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The Other Lamb: la rebelión contra un dios seductor | Crítica

the other lamb

 Irving Javier Martínez (@IrvingJavierMtz)

La joven Selah (Raffey Cassidy) es parte de una secta conformada únicamente por mujeres, quienes rinden culto a un líder llamado “El Pastor” (Michiel Huisman). Posterior a su primer “sangrado” (menstruación), la chica experimenta una especie de “desencanto” hacia el atractivo mesías y comienza a cuestionar los métodos de manipulación psicológica sobre el resto del “rebaño”.

¿Por qué la idea del Edén es tan atractiva? Małgorzata Szumowska regresa a los temas místicos para abordar el fanatismo y la misoginia, presentes en la mayoría de los cultos religiosos. Como primera incursión en el cine de habla inglesa, la película es burda y rebuscada, debido a su saturada estética. Al espectador promedio le parecerá una imitación del universo distópico de The Handmaid’s Tale, pero los diseños rojo y celeste de las “esposas y hermanas” tienen raíces más oscuras, asemejándose a las vestiduras de las monjas de la Histoire de Merlin (Poitiers 1450-1455); además, esos telares entramados –según la directora, inspirados en las instalaciones con hilos de lana de la artista Maria Lai– aportan un rollo medieval muy sugestivo.

Aunque en forma la película se sale de control (casi hasta la exageración), el mensaje es bastante potente. A Szumowska y C.S. McMullen (guionista) se les va la mano con el libre simbolismo; no obstante, la realizadora mantiene su enfoque firme en recrear la revolución femenina dentro de la secta, retornando al feminismo rudo de Elles (2011). La provocación más notoria a la iglesia católica es la apariencia de “El Pastor”; la caracterización del joven mesías se asemeja demasiado a la imagen clásica de Jesucristo: hombre delicado y amoroso con un persuasivo discurso de control de masas. Tal sensualización del predicador permite entender la crisis de identidad que experimenta la groupie Selah, quien ve desmoronarse de golpe la imagen idealizada de su líder.

Por otro lado, el feminismo en las películas de la directora no es plano ni 100% sororo (algo que le ha traído algunas controversias). En la secta de The Other Lamb existen los problemas obvios de la convivencia de un grupo de personas en cautiverio. Celos, rencillas y peleas llevan a la inminente separación de fracciones: algunas son fieles hasta la muerte y otras comienzan a dudar de su credo. Existe una escena interesante, donde Sarah (Denise Gough), la “Esposa Maldita”, llama al pastor por su nombre real (Michael), revelando al resto de chicas la dimensión terrenal del líder. En ese sentido, el guion de McMullen también reflexiona sobre las religiones creadas por hombres a partir de mitos totalizadores (sin cuestionamientos a la mundanidad y naturaleza de los dioses). Para asegurar la perduración de esos mitos, “El Pastor” aniquila cualquier huella de modernidad que corrompa la adoración ciega de sus seguidoras.

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El cine de Szumowska siempre ha abordado la importancia de los placebos emocionales (en sentido positivo y negativo), como el espiritismo en Cuerpo (2015) o el catolicismo en Mug (2018). La mirada religiosa en The Other Lamb es la más ancestral y siniestra, basada en el concepto de “temor a Dios”. En distintas postales (hermosas, pero algo repetitivas), se remarca el pánico de la protagonista a ser asesinada por “El Pastor”. Esta perspectiva simpatiza con el feminismo antes mencionado, ya que (históricamente) la mayoría de las religiones intentaron eliminar la idea de “matriarcado” y poder femenino (dentro de la misma jerarquía) a partir del exterminio o el sometimiento. El desenlace del filme es una carta generacional contra la supremacía masculina en el orden místico.   

Regresando al punto inicial, el largometraje tiene un discurso fuerte, pero en hechura tiene sus contras. El bajo presupuesto es bastante notorio y la trama cojea argumentalmente, como en todas las obras de Szumowska; pareciera que se dirige hacia un punto y eso jamás sucede. El montaje final es anticlimático y caótico, aminorando el impacto de las imágenes crudas; por ejemplo, en el final (la escena del río) se adelanta la sangrienta solución mediante innecesarias escenas-spoilers (presentes en el trailer). Esas decisiones “experimentales” (como incluir The Last Goodbye de The Kills) restan tensión a la atmósfera sugestiva y luminosa creada por Michal Englert.

El filme es una rareza en la línea de Vienen de noche (Trey Edward Shults, 2017), cine indie que vive de lo onírico de sus imágenes sin contenido sustancial (estética rentable para cierto público cultureta). No obstante, la simple presencia de Szumowska tras la cámara asegura la existencia de un trasfondo rico en dobles lecturas y digno de análisis profundos. Perdida entre los estrenos de streaming, The Other Lamb merece una oportunidad de reproducción sí o sí. 

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