Bohemian Rhapsody: la biopic de Freddie Mercury

La figura de Freddie Mercury siempre ha sido controversial, pero sobre todo remonta a un verdadero rockstar, alguien que supo, junto a Queen, dominar por completo el escenario: desde la composición de canciones épicas como aquella que da nombre a la película, hasta el uso de vestimenta estrafalaria para las presentaciones. El legado de Freddie Mercury es sin duda innegablemente extraordinario.
En esta biopic, primero dirigida por Bryan Singer y después por Dexter Fletcher vemos la historia de Farrokh Bulsara desde la juventud; trabajando como maletero en un aeropuerto y cómo rompe con su vinculo familiar hasta convertirse en el front man de la banda llamada Smile, que después sería conocida por todos como Queen.
Paralelo a cómo conoce a su prometida Mary Austin, que a la postre se convertiría en su mejor amiga, se presenta la influencia que él tuvo en los procesos creativos de la banda, desde colocar monedas en la tarola hasta amplificar micrófonos con tubos de cartón para tener mejores efectos de voz.
La película es todo un viaje alrededor de Freddie, sus inseguridades (como el hecho de esconder su origen parsi para evitar burlas y ataques xenofóbicos) y lo que deriva a raíz de ciertas decisiones y de las de su equipo cercano, esto aunado a la exploración de su sexualidad.
Sin embargo, el guion se basa mucho en generar una especie de empatía con el personaje, pero no te enamoras de él por su conflicto o por sus demonios, te enamoras de él porque sabes que es Freddie Mercury, encarnado por Rami Malek, a quien hemos visto en la serie Mr. Robot y que tiene un gran parecido con el cantante; aquí se nota el gran trabajo en dirección, al lograr una coreografía prodigiosa que emula los pasos de Mercury en el escenario.
La película es entretenida, hay mucho rock y cuenta con una puesta en escena increíble. El parecido de los actores con los músicos y demás celebridades que estaban en el circulo de Queen también destaca, pero Bohemian Rhapsody cojea justo en el guion: va de arriba hacia abajo sin ninguna conclusión aparente a los conflictos que afectaban al cantante.
Quienes son fans de Queen saben cuál es la triste historia de Freddie Mercury y lo icónico de sus presentaciones, como los emblemáticos veinte minutos que tuvieron en Live Aid. En ese sentido el filme no ofrece más elementos o nuevas miradas narrativas, a diferencia de casos como el documental It Might Get Loud (Davis Guggenheim, 2009) en el cual mediante tres ópticas diferentes se plasma la emoción que es tocar la guitarra; o el celebrado documental de Martín Scorsese sobre la vida del compositor Bob Dylan, No Direction Home (2005) que nos lleva de la mano al estilo de Dylan sobre los pasajes importantes de su vida.
Lo extraordinario de Queen, la personalidad de Freddie y su impresionante registro vocal son temas recurrentes en Bohemian Rhapsody, pero no ahonda en otras dimensiones de nuestro personaje ni lo que sufrió con su terrible enfermedad; eso que caracterizaba a Freddie Mercury faltó en esta película biográfica.
Sebastián Ortiz
Comunicólogo que habala mucho y escribe (mal) sobre cine, música y ciencia ficción.
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