El complot mongol: una adaptación inconsistente

El complot mongol (Sebastián del Amo, 2019) más que conectar con las convenciones del cine negro, se debe a la fórmula comercial para el éxito en la pantalla mexicana: comedia simple y un reconocido elenco. Si algo es importante tener presente al hablar del director, es su interés por la cultura mexicana, lo cual no es un desacierto, el problema está en cómo intenta empatar, desde la vida del más destacado comediante del cine mexicano hasta una de las novelas más reconocidas de los años 60, con sus confusas e inconexas inquietudes cinematográficas.
La película mexicana está protagonizada por Damián Alcazar, quien interpreta a Filiberto García, un policía encubierto en la búsqueda del origen del complot planeado por chinos que supuestamente pretende asesinar al presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, en su próxima visita a México. Tres días antes, a Filiberto se le encarga la misión de utilizar sus contactos en la comunidad china del centro de la Ciudad de México, además de contar con el apoyo de un agente del FBI y de la KGB.
El primer acercamiento que tiene nuestro personaje principal es con Martita (Barbara Mori), una joven que despierta reacciones sexuales y sentimentales , cuyo propósito se verá reducido a ser la acompañante incondicional que fue rescatada por un héroe. Y es a partir de este punto cuando emergen los atropellos en el tono para terminar diluyéndose en una tragicomedia predecible en todo momento.
Temas como la soledad, la viciada política nacional e internacional, la desconfianza y el enamoramiento, se desprenden de una virtuosa construcción desde el guion y se muestran a partir de elementos meramente enunciativos, chistes burdos y de un protagonista que rompe la cuarta pared para guiarnos por el camino del posible complot mongol. Así, Sebastián del Amo termina desaprovechando una producción que con una clara dirección lograría sumergirnos en ese ambiente de misterio y tensión propia de lo policiaco, del noir y de lo que distingue a uno de los textos mexicanos fundamentales del género.
El tercer largometraje del cineasta egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) es una adaptación que despoja a los personajes de todo conflicto de carácter psicológico, de esos matices intimistas que en la novela de Rafael Bernal se yuxtaponen inteligentemente con una acertada construcción de intriga entre los tres agentes, el coronel y Rosendo del Valle.
Sebastián del Amo toma los mejores momentos de la obra original, presentándolos en una puesta en cámara poco ambiciosa que raya en lo invariable, y los conecta mediante resoluciones precipitadas para introducirnos en un conjunto de episodios en los que destacan la violencia y las habilidades para matar a sangre fría. ¡Pinches adaptaciones!
Nuestro comentario en Cine para todos
Leticia Arredondo
Cofundadora y editora de ZOOM F7. Escribo sobre cine y fotografía.
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