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Pelé: el endeble intento por desacralizar a un ídolo

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Por: Eduardo Carrasco Díaz (@drfarabeuf)

En 1950, un hombre llora desconsolado frente a la radio. El crimen se ha cometido. El uruguayo Alcides Ghiggia ha vencido al portero Moacir Barbosa con un tiro fulminante para consumar una de las derrotas más doloras en la historia del fútbol. El “Maracanazo” ha dejado una huella imborrable que definirá el carácter colectivo de Brasil, que durante algunos años verá en su camino al éxito deportivo un autosabotaje inexplicable.

Pero regresemos al hombre con lágrimas. A unos cuantos pasos de él, su hijo lo observa. Al ver tanto dolor en su padre el niño sólo puede prometer grandes cosas. Es por eso que lo intenta tranquilizar, le dice que cuando él sea futbolista obtendrá el campeonato mundial para su país. Con el paso de los años, el pequeño se convertirá en el mayor ganador de trofeos Jules Rimet de la FIFA al conseguir tres (Suecia 58, Chile 62 y México 70). ¿El nombre de ese niño? Edson Arantes do Nascimiento: Pelé.

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De ese tipo de historias está formado uno de los más grandes mitos futbolísticos del siglo XX, quien ha sido considerado como el mejor jugador de todos los tiempos. La misma narrativa idealizada del hombre convertido en leyenda por sus hazañas es lo que se ve en el nuevo documental Pelé, producido por Netflix.

Dirigido por los británicos David Tryhorn y Ben Nicholas, la producción explora la vida del “Rey del fútbol” para retratar su ascenso meteórico y revelar cómo consiguió ganar los tres campeonatos del mundo. Con un gran trabajo de archivo audiovisual —el cual consistió en la revisión de 29 acervos documentales— somos testigos de las distintas vicisitudes que Pelé tuvo que afrontar como figura mediática. La cualidad del filme es que deja ver, de primera mano, los testimonios de los personajes que participaron como futbolistas en la época dorada del “Scratch du Oro”.

No obstante, la propuesta no logra eludir las trampas que impone el documental como pieza de investigación; aunque Pelé intenta exponer algunos pasajes oscuros de la carrera del futbolista brasileño, no termina por ahondar en los problemas que vivió como ídolo. Sus infidelidades, problemas personales o el racismo que vivió en Europa son apenas mencionados, más por obligación que por una intención de explicar las diferentes aristas que puede tener la vida de un individuo tan famoso.

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Algo en lo que sí se insiste mucho es en los acercamientos que “O Rei” tuvo con la dictadura de Emílio Garrastazu Médici, gobierno que ejerció cierto control en la selección “Verde-amarela” y vio en la figura de Pelé un símbolo para legitimar su poder en los años 70. En esta parte, la película sigue su perspectiva tibia al retratar la ambivalente relación que existe entre el futbol y el Estado, que utiliza a los jugadores (ídolos del pueblo) para sus fines políticos.

Los documentalistas preguntan de forma directa al protagonista si tenía conocimiento de las desapariciones que había en su país. El exjugador responde que sabía de algunos casos, pero, que nunca supo si toda la crueldad de la que se hablaba era verdad. La declaración se suma a otras que ponen al futbolista como alguien ingenuo que no podía salir de su individualismo (del cual debe disculparse) ni alejarse de lo que mejor hacía: jugar al balón.

Desde esta perspectiva, algo que se deja ver de forma implícita es la manera en cómo los individuos crean héroes simbólicos al transferirle sus aspiraciones al otro; tanto personas leales al gobierno brasileño y disidentes de la dictadura señalan lo que el exjugador sudamericano como figura pública tendría que haber sido. Para algunos, la postura política de Pelé significó doblegarse ante el poder, para otros haber realizado sus hazañas dentro del campo fue suficiente para inspirar a miles de personas, quienes necesitaban creer en la historia del hombre humilde que sale victorioso ante cualquier adversidad.

De cualquier manera, Pelé pone a debate el papel que deben jugar los futbolistas como personajes que inciden en la sociedad. Hecho que resulta valioso, el día de hoy, por los problemas de racismo que no dejan de estar presentes en el mundo del fútbol, donde claramente las figuras mediáticas de ese deporte pueden alzar la voz para que la desigualdad acabe.

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