Avengers Endgame: el gran evento complaciente

Avengers Endgame la más reciente película de los Estudios Marvel, ya rompió record mundial al recaudar más de 1,200 millones de dólares en su fin de semana de estreno. En México, la película no sólo ocupa el primer lugar en taquilla, sino que con una recaudación de 597 millones de pesos se ha colado al quinto lugar del top de países que representan el mejor mercado para esta producción.
A continuación cinco integrantes de Zoom F7 comparten su crítica a la película dirigida por Anthony y Joe Russo. ¿Es la mejor entrega del MCU? ¿Cuáles son sus virtudes cinematográficas?
Esta “conclusión” que causó controversia por la duración, lejos de establecerse como la máxima aventura que podían tener los idolatrados personajes, se percibe como una autorreferencia hiperexplicativa y tediosa de los 11 años de películas que hubo antes. Por necesidades contractuales -y supuestamente narrativas- de realizar una continuación a La Guerra del Infinito, esta resolución convertida a odisea de viajes temporales es inconsistente con las propias reglas que fija para construir su argumento, apelando siempre a la fidelidad de espectadores fanáticos.
La magnificación de Avengers: Endgame que hizo una extensa parte de la prensa estadounidense y el propio público, la convirtió más en un evento que en una película. Sus carencias y virtudes -como sus momentos conmovedores y las secuencias de pelea mejor ejecutadas que en casi todas sus antecesoras- apoyan esta idea, pues más que un relato adjetivado en pantalla, puede verse como la máxima representación de una mitología posmoderna que se necesitaba legitimar con una producción excesivamente larga y que constantemente recordara el largo proceso que hubo para concretarse. Curiosamente, después de ver Engueim, comienzo a valorar más Infinity War.
Tres horas de una película que deshace las 21 entregas previas, en la que lo más importante es darle su lugar a todos y a cada uno de los superhéroes de los que se tiene licencia. No podían faltar los obscenos deus ex machina que hacen avanzar forzadamente a la trama.
Lo rescatable es sin duda la batalla final. Un final que sabe a puntos suspensivos, porque ahora el MCU empieza una fase de consolidación en la cual el principal objetivo será, por supuesto, la recaudación insultante de dinero, basada principalmente en la creación de películas en serie que están bajo una fórmula. En fin, celebramos Avengers Endgame como un hito económico que no refuerza en lo absoluto a la cinematografía.
Los viajes en el tiempo –al menos cinematográficamente hablando– tienen una constante: provocan agujeros en la trama. Sobre esta premisa se construye la narrativa de la última entrega de Marvel. Y siguiendo la tradición, rompe con el propio universo y busca resolver el conflicto por medio de elementos sacados de la manga que carecen de sentido. La historia es posible sólo a través de situaciones aleatorias como una rata activando un dispositivo cuántico; así de improbable e inocente es la solución que da pie a toda la película.
Excesivamente larga encuentra su valor en la batalla final, sin embargo, las dos horas que nos conducen ahí replican una fórmula que no se arriesga a nada. Complaciente con los fans y ligera para los casuales, su manufactura es la de una superproducción sin ninguna propuesta y hecha para amasar millones. De entre todo el MCU es –a diferencia de Infinity War– una obra menor.
Durante meses se habló de lo que muchos consideran “El fenómeno cinematográfico” de los últimos años, sin embargo, su aporte e innovaciones en la industria no responde a las técnicas ni narrativas de los 21 títulos correspondientes a este universo. El valor recae en su capacidad de hacer funcionar un modelo de negocios, perfectamente planificado, de ganancias millonarias.
Avengers Endgame le pone punto final al universo centrado en las gemas del infinito, cuya falta de solidez en el guion, líneas temporales confusas y chistes malos en casi toda la trama no son pruebas suficientes para su fracaso en la taquilla mundial, al contrario, parece que Disney-Marvel encontraron la fórmula perfecta para conectar con el público menos exigente: historias menos elaboradas, pero eso sí, mucho fan service para ocultar la pobreza narrativa.
Mi crítica está dividida en dos vertientes: fan de los cómics y cinéfilo.
Fan: Por un lado odio lo que hicieron con personajes como Hulk y Thor. Antes de que me digan “ya tío, esto no son los cómics, siéntese”, señalo que lo sé: no estamos leyendo viñetas, pero si vas a desperdiciar de esa manera a dos personajes tan poderosos y complejos, mejor mátalos y ya. En general, para darle protagonismo a Cap y Iron Man, nerfearon a todo el universo. Eso sí, la batalla fue épica, llena de fan service y que me llevó a gritar de emoción en muchos momentos.
Como cinéfilo: fue una pésima película. Se tardó tanto en presentar otra vez a sus personajes para que funcionasen en esta nueva dinámica y se cargó las demás películas a su paso, todo para ser Iron Man-céntrica de nuevo. Hay contradicciones a lo establecido en toda la historia, save Martha para todos y obviamente #SinRataNoHayPelícula. El giro del Thanos del 2012 me pareció una buena decisión.
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