Annabelle 2, la creación

“Forgive me, Father, for I am about to sin”-Janice
En los cines todo el tiempo (o casi todo) se exhiben películas de terror. Estas aseguran varias salas de exhibición si el título es lo suficientemente rentable y cuenta con la cobertura publicitaria justa. Es uno de los géneros más producidos y más comerciales de la industria.
Aunque sabemos que los filmes del género dejan mucho que desear, seguimos asistiendo con la expectativa de encontrar algo que valga la pena, o al menos que sea diferente. Pero después de grandes realizaciones como El exorcista (1973) de William Friedkin, Carrie (1976) de Brian De Palma, Están entre nosotros (2004) de Banjong Pisanthanakun, Parkpoom Wongpoom, e incluso la miniserie de la pantalla chica que no nos dejó dormir cuando éramos niños, Eso (1990), no podemos enunciar en la actualidad una lista tan exitosa; la fórmula está por demás explorada, copiada y desgastada, la misma situación va mermando la visión que tenemos del género y muchas veces acaba con nuestras ganas de ver estas historias.
Después del estreno de El conjuro (2013), primer largometraje de la que se convertiría casi instantáneamente en franquicia, se programaron una serie de historias llevadas a cabo dentro del universo que planteó la primer entrega. Annabelle: la creación, es la precuela de esta serie que a pesar de no aportar nada nuevo a la pantalla grande, y mucho menos al género del terror, sí logra por lo menos superar a la terrible Conjuro 2 (2016) y a la primera Annabelle (2014).
Sin embargo, la premisa no deja de ser la misma, los clichés están a la orden del día y no pasa de ser una película entretenida que te hace brincar de tu asiento posiblemente por la simple experiencia de mirarla en la pantalla grande, pero que de ser vista en la comodidad de tu casa pierde el efecto por las condiciones que ofrecen el lugar.
Annabelle, la creación dirigida por David F. Sandberg y escrita por Gary Dauberman, explora el misterioso y oscuro inicio de la muñeca más terrorífica. El eje conductor del suspenso es la familia Mullins que ha perdido a su única hija, y ante tal desesperación, prometen hacer lo que sea necesario para volver a tener contacto con ella sin importar las consecuencias. Así, permiten que la muñeca sea poseída para poder estar cerca de la pequeña.
Los Mullins ofrecen su casa a las chicas de un orfanato. La pareja conformada por Esther y Samuel Mullins han decidido proporcionar su casa como estancia debido a la soledad que experimentan. Pronto las nuevas huéspedes descubren la recámara de Annabelle; prohibida por Samuel.
Janice es una chica con discapacidad, desde la primer noche comienza a vivir situaciones paranormales que poco entiende y que muy difícilmente puede contar a las demás y su incapacidad le prohíbe defenderse. La actividad paranormal comienza a ser más frecuente hasta que descubren la verdad de la familia Mullins y solo podrán salvarse si permanecen juntas.
De su convención narrativa, nada es nuevo, el uso de planos fijos e imágenes veloces para generar angustia y miedo son frecuentes en toda la franquicia. La fotografía también retoma la visión de las anteriores, claroscuros, rojos, colores cálidos y contrastes altos. El diseño de producción recrea la vida de los años cincuentas y sesentas, con los vestuarios, escenarios y detalles importantes en la trama.
En el guion parece que Dauberman pierde el suelo, y recurre a elementos que rompen la lógica de la película. Aun con sus tropiezos, cumple la función de asustarte y mantenerte pegado a tu asiento.
Fan Valdés
Pedagoga de formación pero cineasta por convicción, artista plástica en el tiempo libre.
Categorías