La momia meets misión imposible

Libera a los que marchan a la muerte;
salva a los que están por ser ejecutados.
Proverbio egipcio.
Los reboots están de moda, eso lo sabemos todos, pero qué mejor manera de llenar las taquillas que con una de las películas más reproducidas (recuerdo) durante los fines de semana en televisión nacional.
Un remake de La momia (1932) se estrenaba a finales de los noventa; su éxito fue inminente en las salas, recaudando cientos de millones de dólares alrededor del mundo, sin embargo la crítica la rechazó. Pero como los billetes valen más que la opinión de los expertos, comenzó así la franquicia que hasta el día de hoy sigue en el negocio.
Aventura, expediciones, dos historias cursis paralelas y egipcios regresando del más allá, son los ingredientes predominantes en estas realizaciones; fórmula efectiva para atraer a público joven y adulto, pero repetitiva en cada nueva entrega.
Definitivamente la crisis creativa no es un hecho aislado ni particular del filme en cuestión, pero sí una constante en el cine de nuestros días.
Esta vez se trata de una resurrección más, con los mismos conflictos y personajes interpretados sólo por actores diferentes, mostrando las mismas motivaciones y habilidades y los mismos villanos (o sea algo así como: es lo mismo pero no es igual) ¿será que a los escritores ya se les acabaron las ideas?
La momia se aferra a aquellas historias recicladas para trasladarlas al aquí y ahora. La mezcla entre Indiana jones y misión imposible no funciona ni convence.
La trama parte de un robo de antigüedades frustrado que encabeza Nick Morton (Tom Cruise) que lo lleva a descubrir una tumba egipcia llena de tesoros y maldiciones. La princesa Ahmanet fue enterrada en aquel lugar maldito, Morton, en un arranque instintivo y poco racional libera la tumba de la princesa egipcia y firma así su sentencia.
Perseguido por la mujer que ha traído de la muerte, experimenta situaciones inverosímiles que pecan de exageradas y que al espectador le parecerán absurdas. No las cree ni el más ingenuo.
Eso sí, cuando a la historia le conviene, muestran a un Nick un mortal, pero cuando no, es el todopoderoso que salva el día (algo así bien incongruente).
Jenny Halsel (Annabelle Wallis) es una antropóloga que ha dedicado su vida al estudio de la cultura egipcia y que trabaja para el mismísimo Dr. Jekyll (Russell Crowe) personaje algo ine
sperado pero que seguramente tomará relevancia en películas venideras. La investigadora sexy es el personaje pivote para la curva dramática de Morton y por supuesto su principal motivación.
Ahmanet (Sofia Boutella), la momia resucitada (y sexy también), es quien se ha llevado los reflectores y muchos ojos ya le han puesto encima. Es la villana de la historia que enferma de ira y venganza, clama traer a Seth, dios de la muerte, al mundo de los vivos con el propósito de gobernar e impregnar a la humanidad de maldad. El elegido para tal enmienda es Nick por liberarla de su tumba; y Ahmanet no descansará hasta cumplir su misión.
Zombies, tormentas de arena y aviones estrellándose forman parte de este nuevo comienzo en “Dark Universe” el nuevo universo cinematográfico de dioses y monstruos.
La cinta es en general entretenida, sus aciertos son la fotografía, que optó por las sombras duras y una escala cromática dirigida hacia los azules, a pesar de los cálidos del desierto. Pero no podemos decir que el cast es un punto a favor de esta realización pues no hay nada rescatable. Un Tom Cruise sin chiste como el que siempre vemos en las películas de acción, Annabelle Wallis nada memorable y Sofía Boutella con una actuación no brillante pero sí por encima de los demás protagonistas.
Por los efectos especiales, no hay muchos inconvenientes, sabemos que están ahí pero fueron acertadamente disfrazados con la fotografía. En general, es entretenida y buena opción para pasar el rato.
Fan Valdés
Pedagoga de formación pero cineasta por convicción, artista plástica en el tiempo libre.
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