Planeta de los simios, La guerra

Simio no mata simio
-César
Con un título tan llamativo, y acostumbrados a los blockbusters, uno espera llegar a la sala de cine a ver golpes, estruendos y acción por doquier. Pero afortunadamente y superando toda expectativa, La guerra logra una historia más íntima y filosófica.
Desde tiempos memorables, los filósofos encargados de darles respuesta a los dilemas de la humanidad indagaban entre la bondad y la maldad de las personas, mientras Roussea decía que el hombre es bueno por naturaleza, Hobbes afirmaba lo contrario. La película retoma sensatamente este planteamiento y lo aborda desde los ojos de los simios, que han sufrido y han estado a merced del verdugo más poderoso: el hombre.
De la franquicia, esta entrega es a mi parecer la más profunda, sombría y cruel; aunque a través de los tres episodios se tratan temas políticos y éticos, La guerra más que ser una cinta bélica, explora la evolución de los simios y el retroceso de los humanos.
Reeves, el director, también a cargo de El amanecer del planeta de los simios (2014), deja una visión muy definida y plantea una lucha interna que desgastará al protagonista, asimismo muestra al mundo tal y como lo percibe César; triste y oscuro.
“Simio no mata simio”, su estandarte refleja la empatía por su prójimo y la idea de convivencia, algo que los humanos nunca han aprendido a hacer. Después del ataque de Koba en Dawn of the Planet of the Apes, la colonia de simios liderados por César es atacada en el bosque por militares de las fuerzas especiales al lado de algunos primates aliados que apoyaron a Koba en su intento por derrocar a César.
La guerra ha comenzado, el objetivo es aniquilar al líder de los primates y tras un golpe afortunado para los humanos, llegan hasta el fuerte de los simios. Ahí el coronel (Woody Harrelson) ataca sin piedad. En ese momento la psicología de César sufre un notable cambio, y contrario a sus ideales de paz, está dispuesto a encontrar la venganza que necesita y así comienza su odisea. Su lucha no solo física, sino interna lo llevan a un estado anímico en decadencia y es aquí donde la curva dramática del protagonista sufre uno de los cambios más abruptos de las tres entregas.
En esta batalla no solo hay hombres peleando con simios, sino también humanos peleando entre ellos y primates que se han aliado a la oposición y han roto el estandarte con el que César inició el movimiento.
El camino lleva invariablemente a un apocalipsis que sale del control de todo ser “pensante” y una amenaza más se suma a la tragedia, pues una nueva cepa de virus está acabando con la habilidad de los humanos para hablar. El retroceso al que está destinado el hombre es inminente, sus acciones pasadas están cobrando el precio más alto.
César se ve ahora más triste y acabado y parece que el ambiente ha absorbido su sobriedad y melancolía. El diseño de producción acompaña cada una de las etapas del protagonista, como si fuera una especie de conexión entre ambos.
La música compuesta por Michael Giacchino da poder a las secuencias de acción y baja el ánimo con la expresión desencajada de los simios al ver tanta destrucción.
En cuanto a la fotografía, Matt Reeves opta por planos fijos y movimientos de cámara sutiles, entre ellos travelings y close ups increíbles que dejan ver el sublime trabajo de los efectos visuales hechos por computadora que de hiperrealismo pecan.
El cast una vez más toca la cima con su performance y Andy Serkis vuelve a sorprender con su interpretación. Reeves hace que todos los departamentos giren en torno a su protagonista de una manera notable y bien ejecutada, la profundidad del guion y los demás elementos hacen sin lugar a dudas la mejor de la franquicia.
Fan Valdés
Pedagoga de formación pero cineasta por convicción, artista plástica en el tiempo libre.
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