de personas. En palabras de Minor: “el arte transforma y te hace ser mejor persona”.
El cine no sólo es producir, muchas veces se olvida lo más importante: la exhibición. El mismo anuario del IMCINE indica que Tlaxcala es uno de los estados en donde menos se acude a las salas de cine. En este terreno se puede hablar del trabajo de la organización Central Doc, la cual ha realizado acciones para la formación de públicos de documental. Desde el 2016 el equipo dirigido por Ariadna Chávez lleva a cabo la Muestra Internacional de Cine Documental distribuida en varias partes del estado. Este evento ha permitido a los tlaxcaltecas acercarse a realidades tanto locales como de muchos rincones del mundo, además de ser un puente entre los cineastas y despertar la curiosidad del público por el quehacer cinematográfico.
Debido a la pandemia, talleres, rodajes y proyecciones quedaron cancelados, pero, también varios de ellos retomaron sus actividades vía online. Sin embargo, el documental tlaxcalteca existe y queda mucho por hacer para que pueda ser visto en el testo del país y el mundo, pero, sobre todo, para que los locales tengan acceso a ellas. Hace algunos meses se dio a conocer la creación de la Comunidad Cinematográfica de Tlaxcala (CCT), una gran oportunidad para que el gremio cinematográfico del estado se conozca y trabaje de forma colaborativa. Cada vez son más los proyectos que se quieren producir y exhibir, pero muchas veces parecen ser esfuerzos separados y desconocidos entre ellos.
La situación del cine en Tlaxcala impulsa a la reinvención y a una oportunidad para plantearse nuevas formas de educar y llegar al público. Se está demostrando que aun sin los apoyos del estado las historias están tomando forma.
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