Sociedad de consumo: ilegalidad y corrupción en los productos de tu día a día

Por: Citllalli Juárez (@citlallijuaarez)
“Consumismo desmedido” son descripciones recurrentes en los discursos de ambientalistas y activistas, o probablemente te remitan a tus conocidos antisistema cuando dan cátedra sobre el capitalismo y sus consecuencias. Pero, más allá de lo que se comenta en las platicas comunes, ¿cuál es la magnitud del consumismo desmedido? Y sobre todo, ¿qué sucede cuando nuestros productos de consumo diario encubren una serie de problemas como corrupción, delincuencia, ilegalidad y falta de ética en su forma de producción?
A través de cuatro episodios independientes de aproximadamente 55 minutos cada uno, Broken (o Sociedad de consumo en español) trata de responder a estas preguntas mediante un formato documental, acompañado de una investigación de inmersión que dejaría perplejo hasta al más escéptico.
Y es que una de las características especiales de esta serie es la forma en que se abordan las temáticas principales de cada episodio: se presenta un problema mediante el cual se desenmascaran prácticas ilegales y poco éticas por parte de grandes compañías, además de evidenciar un notorio problema sistémico en cada uno de ellos.
La serie desvela a empresas de varios países. En el caso de Estados Unidos exhibe la producción de maquillaje falso y sus riesgos para la salud, además del involucramiento de células delictivas en la venta de estos productos. También se aborda el reconocimiento del problema de salud pública que representa el uso de cigarrillos electrónicos por parte de estudiantes de secundaria, así como la poco ética unión entre una de las principales tabacaleras del mundo y uno de los más importantes fabricantes de cigarros electrónicos.
Del continente Europeo nos traslada a Suecia, donde conocemos la lucha de un pequeño grupo de padres contra los productores de muebles de conveniencia y baja calidad, ¿la causa? Sus hijos pequeños murieron después de que un mueble mal fabricado se les cayó encima. Tales muebles son fabricados con los mínimos requerimientos de seguridad y con material que se obtiene de manera ilegal, lo cual pone en riesgo cientos de ecosistemas alrededor del mundo.
El cierre de esta primera temporada es con un capítulo destinado a visibilizar la magnitud del problema que representa la producción de plásticos, la contaminación y los daños a la salud que causa una industria que no puede reciclar ni siquiera un cuarto de lo que produce. A su vez, expobe el control que tienen las empresas poderosas, como las que pertenecen a la industria petroquímica, en la política de Estados Unidos. Son estos detalles los que toman desprevenido al televidente y lo atrapan en una historia llena de factores inimaginables que le permiten comenzar una reflexión personal.
Sociedad de consumo aborda el problema desde la perspectiva de los afectados y la contrapone con la de los “causantes”, dándoles una oportunidad de réplica. Sin embargo, siempre manifiesta una postura evidente sobre ellos; desde comerciantes de maquillaje falso y abogados defensores de la industria petroquímica en Estados Unidos, hasta representantes de grandes trasnacionales como IKEA o la misma Comisión de Seguridad de Productos para el Consumidor de los Estados Unidos.
De esta manera logra exitosamente transmitir un mensaje importante: como consumidores debemos ser mucho más críticos con nuestras compras, ya que, además de acercarnos a un panorama de corrupción e ilegalidad en el cual se involucran grandes compañías e incluso los mismos gobiernos, la serie ofrece un proceso de reflexión y autocuestionamiento sobre las prácticas individuales perpetúan un sistema desentendido por el medio ambiente, el consumidor y por las cientas de comunidades a las que afecta.
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