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Ve gratis ‘El hombre que vio demasiado’, documental sobre Enrique Metinides

El hombre que vio demasiado, documental sobre Enrique Metinides

Por: Gerardo Herrera

Ver lo que tenemos delante de nuestras narices

requiere una lucha constante.

-George Orwell

Entre carcajadas y silencios el espectador goza de un documental de nota policiaca, El hombre que vio demasiado. Trisha Ziff, su directora, comenta que en ningún país se aprecia su obra como en México. El protagonista: Enrique Metinides, fotógrafo de La Prensa que gracias a sus particulares obsesiones construyó con el paso del tiempo una obra digna de galería. La película revela los detalles de la mente del artista a través de las anécdotas que éste cuenta a la cámara.

Metinides se abre paso lentamente en la cultura popular mexicana; su figura ha sido ya recreada en la obra de escritores como Bernardo Esquinca y es un referente obligado para todo aquél que desee emplearse en la llamada nota roja. El público descubre conforme avanza el documental la humildad de un hombre que no se aprecia como artista, ni como periodista. El montaje inquieto de la directora enseña otra peculiaridad: el protagonista sabe de memoria cada anécdota que acompaña a cada imagen, y narra ansioso con ilustre profundidad  ante una audiencia fascinada con la napoleónica figura.

Metinides también es un pretexto para abordar el oficio del fotógrafo; mediante él se reconstruyen acontecimientos, se accede a colegas en activo, se consulta a las víctimas y se muestra a los voluntarios de la Cruz Roja. Su voz pasa del soliloquio a un reparto multitudinario, una colectividad que representó en la imagen y que ahora trata de edificar al personaje.

Ve gratis El hombre que vio demasiado, documental sobre Enrique Metinides
Metinides, fallecido el 10 de mayo, fue notablemente influenciado por el cine de gángsters de la época, que mostraba persecuciones, balaceras y asesinatos. Si bien El hombre que vio demasiado no recrea el encuentro del artista con dicha cinematografía, sí lo reconstruye a partir de la notable banda sonora de Jacobo Lieberman, que remite a aquellas cintas que el fotógrafo resguarda en una vasta colección en su departamento.

Así, se devela el secreto de su estética: la del mirón. Un capítulo es dedicado a la curiosa fascinación de Enrique por capturar a los metiches que en el México de la época acudían a socorrer a los sobrevivientes o a contemplar los cadáveres. Uno de los aciertos de Trisha fue complementar las instantáneas con sonidos que remiten a su contenido; uno de los momentos climáticos es la narración del estallido de una pipa de gas, cuando nuestro héroe estuvo a punto de morir; el sonido estruendoso de la explosión es acompañado por la imagen, que irrumpe en la pantalla e impresiona al espectador.

De la comparación entre el fotógrafo retirado y sus colegas surge un dilema interesante. ¿Hacia dónde se dirige la prensa sensacionalista mexicana? ¿De dónde proviene la fascinación implícita por la carne mutilada y los encabezados irónicos? Entonces, interviene el extranjero, aquél que depositó la mirada en el hombre y lo encumbró como artista de galería. Las fotografías de Metinides deslumbran y conmueven a los europeos, que compran su obra para colecciones privadas. Pero no dan respuesta.

Ve El hombre que vio demasiado gratuitamente el 14 y 15 de mayo en la web de la Filmoteca UNAM 

DISPONIBLE EN TODO EL MUNDO

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